En funci¨®n del teatro

La minitemporada de ¨®pera del teatro de La Maestranza de Sevilla termin¨® con un espect¨¢culo muy esperanzador y definitorio de lo que puede ser el futuro pr¨®ximo de este teatro. En Cos¨¬ fan tutte, t¨ªtulo de una modernidad asombrosa y tanto m¨¢s sorprendente cuantas m¨¢s veces se escucha, preponder¨® la labor de conjunto frente a los valores individuales. La calidad de la orquesta y una excelente producci¨®n hicieron el resto. Con un reparto vocal discreto se consigui¨® que la m¨²sica llegase con naturalidad y fluidez a la sala. Y Mozart enamor¨® en Sevilla.La producci¨®n del teatro de la Monnaie de Bruselas, con Luc Bondy de director de escena y K. E. Herrmann como escen¨®grafo, data de 1984 y pertenece de lleno a la era Mortier de la capital belga. Ahora Bondy, procedente de la Skhaub¨¹hne de Berl¨ªn, donde sucedi¨® a Peter Stein, es uno de los directores m¨¢s importantes del firmamento oper¨ªstico. Este verano inaugurar¨¢ el Festival de Salzburgo con Las bodas de F¨ªgaro, y, sin ir m¨¢s lejos, su admirable Salom¨¦, de Strauss, se puede ver este mes de marzo en el Covent Garden de Londres. Desde 1989 se encarga Lucas Hemleb de la puesta a punto de las revisiones de este Cos¨¬ fan tutte.

Sencillez esc¨¦nica

Los elementos esc¨¦nicos no pueden ser m¨¢s sencillos. Un ciclorama con paisajes inspirados en cuadros de Skhinkel dos columnas blancas, un pajarito y una pict¨®rica gradaci¨®n de la luz que permite sentir el paso del tiempo en la loca jornada de la ¨®pera mozartiana. Sobre este marco de indudable belleza hay un admirable trabajo de actores, de ritmos, de composici¨®n de grupos, de caracterizaci¨®n de personajes. Se palpan los silencios, los estados de ¨¢nimo, el aire, el calor y la noche. Se sienten los paisajes del alma o esa curiosidad impertinente de que escribe con su habitual lucidez Jacobo Cortines en el programa de mano.

A la sensaci¨®n de verdad, de turbulencia, contribuy¨® la prestaci¨®n musical. Klaus Weise dirigi¨® con br¨ªo, con vitalidad. Su enfoque es teatral, y en ¨¦l la agitaci¨®n se alterna con el remanso. En los contrastes y en la quietud se luci¨® la estupenda Sinf¨®nica de Sevilla.

Hubo conjunci¨®n, criterio, orden y momentos de gran sensibilidad en el sexteto vocal. Y tambi¨¦n se percibieron insuficiencias. T. Ringholz (Fiordiligi) mostr¨® muchas limitaciones en sus dos arias (dificil¨ªsimas, por otra parte). Ton Krause, un veterano Don Alfonso, no mantuvo en todo momento una l¨ªnea impecable de afinaci¨®n. La rigidez de J. Cabero perjudic¨® en ocasiones la belleza de su voz. Luis ?lvarez se inclin¨® hacia la componente expresiva de su papel. Glolia Fabuel fue una chispeante Despina, y a Itxaro Mentxaka le falt¨® un punto de mordiente para redondear su Dorabella.

La temporada sevillana de ¨®pera termina, pues, en l¨ªnea ascendente. Con carencias, pero tambi¨¦n con el poso de un rodaje. El balance es m¨¢s que satisfactorio: un p¨²blico fiel y receptivo, una orquesta en plena forma, alguna producci¨®n de referencia y varios t¨ªtulos se?eros. No es poco. ?nicamente se echa de menos la sensaci¨®n de consolidaci¨®n y una mayor depuraci¨®n en la selecci¨®n vocal.