Esperando la muerte del 't¨ªo Deng'
China afronta sin grandes miedos el final de una era pol¨ªtica
De un tiempo a esta parte, la consigna que m¨¢s se escucha de las autoridades chinas es "estabilidad" y dentro del partido, -unidad". Son palabras bals¨¢micas en el final de una etapa y en v¨ªsperas de-la sesi¨®n anual de la Asamblea Nacional Popular Parlamento chino-, que hoy inaugura sus trabajos de dos semanas con el informe sobre el estado de la, naci¨®n le¨ªdo por el primer ministro, L? Peng.La unidad dentro del PCCh es m¨¢s aparente que real. Los ritmos de la reforma vuelven a ser centro de discusi¨®n, y los esfuerzos por aglutinar posturas por parte del presidente y secretario general, Jiang Zem¨ªn, se mueven ' sobre un terreno proceloso de luchas internas. El que fuera alcalde y secretario regional del partido en Shanghai ha disfrutado de un periodo de rodaje de casi seis a?os. Nadie apostaba un c¨¦ntimo por este tecn¨®crata de 68 a?os cuando Deng lo nombra sucesor de Zhao Ziyang al frente del PCCh tras el aplastamiento del movimiento estudiantil en junio de 1989. Parad¨®jicamente, goza sobre el papel de un poder omn¨ªmodo, superior al que tuvieron Mao y Deng, porque a los cargos de jefe del Estado y secretario general del PCCh se suma el de presidente de la Comisi¨®n Militar Central, un ¨®rgano de enorme influencia -Deng lo conserv¨® hasta 1990-, que controla a las Fuerzas Armadas.
El final del invierno ya se palpa en Pek¨ªn, convertida m¨¢s que nunca en una inmensa cantera. Gr¨²as cada pocos centenares de metros en el centro y los suburbios principales de la gris y contaminada capital de China trabajan a ritmo fren¨¦tico en la construcci¨®n de gigantescos y modernos edificios que servir¨¢n de hoteles, oficinas - o viviendas. Son testimonio de que la reforma econ¨®mica emprendida hace 18 a?os sigue viva, con m¨¢s virulencia, si cabe, y con todas sus contradicciones evidentes. Su impulsor, Deng Xiaoping, 'alcanzado de lleno por la implacable ley natural de que la vida tiene sus l¨ªmites biol¨®gicos, se apaga lentamente a sus casi 91 a?os, ante la aparente indiferencia de la poblaci¨®n. Ya no es tab¨² hablar abiertamente del cercano final del t¨ªo Deng, como los chinos llaman al veterano dirigente. "Nadie puede ir en contra de las leyes de la naturaleza ni evitar que un anciano muera", declara Yan Quaxing, jefe de Pol¨ªtica Nacional del Diario del Pueblo, el ¨®rgano del Partido Comunista Chino (PCCh). "Pero se equivoca quien crea que despu¨¦s de Deng vendr¨¢ el caos. La pol¨ªtica de reformas est¨¢ bien consolidada y continuar¨¢ adelante", asegura Yan.Cinco a?os despu¨¦s de los grav¨ªsimos sucesos de Tiananmen, la nacion mas poblada del plan eta vive i¨ªnmersa en una enloquecida carrera hacia el desarrollo, con un ritmo de crecimiento econ¨®mico que el a?o pasado Reg¨® al 11,8% y con una previsi¨®n del 101/6 para el presente a?o. Pero con inquietantes indicadores de desestabilizaci¨®n, como son una inflaci¨®n descontrolada, un endeudamiento creciente, un parasitismo de las empresas p¨²blicas que sangra las arcas del Estado, un despunte del paro urbano, una disparidad de riqueza entre las provincias del interior y las costeras, una corrupci¨®n rampante, una fuerte lucha entre el Gobierno central y los locales y un ¨¦xodo rural hacia las poblaciones urbanas que est¨¢ provocando la marginaci¨®n y el aumento de la criminalidad y de la inseguridad ciudadana.
Sin embargo, nadie pone en duda que desde 1978 hasta hoy el nivel de vida ha mejorado notablemente. Aunque posiblemente no podr¨¢n decir lo mismo los 80 millones de personas que se calcula viven por debajo de los l¨ªmites de subsistencia, los 60 millones que circulan por el pa¨ªs en busca de un puesto de trabajo -generalmente los peores- ni los 120 millones que carecen de corriente el¨¦ctrica, cifras todas relativamente modestas si se tiene en cuenta que la poblaci¨®n de China ha llegado a principios de a?o a 1.200 millones de habitantes censados (el n¨²mero real puede ser superior). Y es la incontestable robustez econ¨®mica lo que hace que no sorprenda que los analistas locales y los medios diplom¨¢ticos y period¨ªsticos extranjeros coinc¨ªdan a la hora de considerar improbable, tras el fallecimiento de Deng, una revoluci¨®n que eche por tierra los ¨¦xitos de la reforma denguista. "A diferencia de lo que China ten¨ªa ante s¨ª en 1976 a la muerte de Mao Zedong, cuando no hab¨ªa ricos y los ingresos eran iguales para todos, ahora la inmensa mayor¨ªa se ha visto beneficiada por la econom¨ªa socialista de mercado y tiene mucho- que perder", opina el soci¨®logo Lu Jian Hua, del Instituto de Sociolog¨ªa de la Academia de Ciencias Sociales de China. "La poblaci¨®n est¨¢ desideologizada y su ¨²nico objetivo es el lucro. El Gobierno realiza una propaganda de amor a la patria y a la civilizaci¨®n espiritual, pero no tiene- reflejo en el comportamiento individual", confiesa Lu. Hoy m¨¢s que nunca brota en todas las acciones del pueblo chino el pragmatismo confuciano.
En los ¨²ltimos cinco a?os Pek¨ªn ha sufrido una fuerte transformaci¨®n urban¨ªstica con la construcci¨®n de avenidas de circunvalaci¨®n que permiten descongestionar el tr¨¢fico, colapsado por completo en las arterias' del centro por la proliferaci¨®n de autom¨®viles y taxis privados )japoneses, coreanos y alemanes),. autobuses y bicicletas. Los, carteles pol¨ªticos han sido sustituidos por anuncios luminosos de co?¨¢s franceses, ordenadores o televisores gigantes' japoneses, que transmiten un resumen del partido europeo entre el Barcelona y el Paris Saint-Germain. "Es como si quisieran convertirla en un nuevo Hong Kong", opina un residente espa?ol con m¨¢s de diez a?os de estancia en la ciudad. Inmensos centros comerciales de propiedad alemana, hoteles de l¨ªneas a¨¦reas suizas, tiendas de marcas famosas, cafeter¨ªas norteamericanas, etc¨¦tera. Todo el para¨ªso del consumo ha llegado a la capital. del antiguo imperio rojo. Por no faltar, hay mendigos que tiran del abrigo de uno en busca de limosna o pordioseros mutilados que, tumbados en la acera, agitan un mugriento platillo pidiendo un fen. Muchos forman parte de una banda organizada. "Hay que enriquecerse", jaleaba Deng Xiaoping en los inicios de la reforma.. Hoy, el presidente de la Rep¨²blica y secretario general del PCCh, Jiang Zemin, explica que la v¨ªa china es "un sistema donde algunos se enriquecen antes, pero que producir¨¢ m¨¢s tarde el enriquecimiento de los dem¨¢s".
Las costumbres se han relajado bastante. Las autoridades hacen la vista gorda ante la profusi¨®n de vendedores ambulantes sin licencia o incluso de una empresa familiar que improvisa en la acera a diario un restaurante a buen precio frente al rascacielos de oficinas del Centro Mundial Comercial de China. "Todo el pa¨ªs se ha puesto en venta" afirma el representante de un banco europeo. Los dazibaos (pancartas) pol¨ªticos han sido reemplazados por avisos sobre c¨®mo frenar la eyaculaci¨®n precoz o prevenir las enfermedades ven¨¦reas. No hay sida, y si lo hay no se dice. La prostituci¨®n abunda abiertamente, organizada en algunos casos por miembros del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Popular, as¨ª como la droga, controlada por organizaciones criminales locales o mafias internacionales como la japonesa. Despu¨¦s de tantos a?os de represi¨®n y de moralina mao¨ªsta, la poblaci¨®n ha descubierto el disfrute del sexo y las parejas se esfuerzan en lograr un m¨ªnimo de privacidad casi imposible dentro del hogar. Nacen tambi¨¦n restaurantes singulares donde al t¨¦rmino de la comida se imparte una te¨®rica sobre pr¨¢cticas sexuales y se entrega gratuitamente a los comensales un preservativo a la salida del establecimiento.
Estabilidad y unidad
El destino de Jiang, una vez desaparezca Deng, es incierto. Pocos creen que -continuar¨¢ acaparando sus tres cargos y piensan que se buscar¨¢ una soluci¨®n colegiada, a menos que estalle una fuerte batalla en torno a las responsabilidades pol¨ªticas por los sucesos de Tiananmen. "La ¨¦poca de l¨ªderes hist¨®ricos ha terminado en China. Ahora ha llegado lo que se llama la tercera generaci¨®n de dirigentes, integrada por pol¨ªticos tecn¨®cratas. El nuevo liderazgo ser¨¢ colegiado. Jiang no tiene carisma, pero se va consolidando poco a poco. Hasta 1997, a?o de la entrega de Hong Kong y de la celebraci¨®n del congreso del partido, habr¨¢ un reparto colegiado de funciones dentro del Gobierno, que pondr¨¢ el acento en la unidad del pa¨ªs, la recuperaci¨®n de la soberan¨ªa nacional y la futura reunificaci¨®n de Taiwan", pronostica un embajador occidental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.