El d¨ªa siguiente
LA DEVALUACI?N de la peseta no ha eliminado las tensiones sobre nuestra moneda ni sobre los restantes activos financieros denominados en pesetas. Los mercados no han asumido esa cuarta devaluaci¨®n como la soluci¨®n a los problemas que hoy tiene planteados este pa¨ªs y nuestra moneda perdi¨® ayer cerca de tres pesetas frente al marco. La incertidumbre pol¨ªtica agrava la mala posici¨®n de la peseta en medio de una tormenta monetaria internacional que est¨¢ originando un gigantesco desplazamiento de capitales hacia el marco y el yen.Es cierto que la acusada debilidad del d¨®lar sigue siendo un factor condicionante en la continuidad de la depreciaci¨®n de la peseta -y de otras monedas europeas no estrechamente vinculadas al ¨¢rea del marco alem¨¢n-, pero la moneda espa?ola sigue poniendo de manifiesto una prima de riesgo diferencial, como se expresa en la cotizaci¨®n de los t¨ªtulos de deuda p¨²blica en todos los plazos. De poco sirve, en estas circunstancias, la voluntad de las autoridades econ¨®micas espa?olas de llevar a cabo los procesos de privatizaci¨®n previstos o las reformas estructurales pendientes, tal como recomienda o impone el Comit¨¦ Monetario.
La prueba m¨¢s evidente de la influencia de las circunstancias pol¨ªticas en las actuales tensiones financieras es la insensibilidad con que los mercados recibieron en enero el anuncio, hecho por el ministro de Hacienda, de un ajuste adicional en el gasto p¨²blico apenas veinte d¨ªas despu¨¦s de ser aprobados por las Cortes los Presupuestos Generales del Estado.
A las circunstancias adversas con que iniciaron ayer la jornada los mercados hubo que a?adir la subida de los tipos de inter¨¦s a corto plazo. La elevaci¨®n del tipo de inyecci¨®n del Banco de Espa?a en medio punto provoc¨® su inmediata transmisi¨®n a los tipos de inter¨¦s preferenciales de algunos bancos comerciales. No es f¨¢cil comprender cu¨¢l es la pretensi¨®n del Banco de Espa?a con este movimiento. Si ha pretendido reforzar la peseta, cumpliendo literalmente el compromiso con el Comit¨¦ Monetario de apoyar "con todos los medios disponibles el tipo de cambio de la moneda", est¨¢ claro que el empe?o ha sido bald¨ªo.
Si el objetivo ha sido neutralizar las posibles tensiones inflacionistas derivadas de la depreciaci¨®n de la peseta, el movimiento puede resultar prematuro. Las condiciones en que se asienta la recuperaci¨®n espa?ola siguen poniendo de. manifiesto una t¨ªmida contribuci¨®n de la demanda de consumo privado, que es de donde podr¨ªan derivar fundamentalmente esas eventuales tensiones inflacionistas, tensiones que tampoco provendr¨¢n de improbables crecimientos salariales significativos. Ocurre adem¨¢s que la peseta se ha apreciado frente al d¨®lar, moneda de referencia para algunas de las m¨¢s significativas importaciones espa?olas, incluyendo el petr¨®leo.
La reacci¨®n del mercado burs¨¢til no parece anticipar mejores condiciones para los resultados empresariales. Aun cuando el nuevo tipo de cambio de la peseta podr¨ªa ser expresivo de mejores perspectivas para las empresas exportadoras y para la balanza tur¨ªstica espa?ola, el mercado de valores espa?ol parece haber asimilado como escenario probable las consecuencias adversas de esta tensi¨®n en los tipos de inter¨¦s y la continuidad del enrarecido clima pol¨ªtico.
El car¨¢cter provisional que atribu¨ªamos ayer a la devaluaci¨®n de la peseta se presenta hoy mucho m¨¢s acusado, una vez conocidas las reacciones de los mercados y el endurecimiento decidido por el Banco de Espa?a en los tipos. Si la inestabilidad persiste, el Gobierno ha de empezar a considerar actuaciones mucho m¨¢s decididas que neutralicen esa percepci¨®n de interinidad hoy dominante.
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