21 muertos, entre ellos tres belgas, en nuevos choques ¨¦tnicos en Burundi
El goteo de muertes se ha convertido en una costumbre en Burundi. Pero el pasado domingo las esquirlas de la violencia inter¨¦tnica alcanzaron por primera vez a ciudadanos europeos, en este caso tres belgas. Desde el pasado domingo, al menos 21 personas han perdido la vida en diversos enfrentamientos en Bujumbura, la capital, y en sus alrededores. Mientras que B¨¦lgica, la antigua colonia, descarta por el momento una evacuaci¨®n de sus 900 nacionales que viven en Burundi, Madrid ha exhortado a los casi 50 espa?oles que est¨¢n en la misma situaci¨®n a que vuelvan a casa. El Ej¨¦rcito, integrado en su, 99% por tutsis, la etnia minoritaria en el pa¨ªs, patrullaba ayer las calles de Bujumbura.
El estruendo de las armas autom¨¢ticas y el estallido de las granadas volvi¨® a apoderarse ayer de las calles de la capital de este agitado pa¨ªs africano, un d¨ªa despu¨¦s de la muerte, en una emboscada, de tres ciudadanos belgas y dos militares burundeses. Centenares de soldados patrullaban ayer las calles de Bujumbura.La aver¨ªa de uno de los tres veh¨ªculos que regresaban a Bujumbura el pasado domingo despu¨¦s de participar en un evento deportivo se convirti¨® en un percance fatal. Los autom¨®viles fueron tiroteados a las 19.30 horas del domingo (una hora menos en la Espa?a peninsular) por un grupo armado, a unos 10 kil¨®metros de Bujumbura. Corinne Salle, esposa del mexicano Guillermo Pe?a Acua?a, y su hija Victoria Pe?a, de cuatro a?os, ambas ciudadanas belgas, murieron en la emboscada. Perdieron tambi¨¦n la vida el ciudadano belga Etienne Waltzingek y dos soldados del Gobierno.
La peque?a caravana fue tiroteada sin previo aviso, asegur¨® ayer en un comunicado el ministro belga de Asuntos Exteriores, Frank Vandenbroucke. Para el representante especial de la ONU en Bujumbura, Ahmedu Uld Abdal¨¢, el hecho de que los ciudadanos belgas se encontraran en la trayectoria de las balas se debi¨® a una "coincidencia", aunque alg¨²n ciudadano belga residente en la capital burundesa, que exig¨ª¨® el anonimato, declar¨® que se trataba de "un ataque deliberado".
Juan Fern¨¢ndez, m¨¦dico espa?ol que trabaja en Bubanza, a 40 kil¨®metros al norte de Bujumbura, confes¨® ayer que no cree que hubiera un m¨®vil antieuropeo en el ataque del domingo, y que por su parte no ha percibido ninguna animadversi¨®n hacia los blancos en las ¨²ltimas semanas. Fern¨¢ndez se?al¨® que a pesar de haber vuelto a recibir hace una semana la exhortaci¨®n del Ministerio de Asuntos Exteriores para que abandonara el pa¨ªs, al igual que los cerca de 50 espa?oles que viven en Burundi, en ning¨²n momento se han planteado volver a Espa?a.
Enfrentamientos entre miembros de la etnia hutu (85% de la poblaci¨®n) y la tutsi (15%, pero con el control absoluto del Ej¨¦rcito) brotaron ayer en el mercado central de la capital del pa¨ªs. Al menos cuatro personas murieron apedreadas en los enfrentamientos.
La sombra de lo ocurrido el pasado a?o en Ruanda, donde perdieron la vida un mill¨®n de personas, en su mayor¨ªa miembros de la minor¨ªa tutsi, planea sobre el diminuto pa¨ªs africano. El asesinato, en octubre de 1993, de Melchior Ndadaye, el primer presidente hutu de la historia de Burundi y el primero elegido en unas elecciones democr¨¢ticas, desat¨® una oleada de matanzas que a pesar de provocar cerca de 50.000 muertos obtuvo pobre eco en Occidente. La violencia no ha cesado desde entonces y la limpieza ¨¦tnica se ha extendido como una fiebre 'por las colinas de este pa¨ªs vecino de Ruanda y alimentado por una misma fuerza explosiva. En abril del a?o pasado, el sustituto de Ndadaye al frente del pa¨ªs, Cyprien Ntaryamira, encontr¨® la muerte en Kigali. Viajaba en el mismo avi¨®n que el presidente ruand¨¦s, Juvenal Habyarimana.
Desde entonces, el dif¨ªcil equilibrio de poder entre la mayor¨ªa hutu, que controla a duras penas el poder pol¨ªtico, y la minor¨ªa tutsi, que domina el Ej¨¦rcito, no ha encontrado una semana libre de sangre en Burundi.
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