El Madrid saca billete para la 'final four'
Sabonis y Arlauckas suman 105 tantos en la eliminatoria frente a la Cibona
Los hombres peque?os no pudieron con los hombres grandes. As¨ª pintaba esta eliminatoria, como si fuera un asunto biol¨®gico. El baloncesto tiene su particular ecosistema, a raz¨®n de juntar hombres grandes con hombres peque?os seg¨²n una tendencia natural al equilibrio. Si puestos en colisi¨®n un equipo resulta ser mucho menos alto que otro, surge otra tendencia igualmente natural por la cual uno procura abusar del otro. Del abuso al dominio, del dominio al intento de exterminio. El asunto acab¨® en un mal menor para el Cibona: simplemente, se resisti¨® al exterminio. Sabonis y Arlauckas camparon a sus anchas por la zona. Sumaron 51 tantos, el 62% de la producci¨®n del Madrid.Sabonis y Arlauckas llevaron a sus espaldas la responsabilidad de colocar al Madrid en la final four de Zaragoza. Era una opci¨®n un tanto primitiva pero muy tentadora a la vista de lo que la Cibona estaba capacitada para sacar al escenario: no m¨¢s de tres espigados aspirantes a pivot, de rostro ani?ado, actitud timorata y adem¨¢n asustadizo. Vamos, tres dulcecitos para el apetito de Sabonis y su lugarteniente. La tentaci¨®n result¨® ser tan irresistible, visto lo sucedido en Zagreb, que el Madrid se entreg¨® a ella. No hubo otra directriz que no pasara por descargar todo el juego bajo la canasta, donde ambos se hicieron due?os de la situaci¨®n. Tan sencillo fue que jugaron los 40 minutos y anotaron, en el total de la eliminatoria, 105 tantos.
Bajo este panorama, el espect¨¢culo fue algo desalentador. No hubo di¨¢logo. La Cibona entr¨® en un callej¨®n sin salida. Estaba obligada a buscar un resquicio, alg¨²n tipo de jugada a la que agarrarse para sobrevivir. No la encontr¨® y por una raz¨®n fundamental: sus j¨®venes jugadores est¨¢n demasiado tiernos. Ninguno de ellos es sobresaliente, lo que entendemos por aqu¨ª que es uno de esos croatas cuyo apellido ha de anotarse en la agenda. Ning¨²n Petrovic para ser exactos. Dotados de fundamentos, h¨¢biles con la pelota en las manos, sin despreciar la inteligencia natural de su estirpe, pero... buenos chicos al fin y al cabo. Limpios y educados. Sin veneno.
Y sin ant¨ªdoto, el partido transcurri¨® monocolor. Sabonis y Arlauckas fueron haci¨¦ndose un hueco cada vez m¨¢s c¨®modo. Un par de rebotes de Sabonis acabaron con la ventaja inicial de los croatas (29-28 al minuto 15). Un triple de Sabonis puso la primera piedra de la victoria (60-50 al minuto 28). En medio, Arlauckas remachaba la faena.
Si el Madrid no hubiera sido tan mon¨®tono, la cosa habr¨ªa acabado mucho antes. Pero, bien est¨¢ lo que bien acaba. Era un choque predeterminado: demasiados pivots chicos para tama?os hombres grandes.
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