El plan hidrol¨®gico reducir¨¢ los trasvases a los regad¨ªos por falta de rentabilidad

El volumen de trasvases previsto en el anteproyecto del Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) se reducir¨¢ notablemente, seg¨²n se desprende del avance de los estudios qu¨¦ realiza el Ministerio de Agricultura sobre regad¨ªos. El equipo actual de este departamento ha dado un giro radical en los planteamientos sobre la demanda del sector agr¨ªcola, que consume el 80% del agua disponible en Espa?a. Las previsiones cifraban en 3.768 millones de metros c¨²bicos el agua trasvasable para el horizonte del a?o 2012. Pero las perspectivas del mercado agr¨ªcola espa?ol en el contexto mundial rebajan esa cantidad en la medida en que los nuevos regad¨ªos no podr¨¢n rentabilizar las inversiones que exige ponerlos en marcha.

El punto de partida es claro. Si durante los ¨²ltimos cincuenta a?os no se han podido dotar de instalaciones de riego las 311.000 hect¨¢reas declaradas de inter¨¦s nacional (23 zonas) hace d¨¦cadas, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ provisionar superficies adicionales. Sin ir m¨¢s lejos, muchos regad¨ªos del bajo Guadalquivir se mantienen inoperantes porque carecen de agua, y probablemente seguir¨¢n as¨ª, ya que nunca la tendr¨¢n.La falta de agua en determinadas regiones no es el ¨²nico freno a la expansi¨®n de regad¨ªos. El equipo del ministro de Agricultura, Luis Atienza, practica una cultura radicalmente distinta de la de sus predecesores. La informaci¨®n trasladada desde las cuencas hidrogr¨¢ficas sobre las demandas de agua para elaborar el PHN evaluaba las necesidades de nuevos regad¨ªos para los pr¨®ximos 20 a?os en 1,2 millones de hect¨¢reas. "Vamos a pedir mucho para que nos den aunque sea la mitad", era la filosof¨ªa de hace un par de a?os.

Desde el Ministerio de Agricultura se dieron por buenas estas cantidades. Vicente Albero, el secretario de Estado que lanz¨® el PHN y luego accedi¨® a la titularidad del Ministerio de Agricultura, sosten¨ªa la idea de que cualquier cultivo que reciba un riego, por peque?o que sea, aumenta la rentabilidad de los agricultores. En su opini¨®n, esta f¨®rmula permitir¨ªa incrementar un poco las rentas de los labradores y contribuir¨ªa a frenar el abandono de las tierras y asentar a la poblaci¨®n rural.

Inversi¨®n sin sentido

La filosof¨ªa del equipo actual del ministerio difiere sustancialmente. Tanto el secretario general de Estructuras Agrarias y presidente del IRYDA, Carlos Ti¨®, como el director general de Infraestructuras, Jos¨¦ Ram¨®n L¨®pez Pardo, sostienen que, dada la orientaci¨®n de la pol¨ªtica agraria de la Uni¨®n Europea y la del GATT, con la liberalizaci¨®n de los mercados mundiales que conlleva, por mucho que se riegue, los cultivos de determinadas regiones nunca ser¨¢n competitivos. Carece de sentido invertir miles de millones en instalaciones de riego con ese fin.

Esas inversiones ser¨ªan m¨¢s ¨²tiles si se dedicaran a modernizar los regad¨ªos existentes. El ahorro de agua liberado se utilizar¨ªa para nuevos regad¨ªos m¨¢s competitivos o para el abastecimiento de las poblaciones donde no lo tienen garantizado.

La decisi¨®n del Parlamento de exigir un plan de regad¨ªos, junto al PHN, se ve con muy buenos ojos en en el Ministerio de Agricultura, departamento que apenas present¨® en su d¨ªa alegaciones a dicho plan. Esta exigencia supone retrasar el PHN, pero permite al nuevo equipo de Luis Atienza elaborar un plan de regad¨ªos y adelantar otro sobre la modernizaci¨®n de los existentes, muchos de los cuales desaprovechan o pierden por sus viejos canales m¨¢s del 50% del agua que reciben. "La modernizaci¨®n para ahorrar agua es posible en la medida en que es un punto de acuerdo no cuestionado por el Gobierno ni por la oposici¨®n", afirma L¨®pez Pardo.

Carlos Ti¨® y L¨®pez Pardo sostienen que los criterios de colonizaci¨®n generalista aplicados en la d¨¦cada de los cincuenta y sesenta pertenecen a la historia. Lo importante ahora es aplicar estrategias singulares para cada zona, ya que no es comparable un regad¨ªo de Extremadura con otro del Levante; pero m¨¢s importante a¨²n es consolidar la econom¨ªa rural, que no tiene por qu¨¦ realizarse necesariamente mediante el regad¨ªo. "La riqueza debe buscarse en otros usos menos contaminantes y costosos, como la gesti¨®n del paisaje, los bosques, el turismo rural, el desarrollo sostenible...", insiste L¨®pez Pardo.

Establecer prioridades

En este contexto, la calificaci¨®n de nuevas zonas regables ser¨¢ muy restrictiva. Tendr¨¢ en cuenta un escenario temporal corto (cinco a?os), su viabilidad, las posibilidades de generar empleo y la eficiencia agroindustrial en el contexto local y regional.

?Quiere eso decir que los trasvases son innecesarios? "No tenemos ninguna prevenci¨®n en contra de los trasvases de agua a zonas con d¨¦ficit cr¨®nico, con una agricultura muy competitiva como el sureste; pero hay que establecer una jerarquizaci¨®n de prioridades y agotar todos los recursos disponibles en la mejora de la eficiencia, como la reutilizaci¨®n de aguas residuales, la desalaci¨®n... El trasvase es una posibilidad para consolidar econom¨ªas existentes, pero su coste nunca debe condicionar o limitar la expansi¨®n de las zonas excedentarias".

L¨®pez Pardo, aragon¨¦s e ingeniero rural, asegura que su discurso est¨¢ "muy empaquetado, muy claro; tendr¨¢n que reconocer, si se quiere ahorrar agua, que somos los actores principales. Nuestro portagonismo en la gesti¨®n del agua tiene que ser creciente".