Un chal¨¦ a 124 metros de altura
El escritor Fernando D¨ªaz Plaja y su esposa, Aid¨¦e, son la memoria de la Torre de Madrid. El lo tuvo muy claro desde que inauguraron el rascacielos en 1957. "Quiero vivir en el piso m¨¢s alto de ese edificio". Hasta ese momento ocupaba una habitaci¨®n en el vecino Edificio Espa?a, as¨ª que sigui¨® la construcci¨®n de la torre casi paso a paso. La pareja ocupa el piso 34 y disfruta de la terraza m¨¢s privilegiada de la ciudad. Divisan d¨®nde comienza y d¨®nde muere Madrid. Incluso ven los campos llanos que quedan al sur, el Cerro de los ?ngeles, Guadarrama al completo.La casa es como un chal¨¦, pero a 124 metros de altura. Todo son ventanales que dejan ver las plantas y ¨¢rboles que Aim¨¦e plant¨® con mimo a su llegada a la torre. Ellos dicen que no es un sitio elegante para vivir, pero la terraza no la cambian por un chal¨¦ aut¨¦ntico en la Moraleja.
Fernando y Aim¨¦e le dan la bienvenida a las obras de rehabilitaci¨®n. "Ya era hora", dice ella, "porque la torre se estaba estropeando much¨ªsimo".
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