"No aceptar¨¦ un acuerdo cualquiera con Canad¨¢"
La comisaria Bonino quiere "m¨¢s firmeza" de toda la UE frente a Canad¨¢ ,en defensa de la pesca. Considera que este pa¨ªs busca, tanto o m¨¢s que el incremento de su cuota de flet¨¢n, la ampliaci¨®n de sus aguas jurisdiccionales. Frenar esa pretensi¨®n bien vale, unas toneladas.
Emma Bonino es una mujer de car¨¢cter y convicciones: pocas pero s¨®lidas. Naci¨® en la poblaci¨®n piamontesa de Bra, en 1948. De familia campesina, es doctora en Lenguas. Fundadora del Partido Radical, diputada en 1976 y eurodiputada en 1979, organiz¨® campa?as por el aborto, el desarme, contra la energ¨ªa nuclear, contra el hambre, contra la pena de muerte. Se considera una mujer de izquierdas. Fue propuesta por Silvio Berlusconi para la Comisi¨®n Europea. No lleva a¨²n cien d¨ªas y es la estrella ascendente de Bruselas.Bonino no tiene pelos en la lengua. Habla con iguales adjetivos y la misma energ¨ªa a un primer ministro de Burundi que a un presunto genocida ruand¨¦s, a un refugiado que a una viuda de la guerra civil. R¨ªe a mand¨ªbula batiente: 11 canto, bailo, cocino, veo a los amigo?, dice. Pero es seria, firme, incluso impertinente a la hora de defender la ley. Basti¨®n de los derechos pesqueros europeos -ergo, espa?oles-, no duda en combinar esa defensa con las recomendaciones de negociar, de conservar las especies, de reestructurar un sector "que tiene un exceso de capacidad". Aunque sea "un mensaje duro".
Pregunta. Las negociaciones con Canad¨¢ estaban enfocadas, pero surgen nuevas dificultades.
Respuesta. Estamos discutiendo un paquete con tres cap¨ªtulos. Uno, la retirada de la legislaci¨®n canadiense que pretende ampliar su jurisdicci¨®n m¨¢s all¨¢ de las 200 millas, y la devoluci¨®n de la fianza del. Estai. Dos, los sistemas de control para que se cumpla la TAC (Total de Capturas Aceptadas), porque si no hay control ser¨ªan papel mojado. Tres, las cuotas, que deben tener en cuenta los datos hist¨®ricos- de pesca. y no deben discriminar a Europa, a Espa?a; por tanto, deben discutirse y aprobarse en el ¨¢mbito multilateral, la NAFO [North Atlantic Fisheries Organization]. Tambi¨¦n el control debe ser aprobado multilateralmente, porque debe aplicarse a todos.
P. En todo caso, la cuota europea se reducir¨¢ sensiblemente.
R. Ya ha habido una reducci¨®n a la mitad, al fijarse para 1995 en 27.0000 toneladas el total de capturas aceptadas. Ahora lo que discutimos es la parte de cada uno en estas 27.000 toneladas. La cifra de la cuota forma parte de la negociaci¨®n global. No estoy dispuesta a aceptar un resultado cualquiera. Pero es preciso un poco de coherencia. Ni los espa?oles ni los pescadores deben tener como ¨²nica preocupaci¨®n la cuota. Hay unos que solo quieren pescar y hacen caso omiso del derecho internacional. A otro le secuestran el barco, va y paga la fianza sin esperar siquiera 48 horas: o no se da cuenta de que est¨¢ inmerso en una gran batalla, o es que eso le importa un r¨¢bano. Otros s¨®lo quieren salvar su alianza con los canadienses, pasan de la solidaridad de la UE y miran a otro lado cuando se denuncian los datos de su historial depredador de recursos. Son intereses t¨ªpicamente nacionales. Por encima de ¨¦stos, a la Comisi¨®n nos corresponde la responsabilidad de defender los principios y evitar que queden arrinconados. Y los principios aqu¨ª son tres. Las 200 millas de aguas jurisdiccionales son 200 y no 300; es indispensable conservar los recursos y controlarlos; y el conflicto debe resolverse con la negociaci¨®n y no con agresiones. Pero una negociaci¨®n exige cesiones mutuas.
P. Insisto, los pescadores europeos pescar¨¢n menos.
R. Mi mensaje para el sector es duro y penoso pero es simple, para los espa?oles y para los dem¨¢s. Los recursos son crecientemente limitados pero hay un gran exceso de capacidad de pesca. Adem¨¢s, algunos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo empiezan a entrar en el sector. Luego, es necesaria una reducci¨®n de capacidad, no porque lo diga la maldita Bruselas, sino tambi¨¦n porque los pa¨ªses africanos, por ejemplo, no est¨¢n dispuestos a llegar a acuerdos de primera generaci¨®n.
P. Y desarrollan una industria pesquera en parte conlas compensaciones econ¨®micas de Europa.
R. Cierto, damos ayuda al desarrollo. Pero ?Podemos decirleque cortamos las compensaciones para el desarrollo agr¨ªcola porque ya cultivamos nosotros, o las pesqueras porque pescamos nosotros, o las industriales porque fabricamos los europeos? No, no nodemos. El exceso de capacidad de pesca para unos recursos menguantes no es una broma. Y los avances tecnol¨®gicos la incrementan a un ritmo del 2% anual. Retiramos una barca, s¨ª, pero con un nuevo sonar se captura en tres horas lo que se faenaba en tres d¨ªas, sin ¨¦l.
P. Muy bien, pero vaya a explic¨¢rselo a los afectados.
R. Es lo que estoy haciendo, a riesgo de que un d¨ªa me tiren tomates en Galicia. Hay que ser sinceros. El sector pesquero es un sector en crisis estructural, un sector en reconversi¨®n. Y es por eso que en Espa?a, desde la adhesi¨®n, ha recibido 800 millones de ecus [unos 130.000 millones de pesetas] para reestructurarse. Entiendo que al pescador de Vigo esto no le emocione mucho, pero debe saber que esas ayudas se otorgan para reestructurar. Es un mensaje dificil, lo siento. Tobin, el ministro canadiense, lo tiene m¨¢s f¨¢cil: le basta decir que sus pescadores no pueden faenar porque los piratas espa?oles ya se lo han llevado todo, ?y no es verdad, son ellos los que han depredado!?es su zona costera, dentro de las 200 millas, la que est¨¢ esquilmada!.
P. Pero al final, si aumentan las cuotas canadienses, la v¨ªa de la agresi¨®n se habr¨¢ mostrado fruct¨ªfera.
R. No creo. El problema al que nos enfrentamos no es principalmente que Canad¨¢ quisiera pescar unos miles de toneladas m¨¢s de flet¨¢n negro. Pretend¨ªan establecer la absoluta hegemon¨ªa de los Estados ribere?os, extendiendo su jurisdicci¨®n m¨¢s all¨¢ de las 200 millas. El pretendido conservacionismo de Tobin es falso, nosotros ya est¨¢bamos de acuerdo en conservar, y hab¨ªamos aprobado el tope de las 27.000 toneladas. No creo que nadie desencadene un conflicto tan enorme, que pone en peligro vidas humanas, s¨®lo por unas toneladas. Buscaban una dr¨¢stica revisi¨®n del Derecho Intemacional del Mar, en v¨ªsperas de la Conferencia Internacional de la ONU. Ampliar las 200. millas. Algo que tendr¨ªa efectos no s¨®lo sobre el flet¨¢n, sino sobre toda la pesca. Y sobre el petr¨®leo, el comercio, qui¨¦n sabe qu¨¦. Si paramos esta maniobra, podemos ceder algunas cantidades.
P. Si se hubieran adoptado sanciones comerciales inmediatamente despu¨¦s del apresamiento del Estai, se hubiera cercenado de cuajo el intento.
R. Para m¨ª todo acto ilegal y m¨¢s a¨²n si va acompa?ado ' de violencia, como lo fue ese apresamiento y otras agresiones, es inaceptable; he sido bien clara. Creo que he reaccionado con toda la firmeza. Y me hubiera gustado que toda la UE hubiera actuado con la misma firmeza.
P. Todav¨ªa los preacuerdos son fr¨¢giles. Pueden romperse.
R. Yo no quiero romper, ni dar coartadas a nadie para que justifique una ruptura, por eso soy Prudente. Que cada uno asuma sus responsabilidades. Y el d¨ªa se celebra un Consejo de Pesca.
P. Adem¨¢s de la Pesca, es usted la responsable de Ayuda Humanitaria. ?Qu¨¦ se propone?
R. Aclarar los ¨¢mbitos de acci¨®n. Que la acci¨®n humanitaria europea no sirva de coartada para no asumir responsabilidades pol¨ªticas.. Ni a la inversa, que la inacci¨®n pol¨ªtica justifique la ausencia de ayuda humanitaria. Desde 1989 se discute mucho de diplomacia preventiva, que es un aspecto de la acci¨®n pol¨ªtica, no de la humanitaria. El problema es que la UE no tiene ni una aut¨¦ntica pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n ni una pol¨ªtica de. Defensa. Tenemos lo que quisieron los Gobiernos. Como buena federalista y como pol¨ªtica spinelliana [Altiero Spinelli, un federalista europeo cuyos trabajos supusieron un gran impulso para el Acta Unica], quiero que alguien me explique para qu¨¦ sirven los Ej¨¦rcitos nacionales.
P. La ayuda humanitaria, palia conflictos, no los resuelve.
R. Les digo a los comisarios igual que les dije a los refugiados ruandeses, que no ser¨¢ posible disponer cada a?o de los 940 millones de d¨®lares que hemos dedicado a mantener a los dos millones de refugiados. Peor que eso, es que sin querer corremos el riesgo de que la ayuda sirva al final para activar el germen de guerra civil que suponen esos campos: si todos decidieran volver de repente, como un torrente humano, ser¨ªa la cat¨¢strofe. Entonces, necesitamos soluciones pol¨ªticas. Si el problema es regional, debe resolverse con una Conferencia Interregional de jefes de Estado, bajo los auspicios de la ONU y de la OUA. Pero no me sirve la coartada contraria: mientras eso no se logre, habr¨¢ que gastar en ayuda humanitaria.
P. Algo que es reciente para la UE.
R. Desde 1989 afrontamos conflictos nuevos. En Ruanda, por vez primera se necesita garantizar la seguridad dentro de los campos. Y el Gobierno nos pide, por vez primera en la historia, ayuda para establecer un sistema
judicial: habr¨¢ que estimular el Movimiento de juristas sin fronteras.
P. Palpita optimismo.
R. Soy optimista por car¨¢cter y por necesidad, porque no tenemos otra opci¨®n: Pero optimista a medio plazo, no a corto.
P. Liberal, ?rousseauniana?.
R. ?Que los hombres nacen buenos y el ambiente les estropea?. Ande, ande, mire lo terribles que son los ni?os. Liberal s¨ª, liberal radical. El movimiento radical naci¨® para combatir el desfase, existente sobre todo en los pa¨ªses ricos, entre la ciencia y la conciencia. Hoy, a nivel cient¨ªfico, se sabe todo o casi todo. Hay informes e investigaciones sobre pr¨¢cticamente cualquier campo. Pero entre la ciencia y el individuo hay un vac¨ªo, porque las conciencias utilizan s¨®lo los conocimientos de la ciencia cuando coinciden con sus prioridades. Por eso vivimos en el corto plazo y nos equivocamos, elegimos prioridades para ma?ana por la ma?ana. Esto puede valer individualmente. Pero los dirigentes pol¨ªticos deben proponer objetivos de medio plazo que merecen hacer sacrificios hoy.
P. ?Qu¨¦ espera de la reforma de la UE de 1996?
R. Que los a?os transcurridos desde Maastricht hayan demostrado a los europeos la necesidad de una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n y de una pol¨ªtica de Defensa. Como dijo Delors, una Europa que quiere ser potente tiene que ser generosa y abierta al exterior. Y en mi ¨¢rea, que los ciudadanos -al menos como consumidores- est¨¦n presentes y que la Ayuda Humanitaria se incorpore al Tratado, que ni siquiera est¨¢ mencionada, y as¨ª pasa lo que pasa. Los ciudadanos quieren que hagamos ayuda humanitaria, las encuestas indican que ignoran que la hacemos y que Europa es la primera donante mundial.
P. Pero Maastricht encogi¨® las pasiones europe¨ªstas.
R. Ya ha pasado tiempo. Hemos visto cat¨¢strofes en el mundo. Y constatamos una sed de Europa, entre nuestros ciudadanos y en el exterior. Un retorno al Estado nacional no tiene futuro, eso es claro desde el punto de vista econ¨®mico. El m¨¢s modesto comerciante de Barcelona se plantea el problema de los mercados de exportaci¨®n. No hablemos de las finanzas. ?C¨®mo podemos avanzar en el mercado ¨²nico y no plantearnos un Gobierno ¨²nico de la econom¨ªa?.
P. ?Pero no es liberal?
R. No soy una liberista [neoliberal], soy liberal. Creo que el mercado debe tener reglas, no reglas proteccionistas. Reglas.
P. Tambi¨¦n el mercado pol¨ªtico.
R. Las decisiones pol¨ªticas ya no pueden ser nacionales, o s¨®lo nacionales. Los ciudadanos pensar¨¢n que el Estado puede y debe ceder competencias si las organizaciones transnacionales que las reciben son transparentes y democr¨¢ticas: un Parlamento Europeo con poderes como los de los nacionales; un Gobierno responsable; un presidente de la Uni¨®n. Las opiniones p¨²blicas est¨¢n un poco recelosas porque no est¨¢ claro qui¨¦n gestionar¨¢ una competencia. No saben nunca qui¨¦n toma una decisi¨®n concreta en Bruselas, si la Comisi¨®n, el Consejo... mientras que en Espa?a saben que, bien o mal, es Felipe Gonz¨¢lez, y que si quieren pueden cambiarlo. A nivel europeo no est¨¢ claro. Y debe aclararse.
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