El regreso de la muerte
Lamento discrepar una vez m¨¢s. Hablar en este caso del "brillante servicio" policial constituye simplemente una profanaci¨®n. Estamos ante el horror de la muerte, con unos culpables a¨²n sin nombre que merecen verse incluidos en la larga lista de enemigos de la humanidad que ha producido nuestro siglo. Despu¨¦s de 12 a?os de ocultaci¨®n, los muertos est¨¢n ah¨ª, frente a nosotros, y s¨®lo cabe extraer una conclusi¨®n: la exigencia inexorable de esclarecer a fondo el caso GAL, tanto desde las instancias judiciales como desde las pol¨ªticas. No hacerlo es apootar por la destrucci¨®n de la democracia y por la puesta en cuesti¨®n del propio Estado espa?ol.Es un momento de clarificaci¨®n. Nadie debe dar la espalda a este crimen odioso, del mismo modo que nadie debi¨® dar la espalda al asesinato de Gregorio Ord¨®?ez hace dos meses sent¨¢ndose a negociar como si tal cosa sobre hipot¨¦ticas paces e hipot¨¦ticas autodeterminaciones con aquellos que justificaron pol¨ªticamente el asesinato. Una vez m¨¢s quedan al descubierto las responsabilidades no s¨®lo del Gobierno, sino tambi¨¦n del PNV de Arzalluz. En Madrid, sus portavoces hacen alardes de sensibilidad y observaciones llenas de buen sentido. Pero en Euskadi ponen en marcha una operaci¨®n que da la raz¨®n al sistema ETA, haciendo de un atentado mortal el detonador para la puesta en marcha de una negociaci¨®n en el propio terreno de HB, mientras en el Congreso el PNV contribuye a bloquear la entrada en funcionamiento de comisiones de investigaci¨®n para esclarecer la trama de los GAL.
El hecho es que ni la sociedad vasca ni la sociedad espa?ola en su conjunto pueden seguir envueltas en una atm¨®sfera de sangre y de corrupci¨®n. Y por lo que toca a los GAL, la salida es bien simple. En primer t¨¦rmino, la colaboraci¨®n del Ministerio del Interior para que efectivamente los jueces dispongan de todos los datos. En segundo, fin del cerco puesto a las actuaciones judiciales. Y en tercero, establecimiento de una comisi¨®n parlamentaria cuyas investigaciones esclarezcan todo el proceso de actos delictivos que acompa?a al caso GAL y publicaci¨®n inmediata de este an¨¢lisis para que la sociedad espa?ola conozca por boca de sus representantes qu¨¦ es lo sucedido efectivamente. Es una labor de an¨¢lisis y explicaci¨®n que aqu¨ª y ahora resulta imprescindible. Si nuestros parlamentarios no saben c¨®mo hacer esto, que lean lo realizado por sus colegas italianos sobre la Mafia o la Camorra, donde no faltan datos que ponen en tela de juicio el comportamiento de ministros, jefes de polic¨ªa o responsables de servicios secretos. Puede y debe hacerse, aunque esperar esto del grupo parlamentario del PSOE, y de sus dignos asociados de CiU y PNV, sea tanto como pedirle peras al olmo. Para eso est¨¢ el Parlamento. No para establecer responsabilidades penales, pero s¨ª para profundizar en unos problemas de cuya resoluci¨®n depende aqu¨ª y ahora tanto el Estado de derecho como la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Sin olvidar el efecto demoledor que esta tr¨¢gica confusi¨®n puede estar produciendo en los dem¨®cratas vascos.
En fin, clarificaci¨®n y responsabilidades. El ex ministro Jos¨¦ Barrionuevo est¨¢ en su derecho de protegerse ante eventuales acciones judiciales tanto con su silencio como al conservar la condici¨®n de diputado. Pero lo que es justificable desde el punto de vista de los derechos individuales no lo es desde una responsabilidad pol¨ªtica. Como no tiene sentido su permanencia en el grupo parlamentario, que aparece as¨ª como corresponsable de las tropel¨ªas que pudo cometer o autorizar uno de sus miembros. Si Barrionuevo es inocente, p¨®ngase sin escudo a disposici¨®n de la justicia. Ni el PSOE ni la democracia tienen por qu¨¦ pagar la factura pol¨ªtica de este crimen.
Ep¨ªlogo. Gonz¨¢lez condena el "execrable crimen" y respalda "el buen hacer" de Barrionuevo. Lecturas posibles: misterio inescrutable o confesi¨®n de culpabilidad.
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