Una bomba escondida en una mu?eca hiere de gravedad a dos ni?os gitanos en Pisa
Todo fue muy r¨¢pido. Los ni?os Emran Demirov, de tres a?os, y su hermana Sengul, de 13, gitanos procedentes de la antigua Yugoslavia, estaban, como siempre, cerca de la salida de la autopista que une Pisa con Florencia. En un sem¨¢foro. All¨ª, donde ronda el hambre, se aprovechan los atascos para ganarse unas liras limpiando los parabrisas de un cualquiera. Ayer fue distinto. Un automovilista, un desconocido se benefici¨® del ajetreo para pasar vilmente inadvertido. En vez de las monedas de siempre premi¨® a la ni?a de tez gitana con un inesperado regalo: una cajita con una mu?eca con cara de ¨¢ngel. Un sue?o para la pobre Sengul, poco acostumbrada a Pap¨¢ No?l. La mu?eca, una diab¨®lica trampa, conten¨ªa un explosivo casero que revent¨® el juguete y la inocencia nada m¨¢s rasgar el cart¨®n."Vi a mi hermana en el suelo, con las manos y los pies llenos de cortes y una astilla clavada cerca de la garganta; mi hermano [Emran] estaba con los ojos llenos de sangre", explic¨® Elvis, de 22 a?os, el hermano mayor, testigo de la tragedia. Sengul, quien abri¨® la ofrenda sin dudar, sufre graves heridas en ambas piernas y en las manos. En el hospital de Santa Clara ya le han amputado un antebrazo. Emran, su hermano de tres a?os, corre el riesgo de perder un ojo, seg¨²n dicen los m¨¦dicos que le atienden.
El Gobierno y las autoridades locales han reaccionado de inmediato. Con inusitada rapidez. Hay preocupaci¨®n. A¨²n est¨¢ reciente el atentado de Austria del 5 de febrero, con cuatro gitanos asesinados. Nadie duda de que se trata de otro atentado xen¨®fobo. "Un pa¨ªs civilizado como Italia no desea tener actos brutales de racismo en su territorio, especialmente cuando ¨¦stos abusan de la ingenuidad de los ni?os", declar¨® ayer el ministro de Asuntos de Familia, Adriano Assicini.
A finales de enero hubo un atentado similar. Un ni?o de cinco a?os, Matteo Salkanovic, result¨® herido por la explosi¨®n de un libro de cuentos de hadas que le fue regalado por un desaprensivo. Tambi¨¦n sucedi¨® en Pisa. La polic¨ªa detuvo a un sospechoso tres semanas despu¨¦s.
Las v¨ªctimas de este ¨²ltimo acto de barbarie son gitanos procedentes de Skopie, la capital de la Rep¨²blica ex yugoslava de Macedonia. La familia vive desde hace ocho a?os en un carromato junto a otras familias gitanas en un descampado pr¨®ximo a la carretera. En un gheto.
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