Emoci¨®n contra tradici¨®n
Las m¨¢ximas competiciones de motociclismo y automovilismo pugnan por la audiencia y los patrocinadores
Se observan, se estudian y se comparan. Se envidian mutuamente porque tienen objetivos similares. La f¨®rmula 1 y el Mundial de motociclismo conviven en un teatro reducido, el del deporte-negocio-espect¨¢culo, en el que compiten por las audiencias y los patrocinadores. Est¨¢n en juego 500 millones de telespectadores en m¨¢s de cien pa¨ªses y miles de millones de pesetas.La F-1 y el Mundial de motos son las referencias ¨²ltimas de los deportes del motor. Ninguna otra especialidad les hace sombra por ahora. Ni el Dakar, ni los rallies, ni el off-shore -motona¨²tica- La batalla por la primac¨ªa la disputan en exclusiva. Y cada vez es m¨¢s cerrada, pues las motos han recortado ¨²ltimamente la ventaja de los coches ganando para su causa lo que ¨¦stos han ido perdiendo.
Las dos disciplinas presentan argumentos que avalan sus candidaturas. Cada una posee cosas que la otra anhela, que la otra suspira por tener. Se miran siempre de reojo.
Emoci¨®n es el sello de las motos. Inter¨¦s, competitividad. Ah¨ª est¨¢ su ventaja. Los grandes premios no conocen el aburrimiento, las carreras se deciden por diferencias ¨ªnfimas y cada domingo hay una veintena de pilotos con opciones de ganar en las tres categor¨ªas. Todo eso es lo que m¨¢s envidia la F1.
Envidia mutua
"?0jal¨¢ nuestras carreras fueran as¨ª de vibrantes!", ha llegado a decir el presidente de la Federaci¨®n Internacional del Autom¨®vil (FIA), el ingl¨¦s Max Mosley, hastiado de asistir a la monoton¨ªa y la rutina de unos grandes premios en los que algunas veces no se produce ni un solo adelantamiento.
Su espect¨¢culo, la F-1, se sustenta en dos pilares: una s¨®lida tradici¨®n y el poder de los fabricantes de coches. Dos pilares que a?oran y que potencian los rectores del Mundial de motos. Por eso han buscado en los ¨²ltimos tiempos un mayor acercamiento a las marcas, en su mayor¨ªa japonesas, aunque nunca tendr¨¢n las posibilidades de un mundo en el que convergen los intereses de Peugeot, Renault, Ford, Mercedes, Yamaha y el grupo Fiat representado por Ferrari.
El lujo tambi¨¦n est¨¢ a favor de la F-1, una disciplina que viaja desde hace d¨¦cadas rodeada de dinero, alta sociedad y relaciones p¨²blicas. Incluso su nombre es una ventaja. F¨®rmula 1 es una denominaci¨®n clara, corta, contundente y conocida. Las motos' est¨¢n en pleno proceso de b¨²squeda de esa identificaci¨®n, paralelo a su crecimiento. Empezaron m¨¢s tarde su desarrollo y los coches todav¨ªa les llevan ventaja en algunos aspectos.
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