Una torre con vocaci¨®n de exceso
La Torre de Madrid naci¨® con vocaci¨®n de exceso. Los hermanos Otamendi -Juli¨¢n, arquitecto, y Jos¨¦ Mar¨ªa, ingeniero- quisieron provocar admiraci¨®n con su construcci¨®n. Y lo consiguieron: 124 metros de altura, lo que le hizo ostentar el letrero de edificio m¨¢s alto del mundo de estructura de hormig¨®n; 1.500 ventanas; 12 ascensores...El inmueble incluye un cine que despu¨¦s de permanecer cerrado durante a?os pas¨® a ser una tienda de discos y despu¨¦s una discoteca. Tambi¨¦n tiene numerosos locales y dos cafeter¨ªas, una en la planta 32? -la antigua Casa Regional de Cantabria- y otra en la 14?. Metrovacesa opt¨® por cerrar ambas.
La gente de fuera de Madrid llegaba de excursi¨®n a la ciudad para admirar las obras. Fue la atalaya de Madrid, pero no tard¨® en ser desbancada por las generaciones de edificios de acero levantados en Azca y en la Castellana. A las vistas desde sus terrazas, sin embargo, raramente pueden salirle competidores.
El edificio corri¨® el riesgo de desbancar al viaducto como lugar preferido de los madrile?os para suicidarse. Al menos cuatro personas se tiraron desde las terrazas de la torre.
?nicamente cinco vecinos la habitan. Son sus incondicionales. Con ellos no pudo el abandono del edificio, las aver¨ªas y el progresivo deterioro de la plaza de Espa?a y aleda?os.
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