M¨¢s trap¨ªo que los toros de Valencia
Los novillos de ayer en Las Ventas luc¨ªan m¨¢s trap¨ªo que los toros de las figuras en Valencia. ?Es l¨®gico? El mundo al rev¨¦s, el cuento de la buena pipa la caraba en bicicleta. Los novillos, que salieron en Madrid ten¨ªan, por a?adidura, pitones, y bien astifinos a mayor abundamiento. Lo que no pudieron ver los aficionados valencianos ni en pintura. Uno solo de los novillos de ayer en Madrid, mostraba m¨¢s desarrolladas y buidas cornamentas que una corrida entera de las que les sacaron a las figuras en Valencia, adem¨¢s fofa, ruinosa y pegando tumbos.Los tumbos: en eso se igualaron a los toros valencianos algunos de los novillos de la tarde dominguera madrile?a. Aunque no, exactamente, pues al contrario de lo que les pasaba a los toros de las figuras en la fallera feria, la mayor parte de aquellos novillotes se rehac¨ªan pronto y embest¨ªan con encastada agresividad a picadores, banderilleros y muleteros; o sea, a la cuadrilla completa.
Vergara / Ortega, Moreno, Gil
Novillos de Hermanos Vergara, con trap¨ªo, armados y astifinos, encastados, varios inv¨¢lidos.Jos¨¦ Ortega: estocada ladeada a un tiempo (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); pinchazo, estocada contraria, rueda de peones y descabello; se le perdon¨® un aviso (palmas y tambi¨¦n protestas cuando saluda). Jos¨¦ Luis Moreno, de Dos Torres (C¨®rdoba): media trasera (palmas); pinchazo, otro hondo y descabello (aplausos y tambi¨¦n protestas cuando saluda). Gil Belmonte, de Algechas (C¨¢diz): cuatro pinchazos, rueda de peones, descabello -aviso- y tres descabellos (silencio); estocada, cuatro descabellos y se tumba el novillo (silencio). Los dos ¨²ltimos, nuevos en esta plaza. Plaza de Las Ventas, 26 de marzo. Dos tercios de entrada.
No hab¨ªa lugar, por tanto, a levantarlos tirando del rabo, tal cual ocurri¨® todas las tardes en la pintoresca feria valenciana, ni a rascarles los pelillos del lomete con la afilada puyita, ni a prenderles banderillas mimosas, ni a darles el derechazo tonto y luego salir corriendo o el pase listo de la tortilla aceitosa, cual acaec¨ªa en Valencia tambi¨¦n.
No era s¨®lo el ganado lo que marcaba la diferencia. El p¨²blico era muy distinto. El valen ciano se pasaba la tarde gritan do ol¨¦¨¦¨¦ (con mucha insistencia en la ¨¦¨¦¨¦), en tanto el madrile?o presenciaba circunspecto los aconteceres del ruedo. ?Quiere decirse que el p¨²blico madrile?o da el car¨¢cter noruego y le circula horchata por las venas? ?O acaso es que los novilleros toreaban peor que las meritadas figuras? Pues no; negativo: a lo primero y a lo segundo. Al p¨²blico madrile?o le suced¨ªa lo de siempre y es que est¨¢ curado de espantos, lleva ya muchas corridas presenciadas a lo largo de su vida, no va a los toros s¨®lo porque es feria y queman fallas, y silbaba lo malo, y aplaud¨ªa lo bueno, y la vulgaridad manifiesta ora le pon¨ªa de los nervios ora le dejaba indiferente.
De esta manera apercibi¨® y dijo ol¨¦ (sin eternizarse en la ¨¦) cuando Jos¨¦ Luis Moreno luc¨ªa su buen corte torero cargando la suerte y ligando redondos, mientras en ocasi¨®n de darles tablas a sus novillos extenuados y querenciosos, le dedicaba m¨²sica de viento. Jale¨® las chicuelinas, los derechazos abierto el comp¨¢s y alg¨²n natural de Jos¨¦ Ortega interpretando el toreo seg¨²n los c¨¢nones y le afe¨® los alivios con el pico cada vez que se produjeron. Otorg¨® cr¨¦ditos a la buena t¨¦cnica de Gil Belmonte en el manejo del capote y la muleta, y se los retir¨® al apreciar su mediocridad estil¨ªstica, su escasa templanza y su impericia en el manejo del acero. En definitiva, remiti¨® a futuras comparecencias el examen definitivo de los tres espadas.
As¨ª fue siempre la fiesta: aut¨¦ntica en el ruedo porque all¨ª se hac¨ªa presente el toro, cr¨ªtica en el tendido ya que lo ocupaban aficionados. Dentro de lo posible esto ¨²ltimo, naturalmente, pues los partidismos de cualquier laya, con sus pasiones afectivas y sus arbitrarias antipat¨ªas adulteran los juicios. Por el contrario, la fiesta que quieren imponer y est¨¢n fraguando las figuras, sus apoderados, un sector empresarial de lamentable incompetencia, facciones ¨¢ulicas de baja estofa, es un astroso espect¨¢culo donde sale el toro sin presencia ni potencia, mutiladas las astas, podrido por dentro, y se deja hacer moner¨ªas en un ambiente de triunfalismo desaforado aprovechando que el p¨²blico asistente, de toros y toreo no tiene ni la m¨¢s remota idea. Es lo que ocurri¨® en Valencia y seguir¨¢ perpetr¨¢ndose en la mayor parte de las ferias, si alguien no pone coto. O dicho en m¨¢s correctas palabras: si la Virgen no hace un milagro.
Babelia
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