Sobre los ¨¢ngeles
Nada, que cog¨ª el metro en Las Musas, para inspirarme un poco, y cace una de esas conversaciones en las que oyes que te conciernen, aunque no sepas por qu¨¦. Eran un par de adolescentes, chico y chica, que iban hablando de los ¨¢ngeles. Ella ten¨ªa una boca grande, que se me aparece a veces en los sue?os, combinada con unos ojos peque?os, capaces, sin embargo, de triturar la realidad: una musa. ?l era delgado y p¨¢lido, como un arc¨¢ngel, aunque se mostraba esc¨¦ptico sobre la existencia de los esp¨ªritus. Ella se lo aclar¨® en seguida, con su boca:-Mira -le dijo-, los ¨¢ngeles no son m¨¢s que seres de otra civilizaci¨®n que se caracterizan por la ausencia de cuerpo, tampoco es tan dif¨ªcil de entender. O sea, que del mismo modo que nosotros hemos conseguido construir el alma desde la materia, a lo mejor ellos, desde el esp¨ªritu puro que son, han inventado el cuerpo. Imag¨ªnate que uno de estos esp¨ªritus un poco m¨¢s emprendedor que sus colegas estaba jugando un d¨ªa con un pedazo de energ¨ªa y de repente, izas!, la transform¨® en una gallina. "Co?o, un cuerpo", se dijo a s¨ª mismo con el mismo espanto que sufrimos nosotros cuando vemos un fantasma. A partir de ese instante los ¨¢ngeles se pusieron a jugar con la energ¨ªa y empezaron a sacar todo tipo de cuerpos, desde la lib¨¦lula al calamar, pasando por el pez martillo y la sardina.
-?Y por qu¨¦ tantos cuerpos? -pregunt¨® ¨¦l.
-No s¨¦, quiz¨¢ les gust¨® la idea de encarnarse, igual que a nosotros nos da a veces por elevarnos a las cimas inmateriales del esp¨ªritu: ah¨ª tienes a los m¨ªsticos. Quiz¨¢ el cuerpo sea la droga de los ¨¢ngeles. Pero los ¨¢ngeles son muy delicados y no pueden meterse en el primer cuerpo que inventan. As¨ª que seguramente est¨¢n experimentando para ver cu¨¢l es el que menos duele. F¨ªjate lo que hacen los fabricantes de autom¨®viles antes de comercializar un prototipo: lo someten a toda clase de pruebas. En Alemania han llegado a utilizar cad¨¢veres para comprobar cu¨¢l es el cintur¨®n de seguridad m¨¢s eficaz. As¨ª que met¨ªan a un muerto en un coche y lo estrellaban contra un muro para detectar las zonas d¨¦biles. Ahora lo han prohibido y ya s¨®lo trabajan con robots. Pues eso mismo es lo que est¨¢n haciendo los ¨¢ngeles con nosotros, ?comprendes? De ah¨ª que nos comamos unos cuerpos a otros, y que nos matemos, nos torturemos, y nos cacemos: porque alguien, los ¨¢ngeles sin duda, est¨¢n probando la dureza de las distintas formas corporales para dar con la m¨¢s ventajosa, y la m¨¢s f¨¢cil de comercializar entre ellos cuando se decidan por fin a legalizar la droga.
-?Y el hambre es tambi¨¦n para comprobar algo?
-Claro. Se trata de ver c¨®mo se comportan los cuerpos en situaciones extremas. No se van a encarnar en lo primero que pillen. Imag¨ªnate que se meten en un mosquito, por poner un ejemplo, y se los zampa un murci¨¦lago.
-O en un pececillo, y se los traga un calamar.
-Se extinguir¨ªan los ¨¢ngeles, con la cantidad de libros que hemos tenido que escribir para crearlos.
-Y con la cantidad de energ¨ªa que han tenido que consumir ellos para inventarnos a nosotros.
-Yo -a?adi¨® ¨¦l-, si fuera un ¨¢ngel, me encarnar¨ªa en el cuerpo de una gaviota, para ver el mar desde arriba.
-Pues yo -dijo ella- me encarnar¨ªa en un diablo de Tasmania; siempre me han gustado las bocas grandes y los dientes afilados.
Por mi parte pens¨¦ que me encarnar¨ªa en cualquier clase de mam¨ªfero peque?o digno de ser devorado por aquella boca grande que descendi¨® del metro a mi lado, sin mirarme, del brazo de aquel chico que parec¨ªa un ¨¢ngel. O un arc¨¢ngel.
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