Una piscina con el vestuario embargado
"Este se?or [Pinto Font¨¢n] nunca termina nada; all¨ª donde se mete deja a todo el mundo empatanado", se quejaba el viernes una vecina de Las Terrazas, mientras miraba con desesperaci¨®n el estado de la piscina, con varios palmos de agua mugrienta. " Y mire, esta otra", ironizaba, se?alando a la de los ni?os; "aunque parece de juguete, es la fastuosa piscina infantil que nos prometieron". Los afectados pueden entender, con una gran dosis de esfuerzo, que las piscinas no se ajusten a las dimensiones y formas prometidas, que alguien cambiase las condiciones del pr¨¦stamo hipotecario en perjuicio de ellos..., pero son incapaces de asimilar que los vestuarios de ambas piscinas est¨¦n embargados por una entidad bancaria y no puedan utilizarlos. "Ahora mismo", cuenta un vecino, "La Caixa tiene embargado un 80% de la urbanizaci¨®n, y Cajamadrid, un 20%". Los ¨²nicos que se escapan de los embargos -y tambi¨¦n a los subasteros- son los vecinos que pagan religiosamente sus hipotecas. El ¨²nico c¨¦sped que hay en la urbanizaci¨®n es el que han plantado ellos mismos, con el dinero de sus bolsillos, dicen.
Cuando un grupo de vecinos -los que con su querella han dado lugar a las diligencias judiciales- de cidi¨® acudir a los tribu nales ante el retraso de las obras, las otrora frecuentes visitas de Pinto Font¨¢n a Las Terrazas desaparecieron."Y cada vez que ¨ªbamos a reclamar a Cea Berm¨²dez (donde ten¨ªa su sede la sociedad Aravaca Somosaguas, una "perfecta desconocida", seg¨²n la define el juez en su reciente auto), "hab¨ªa gente distinta; los responsables y sus secretarias cambiaban continua mente", se?ala esta afectada. El desencuentro lleg¨® al extremo de que s¨®lo ve¨ªan a Pinto Font¨¢n los domingos en misa, cuando comulgaba. Se da la circunstancia de que en una de las 50 casas habitables de Las Terrazas vive M. G¨®mez Pinto, hija del constructor. Una de las 25 vecinas que residen all¨ª asegura que Josefina Talavera, esposa del constructor, suele acercarse algunas tardes a la urbanizaci¨®n para recoger a su hija. Pero casi nunca entra en recinto. "Al parecer, se llaman antes por tel¨¦fono y quedan en la acera de enfrente; ella, ni se baja del veh¨ªculo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.