Dos m¨¢quinas derriban en cinco horas el edificio 'tap¨®n' de Herrera Oria
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Dos gigantescas m¨¢quinas del Ayuntamiento de Madrid convirtieron ayer en realidad, en cinco horas, un viejo sue?o de los vecinos del distrito de Fuencarral: el derribo de un edificio de viviendas situado literalmente en medio de la calle del Cardenal Herrera Oria. El inmueble ocupaba seis n¨²meros de dicha calle, del 247 al 257, y constitu¨ªa, para el tr¨¢fico, un aut¨¦ntico cuello de botella de 110 metros de largo.
El edificio, que tuvo tres pisos de altura y aloj¨® 40 viviendas y 20 locales comerciales, llevaba cuatro a?os pr¨¢cticamente deshabitado y, seg¨²n cuentan los vecinos, en los ¨²ltimos tiempos se hab¨ªa convertido en pasto de las ratas.Los antiguos ocupantes, en su gran mayor¨ªa, viven desde 1990 realojados en modernos pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda, en un bloque situado a escasas manzanas de su antiguo emplazamiento. Uno de ellos, Teodomiro D¨ªaz, de 80 a?os, tomaba ayer una cerveza muy tranquilamente en un bar cercano ajeno al jaleo del derribo: "Me encanta que lo derriben; no me da ninguna pena, ahora vivo m¨¢s c¨®modo", comentaba.
El Ayuntamiento pag¨® por la expropiaci¨®n 400 millones de pesetas, 10 por vivienda. No todos estuvieron de acuerdo. Algunos propietarios de comercios se resist¨ªan a abandonarlo. El ¨²ltimo, un estanquero, dej¨® el local, tras un acuerdo econ¨®mico con el Ayuntamiento, a finales del pasado febero. Y 10 d¨ªas m¨¢s tarde -tres meses antes de las elecciones municipales- aparecieron los empleados del Ayuntamiento, los t¨¦cnicos, los obreros y los dos brazos articulados, que es como en rigor se llaman a esas m¨¢quinas encargadas de roer edificios a velocidad de v¨¦rtigo. ?stas, cada una por un lado del inmueble, tardaron menos de cinco horas en reducir a polvo y escombros esta construcci¨®n de 1.300 metros cuadrados por planta.
El derribo no s¨®lo beneficia a los conductores que transitan por Cardenal Herrera Oria y que desde la pr¨®xima semana disfrutar¨¢n de dos carriles m¨¢s en esa calle (aunque ayer tuvieron que soportar un fenomenal atasco debido a la operaci¨®n de derribo).
Chocolatada
Los m¨¢s contentos ayer eran, sin duda, los vecinos que habitan los. edificios pegados a la construcci¨®n derribada. La celebraron con una chocolatada a la que invitaron al alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, y al concejal del distrito, Miguel Mart¨ªn-Vela, quienes mostraron su satisfacci¨®n por el t¨¦rmino del proceso. Los vecinos disfrutar¨¢n de m¨¢s luz, de menos ratas y menos mosquitos. Adem¨¢s, ven cumplido algo que les prometieron hace m¨¢s de 10 a?os.
"Cuando yo vine aqu¨ª, hace 14 a?os, ya me dijeron que el edificio en cuesti¨®n lo iban a echar abajo en unos meses", confirma Mar¨ªa Dolores Santos, propietaria de una tienda pegada hasta ayer al edificio reducido a escombros.
"Han sido muchos a?os de pelea, pero en los ¨²ltimos tres meses es cuando m¨¢s hemos luchado: hemos achuchado al Ayuntamiento, hemos ido a plenos y nos han echado de all¨ª; les hemos metido prisa y, por fin, nos han hecho caso; era de justicia: en el edificio habitaban las ratas, las culebras, y era un pozo de basura", comentaba ayer Jes¨²s Manuel G¨¢lvez, otro de los vecinos. La visita del alcalde tambi¨¦n fue aprovechada para reclamar una boca de metro.
El espectacular derribo sac¨® al vecindario a las ventanas y a la calle, que, por un tiempo, se pobl¨® de repentinos especialistas en obras p¨²blicas, aficionados a la fotograf¨ªa y de alg¨²n que otro nost¨¢lgico. Entre los primeros, la discusi¨®n se centraba en cu¨¢l de las dos m¨¢quinas devoraba m¨¢s y mejor el edificio. Entre los ¨²ltimos se inclu¨ªa Alfonso S¨¢nchez, de 77 a?os, que, con una vieja fotograf¨ªa, contaba a quien quer¨ªa o¨ªrle que el inmueble se construy¨® a principio de los a?os cincuenta, cuando los alrededores se reduc¨ªan a un conjunto de descampados y huertas. "En un principio fue la residencia de la escolta de Franco", a?ad¨ªa.
Paquita C¨¢ceres, de 46 a?os, y 30 en el barrio, sentenci¨®, contradictoriamente: "Para el negocio de mi pensi¨®n viene bien, y para todo el barrio, pero toda la vida he visto el edificio ah¨ª, y me da mucha pena que lo derriben; estoy sufriendo toda la ma?ana de verlo tirar".
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