Campo de batalla

Las ¨¦pocas que preceden a las elecciones municipales suelen ser peligrosas para los ciudadanos de a pie a causa de la fiebre que, de repente, suele atacar a nuestros ediles, los cuales convierten unas calles que hab¨ªan olvidado durante cuatro a?os en su campo de batalla.En las de Madrid ha comenzado a aparecer, cual hongos de primavera, un conjunto de espantosos objetos de gran tama?o (al parecer, los llaman mobiliario urbano) fabricados con plastiquillo imitando metal. ?Dicen que son 1.572!

Son unos enormes chirimbolos cil¨ªndricos (paneles informativos) que han colocado en todos aquellos lugares en los que m¨¢s pod¨ªan estorbar.

As¨ª, los de las esquinas dificultan enormemente la visi¨®n de los conductores que tienen que torcer, y los situados en mitad de las aceras suponen un nuevo obst¨¢culo a sortear por los atribulados peatones, que suficiente tarea tienen con sortear mierdas de perro.

Por si esto fuera poco, han a?adido unos nuevos contenedores para recoger pilas bot¨®n, tambi¨¦n de un tama?o desproporcionado y en los lugares igualmente m¨¢s inoportunos.

Tambi¨¦n, unos absurdos cartelones junto a las bocas del metro que nos indican que por ah¨ª podemos entrar, cosa que ya sab¨ªamos por los primitivos indicadores (sabemos leer).

Me viene a la memoria la terrible campa?a que mont¨® la derechona cuando el entonces Ayuntamiento socialista coloc¨® unas discretas y bonitas farolas en la Puerta del Sol que finalmente tuvieron que retirar y sustituir por otras m¨¢s saineteras.

Lo de ahora no tiene ni comparaci¨®n y demuestra a las claras el espantoso mal gusto del actual equipo de gobierno.

S¨®lo por eso merecer¨ªan perder las elecciones.-