HB muerde la mano
LA DESCALIFICACI?N sin matices de los partidos democr¨¢ticos y la reafirmaci¨®n de que para que haya paz la mayor¨ªa debe plegarse a las exigencias de la minor¨ªa violenta. ?sta ha sido la respuesta de Herri Batasuna (HB) a la mano tendida por el nacionalismo democr¨¢tico en la primera jornada de la Conferencia por la Paz que se celebra en Bilbao bajo los auspicios de Elkarri. Este colectivo, nacido del entorno del nacionalismo radical, pero visto ahora con cierta desconfianza por los que actualmente dirigen al n¨²cleo duro abertzale, propugna una salida negociada al problema de la violencia. Los nacionalistas del PNV y EA hab¨ªan planteado la perspectiva de un nuevo consenso vasco que incluyera a HB, adelantando su disposici¨®n a realizar para ello concesiones pol¨ªticas. La respuesta de HB deja escaso margen para cualquier acuerdo.La civilizaci¨®n se inaugur¨® el d¨ªa en que alguien decidi¨® lanzar contra su enemigo un adjetivo en lugar de una flecha. En funci¨®n de ese principio, algunos partidos democr¨¢ticos vascos aceptaron discutir con HB sobre sus respectivas propuestas de pacificaci¨®n. Desde diferentes perspectivas, Izquierda Unida y Unidad Alavesa tambi¨¦n aceptaron participar en los debates. Tanto el PP como finalmente el PSOE rechazaron hacerlo por considerar que, mientras ETA no anuncie una tregua, cualquier iniciativa de ese tipo ser¨ªa interpretada por los violentos como una confirmaci¨®n de sus postulados.
No obstante, las cr¨ªticas de PSOE Y PP a los partidos participantes han sido moderadas. Seguramente porque no puede descartarse que de la confrontaci¨®n con otros puntos de vista resulte una cierta modulaci¨®n del soliloquio radical: algo que es condici¨®n para todo intento de desmilitarizaci¨®n de las conciencias de ese 15% de la poblaci¨®n vasca que- sigue: respaldando a ETA. El nacionalismo democr¨¢tico sostiene que si se quiere evitar el enquistamiento del problema es preciso tomar iniciativas: si ellos no se mueven, hag¨¢moslo nosotros.
Los partidos democr¨¢ticos vascos desean sinceramente el fin de la violencia, sin que las diferencias sobre la mejor forma de alcanzar ese fin permitan descalificar de entrada las iniciativas de cada uno de ellos en esa direcci¨®n. Son ETA y sus amigos los m¨¢s interesados en difuminar la frontera que, separa a los violentos de los dem¨®cratas. El problema es que tanto el PNV como EA plantean el desbloqueo de la situaci¨®n por la v¨ªa de asumir parte de los planteamientos de HB, comprometiendo as¨ª el consenso mayoritario existente en tomo al Estatuto. Poner en el mismo plano como obst¨¢culos para la paz la estrategia terrorista de ETA, por un lado, y el no reconocimiento de la autodeterminaci¨®n, por otro, como se hace en el documento presentado por el PNV, es algo m¨¢s que una concesi¨®n destinada a favorecer el di¨¢logo.
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