El Racing se da una fiesta ante el l¨ªder
El Madrid sufre su derrota m¨¢s abultada de la temporada ante un equipo plet¨®rico
JOS? S?MANO. El Madrid parti¨® con todos los elementos de cara. Sabiendo la derrota de sus dos perseguidores, salt¨® a una alfombra magn¨ªfica y con unas gradas engalanadas para tan insigne ocasi¨®n. Todo a punto para una fiesta. Conocido el fino talante madridista de esta temporada, s¨®lo restaba escrutar el comportamiento del rival, tocado por las bajas y atascado en el t¨²nel de la clasificaci¨®n. El Racing no rechaz¨® la invitaci¨®n. Sali¨® repleto de confeti, con un aire festivo impagable. Nadie hubiera podido recriminar la presencia de un conjunto acomplejado, timorato y r¨¢cano. En un suspiro el equipo c¨¢ntabro demostr¨® al l¨ªder que tambi¨¦n quer¨ªa bailar. Nada de patadones, ni faltas. Lejos de esposar a su rival por todo el terreno, el equipo de Vicente Miera acept¨® la apuesta. "T¨² tienes a Laudrup; yo tengo a Seti¨¦n". "A vosotros os viste Redondo, a nosotros Mutiu".
Con este gui¨®n Racing y Real Madrid brindaron un choque inmenso, lleno de buen gusto. Quiz¨¢ no perdure en la retina de alg¨²n academicista advenedizo y parlanch¨ªn, pero deber¨ªa encabezar un men¨² de etiqueta. El Madrid s¨®lo mostr¨® en Santander parte de su receta habitual: paciencia y orden. Le faltaron otros atributos: chispa, agresividad y una circulaci¨®n m¨¢s flu¨ªda. El l¨ªder jug¨® frente a un equipo que le dio espacios, oc¨¦anos para maniobrar sobre la moqueta. Pero lejos de encontrarse un equipo cabizbajo, de esos que dejan transcurrir los encuentros sin desviar la mirada del dorsal del contrario, se top¨® con un conjunto de cara. Los 36 a?os de Seti¨¦n ante el pitufo m¨¢s aventajado de la factor¨ªa disney -Laudrup- y el poder¨ªo africano de Mutiu frente al espejo sutil de Redondo. Entre todos trenzaron un libro de estilo en el eje del terreno, donde se cocina lo mejor y lo peor de este juego.
Seti¨¦n fue el encargado de desarmar la defensa lineal del Madrid. Experto y buen observador del f¨²tbol, el eterno capit¨¢n c¨¢ntabro busc¨® siempre las diagonales. Un pu?al cuando la defensa blanca bascula de izquierda a derecha. La faena de Seti¨¦n fue bien interpretada por sus compa?eros de vanguardia, que apuraron siempre los movimientos laterales. El Madrid soporto los primeros lances de la mano de Sanchis. Soberbio en los mano a mano, y en los cruces. Con un candado tan ex traordinario, el equipo de Valdano fue poco a poco engullen do al Racing. Redondo tom¨® el aire a Mutiu y Laudrup fue afinando el viol¨ªn. El dan¨¦s hizo sonar algunas notas; pero nun ca aparecieron sus mejores acordes.
El pulso de Redondo y el trabajo de Zamorano y Alfonso sobre los defensas c¨¢ntabros fue nivelando la partida. Con el Racing ligeramente m¨¢s atr¨¢s su juego de llegadas al ¨¢rea por sorpresa perdi¨® tonelaje. Me diado el primer tiempo, disfrut¨® el Madrid de su mejor periodo. Amavisca y Luis Enrique socavaron las bandas, y Zamorano comenz¨® a disparar. Un arranque furioso de Sanchis y tiqui-tiqui entre Laudrup y Amavisca fabricaron el gol del chileno. Un premio excesivo para el tibur¨®n, que a punto es tuvo de agigantar Alfonso pocos minutos despu¨¦s tras una falta lanzada por Zamorano.
Sorprendentemente, el Racing sigui¨® fiel a su manual. Toque abajo hasta que haya espacios. El horizonte siempre estuvo amenazador para el Madrid. Cab¨ªa pensar que con el paso del tiempo, el m¨¢s perjudicado por el marcador arrojara la toa lla. No fue as¨ª. El Racing creci¨® y creci¨®. Faltaba el bot¨ªn y emergi¨® el zar Radchenko. Su gol apag¨® al Madrid, excesiva mente confiado, muy contemplativo y con muy poco instinto asesino. Aup¨® al Racing al altar y trastoc¨® los papeles. Seti¨¦n sigui¨® moviendo la baraja, mientras que Laudrup ya estaba difuminado. Una brecha demasiado profunda para el l¨ªder. La magia del local m¨¢s ilustre soterr¨® al peor enemigo contrario, a la pieza m¨¢s fetichista del Madrid actual.
Ni siquiera con el partido en tablas, los de Miera se dieron un respiro. Retrocedieron un paso y fiaron su destino a un juego de r¨¦plica, a la contra. Eso s¨ª, sin malas artes, con la intenci¨®n m¨¢s brillante posible. Cuando el Madrid mostraba cierto letargo, el Racing puso el partido a mil por hora. Con Popov al frente de la m¨¢quina, superando en multitud de ocasiones a Quique, un seguro toda la temporada, que ayer termin¨® con una mueca en el cuello. Al igual que Lasa con Esteban Torre, un jugador para las mejores agendas.
Los dos latigazos locales tumbaron definitivamente al Madrid. Mandaron a Alfonso y Laudrup a la caseta y dejaron a los de Valdano sin capacidad de reacci¨®n. Con miles de palmas boca arriba poblando la tribuna -en demanda de una repetici¨®n de la fiesta anterior frente al Barcelona- el Racing culmin¨® un partido delirante, magn¨ªfico. Provoc¨® la tercera derrota madridista en la Liga y la m¨¢s abultada. Las dos anteriores -Gij¨®n y Zaragoza- fueron tilda das de injustas. Nadie tendr¨¢ dudas de su tr¨¢nsito por El Sardinero. Se estrell¨® con un equipo sutil, excelso, digno de un ep¨ªteto de oro.
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