El fiscal pide penas de c¨¢rcel para 18 adeptos de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa
La Fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid solicita provisionalmente, fuertes penas de c¨¢rcel para 18 miembros de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa en Espa?a. La fiscal¨ªa cree que estas personas cometieron 13 delitos. La pena de c¨¢rcel m¨¢s alta -cerca de 30 a?os de prisi¨®n- la formula contra Hebert Jentzsch, l¨ªder mundial de esta organizaci¨®n. Para los dem¨¢s, las penas var¨ªan. Una de ellas es de ocho a?os por detenci¨®n ilegal. El juicio se celebrar¨¢ dentro de varios meses en la Audiencia de Madrid.
El escrito de acusaci¨®n, que ocupa cerca de 80 folios, detalla la! actividades presuntamente delictivas que han desarrollado en Espa?a los dirigentes de una organizaci¨®n que, seg¨²n el fiscal, utiliza como tapadera la religi¨®n, aunque sus fines reales son "b¨¢sicamente lucrativos". Es decir, "ganar dinero, y cuanto m¨¢s, mejor" subraya el fiscal.Los delitos que ha descubierto el fiscal son los siguientes: asociaci¨®n il¨ªcita, contra la libertad y seguridad en el trabajo, la salud p¨²blica, defraudaci¨®n a Hacienda, amenazas, intrusismo profesional, usurpaci¨®n de funciones, detenci¨®n ilegal de personas, lesiones, denuncia falsa, coacciones y simulaci¨®n de delito.
El fiscal arremete con dureza en su escrito contra la Iglesia de la Cienciolog¨ªa: "Su falta de escr¨²pulos es de tal grado que incluso muchas de sus actividades il¨ªcitas aparecen regladas" en una especie de c¨®digo ¨¦tico que contiene humillantes castigos para sus infractores. Habla, entre otras vejaciones, del llamado lavado de cerebro que se hac¨ªa a los miembros de la organizaci¨®n indisciplinados. Consist¨ªa en encerrarles durante d¨ªas en una habitaci¨®n sin comer ni dormir, y bajo intimidaciones. El fiscal se?ala que Cienciolog¨ªa utilizaba el llamado test de personalidad para captar adeptos. Efectuada la prueba, lo habitual era hallaren el usuario alg¨²n problemas f¨ªsico o ps¨ªquico, y garantizarle su curaci¨®n si se somet¨ªa a determinados cursos, muy costosos. Anunciaban que eran capaces de curar hasta el c¨¢ncer.
Sin embargo, la realidad era bien distinta. Pone como ejemplo el fiscal el caso de Angel P. I., un enfermo de diabetes a quien Cienciolog¨ªa, tras someterle al citado test, le inform¨® que sufr¨ªa problemas psicol¨®gicos de los que podr¨ªa sanar si participaba en un curso. Tras abonar 110.000 pesetas, a ?ngel P. le hicieron tomar unas sustancias (niacina, entre otras) que le provocaron un coma diab¨¦tico. Tuvo que ser ingresado en un hospital. Tambi¨¦n ataca el fiscal los m¨¦todos empleados por Cienciolog¨ªa en sus centros de rehabilitaci¨®n de drogodependientes: "Carecen de cualquier rigor cient¨ªfico" e incluso son perjudiciales para la salud, dice.
Bas¨¢ndose en informes hechos en el extranjero sobre Cienciolog¨ªa, el fiscal deja entrever la "extraordinaria peligrosidad" que caracteriza a esta organizaci¨®n (para definirla utiliza m¨¢s este t¨¦rmino que el de secta) si se siente atacada. Cuenta las investigaciones que efectuaron sobre el juez instructor del sumario, la ex diputada Pilar Salarrullana y varios periodistas. Quisieron buscarles trapos sucios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.