El fiscal acusa de asesinato a 10 hombres por la 'caza' y muerte a golpes de un inmigrante
Un estallido de violencia sacudi¨® el 2 de septiembre de 1990 la noche de Fuenlabrada. Eran 10 hombres a la caza de inmigrantes polacos. La batida consigui¨® su presa. Marek Gojzewski, de 23 a?os, fue alcanzado en su desesperada huida. Muri¨® a golpes. El fiscal, a partir de esta reconstrucci¨®n, acusa de asesinato a cada uno de los participantes -un total de 280 a?os de c¨¢rcel- y pide una indemnizaci¨®n de 20 millones de pesetas para la esposa y la hija de la v¨ªctima. La vista del caso se celebrar¨¢ el 27 de marzo en la Audiencia Provincial de Madrid.
Marek Gojzewski sali¨® a buscar diversi¨®n y encontr¨® la muerte. La madrugada del 2 de septiembre acudi¨® en compa?¨ªa de tres compatriotas al bar Disco-Sur, de Fuenlabrada (165.000 habitantes). Fueron expulsados, seg¨²n el relato fiscal, por carecer de suficiente dinero para pagar las consumiciones. En el exterior se encontraron con Francisco Berrocal Ref¨®lio, a la saz¨®n de 24 a?os; Antonio Gisbert Tom¨¢s, de 27, y Juan Antonio Sanz Pav¨®n, de 23. Cada uno iba acompa?ado por su novia. Discutieron con los polacos. Eran las cuatro de la madrugada.Berrocal entr¨® en el local para contar el incidente. Le sigui¨® hasta la calle un nutrido grupo. Salieron, a tenor del escrito de acusaci¨®n p¨²blica, Rafael P¨¦rez Herrera, de 27 a?os, armado con un palo, y Jes¨²s Blas Izcara, de 21, con un astil de hacha. Engrosaban la batida Francisco S¨¢nchez D¨¢vila, de 32 a?os; M¨¢ximo de la Hoz Segura, propietario del local, de 37 a?os; Demetrio Bueno Sanavia, camarero, de 37; el pinchadiscos Amado Eduardo Gordian Braun, de 24, y el portero Antonio Valent¨ªn Ben¨ªtek, de 26. Los que ya estaban fuera dejaron a la novias en el coche. Uno de ellos -Sanz Pav¨®n- aprovech¨® para hacerse con la barra del antirrobo.
En la calle de Suecia se reunieron todos. Se inici¨® la persecuci¨®n. "Unidos los procesados", destaca el fiscal, "por el com¨²n prop¨®sito de causar los mayores da?os f¨ªsicos posibles a los extranjeros".Los polacos huyeron. Cada uno en una direcci¨®n. Los perseguidores tambi¨¦n se dividieron: en un grupo quedaron P¨¦rez Herrera, Berrocal, Gisbert y Sanz Pav¨®n. Siguieron a Marek Gojzewski.
El polaco trat¨® de esconderse en uno de los soportales de la calle de Suecia, pero al ver que su intenci¨®n hab¨ªa sido descubierta, siempre seg¨²n el relato del fiscal, trat¨® de escapar, Rafael P¨¦rez Herrera le cort¨® el paso. Le lanz¨® un palo a las piernas. Marek cay¨® derribado. Al intentar incorporarse, Sanz Pav¨®n le golpe¨® en la cabeza con la barra antirrobo. El polaco se desmoron¨®. Indefenso, le llovieron las patadas y los pufletazos.
Un vecino de la calle de Londres, testigo del brutal ataque, describi¨® los hechos: "Fueron a matarle: le dieron patadas en la barriga y en la cabeza, luego le reventaron con palos, y, finalmente, uno le remat¨® d¨¢ndole de lleno en la cabeza con otro palo".
El fiscal, en su escrito de acusaci¨®n, recuerda que en el momento de la paliza el resto de los perseguidores se hab¨ªa congregado junto al grupo agresor. "Hab¨ªan observado c¨®mo daban alcance al perseguido y permanecieron a escasa distancia del lugar, apreciando y permitiendo estas agresiones", a?ade el fiscal.
Una vez terminada la paliza, los procesados dejaron al polaco tendido en el suelo, a¨²n con vida. Nadie le prest¨® ayuda. Salieron en busca, siempre seg¨²n el ministerio p¨²blico, de los otros polacos. Quer¨ªan continuar con las agresiones. No encontraron a ninguno m¨¢s.
Durante1a batida, seg¨²n otros testimonios, se toparon con la propietaria de un bar que increp¨® a los agresores dici¨¦ndoles que no huyeran y que dieran la cara.
La pol¨ªc¨ªa lleg¨® al lugar alertada por una llamada an¨®nima. Marek agonizaba sobre el suelo, apenas a 20 metros de la vivienda que compart¨ªa con otros siete compatriotas. El inmigrante fue trasladado al hospital Severo Ochoa. Ingreso cad¨¢ver. El golpe con la barra antirrobo fue la causa directa del fallecimiento.
Las detenciones no se hicieron esperar. En menos de una semana los supuestos agresores fueron' capturados. El Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 se hizo cargo de la investigaci¨®n.
El crimen horroriz¨® a Fuenlabrada. La colonia polaca, de unos 400 ciudadanos, no hab¨ªa tenido hasta entonces problemas en la localidad.
Gojzewski, como tantos otros, hab¨ªa emigrado de su pueblo natal -Malvirk- en busca de un futuro mejor. En su tierra dej¨® esposa y una hija de cuatro a?os. Cuando encontr¨® la muerte no hac¨ªa un mes que se hab¨ªa asentado en Espa?a. Sin trabajo fijo, limpiaba coches para ganarse los cuartos.
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