Los hermanos de Kaspar Hauser
107 ni?os sobreviven en un orfanato de la era Ceaucescu donde los discapacitados mor¨ªan por abandono
El paso del tiempo va llenando de musgos las cruces. Ahora ya no se ven los nombres de los ni?os. Las cruces corresponden a las 137 criaturas, v¨ªctimas del r¨¦gimen de Ceaucescu, abandonadas en el orfanato de Cighid. 107 ni?os han podido sobrevivir a este infierno, gracias a la dedicaci¨®n de un pastor protestante de Alemania, K. H. Pelican, quien inmediatamente despu¨¦s de caer el r¨¦gimen socialista en 1990 coordin¨® los donativos y ayudas para la renovaci¨®n del centro. Ahora no parecen los mismos ni?os que hace cinco a?os viv¨ªan sobre sus propios excrementos esperando su muerte, un deseo que expresaban tap¨¢ndose la cabeza con una manta para aislarse del mundo. Los supervivientes fueron testigos del horror y la muerte de sus compa?eros por abandono.?C¨®mo se pudo llegar a esa situaci¨®n? Como en todas las dictaturas, Rumania tambi¨¦n incentivaba la natalidad para contar con el m¨¢ximo posible de servidores del Estado. La consecuencia de esa promoci¨®n demogr¨¢fica fue la necesidad de crear numerosos, orfanatos, ya que las familias no eran capaces de mantener a todos sus hijos.
Los orfanatos eran de tres tipos: Los ni?os guapos y listos eran destinados al Oradea, el m¨¢s limpio y cuidado; los menos favorecidos, a orfanatos rurales; y los llamados "irrecuperables", ni?os con da?os f¨ªsicos o psicol¨®gicos, que necesitaban mayor ayuda, iban a Cighid. En los alrededores, se conoc¨ªa a este ¨²ltimocomo el peque?o Auschwitz. Cighidse convirti¨® en el s¨ªmbolo de axterminio infantil, aunque el tab¨² del asesinato era respetado formalmente.
Aunque a primera vista el estado actual de los ni?os supervivientes parezca del todo saludable y por un momento se desvanezca el recuerdo de los horrores que en este centro se cometieron, los ni?os presentan grav¨ªsimas transtornos psicol¨®gicos.
Un ejemplo tr¨¢gico es la historia de Tiberio. Sus padres son gitanos -la madre retrasada mental, el padre alcoh¨®lico-. Tiberio tiene muchos hermanos, algunos de ellos minusv¨¢lidos. A los tres, a?os fue encerrado en el infierno de Cighid al hab¨¦rsele descubierto una tara mental. Envuelto en su manta, rechazaba con un movimiento brusco la comida, porque s¨®lo quer¨ªa morirse. En tiberio se pod¨ªa observar el s¨ªndrome t¨ªpico del prisionero de campo de concentraci¨®n, esa desaparici¨®n del instinto animal de supervivencia. La ayuda que Tiberio recibi¨® posteriormente era entendida por ¨¦l como una falta de respeto a su voluntad de morir.
Cinco a?os despu¨¦s es capaz de comer solo y con cubiertos, aunque todav¨ªa no puede hablar y se expresa s¨®lo con sonidos. Se pone crema ¨¦l mismo y se viste solo, signos de mayor integraci¨®n social. En el microcosmos del orfanato se ha repetido la historia del peque?o Kaspar Hauser, aquel ni?o alem¨¢n que vivi¨® solo en una cueva hasta los 10 a?os. En 1828 el peque?o salvaje lleg¨® a Nuremberg, donde tuvo que aprender a hablar e integrarse en la sociedad. Cinco a?os despu¨¦s fue misteriosamente asesinado.
La civilizaci¨®n lleg¨® tambi¨¦n a Cighid de la mano del pastor Pelikan. Hoy 15 ni?os y adolescentes van a la escuela; las paredes del centro, llenas de grietas, han sido renovadas y decoradas con pinturas naifs; tambi¨¦n se han renovado los suelos, se han construido 10 servicios (antes s¨®lo hab¨ªa dos), as¨ª como duchas con agua caliente. Donde antes ol¨ªa a muerto y excrementos se respira hoy aire fresco.
Tras el descubrimiento en 1990 por parte de la prensa alemana del drama de Cighid, y tras la emisi¨®n de horrorosas escenas en la televisi¨®n rumana, fue nombrado director el famoso pediatra Pavel Oarcea en principio pr¨¢cticamente obligado. La observaci¨®n de estos rostros j¨®venes prematuramente envejecidos le motiv¨® a seguir. En su tiempo libre, por la noche, lee biograf¨ªas y le interesa especialmente la comparaci¨®n de Hitler y Ceaucescu. La primera decisi¨®n que tom¨® fue despedir a todo el antiguo personal -compuesto por 10 campesinas sin conocimientos profesionales-, y nombrar su equipo. Actualmente cuenta el centro con 105 trabajadores, entre otros una maestra, 40 enfermeras y 10 pedagogos.
Los alemanes han aprendido de sus colegas escandinavos los m¨¦todos y criterios de un tratamiento m¨¢s humano de los pacientes, que los escandinavos lograron tras una revoluci¨®n en los a?os sesenta, con criterios que fueron despu¨¦s asimilados por la OMS, como el de que los ni?os tienen derecho a una ocupaci¨®n profesional o al deseo sexual.
En Cighid, y a pesar de todos los avances, son inevitables los comportamientos autistas. Cada ni?o deber¨ªa recibir tratamiento personalizado,, pero no hay espacio suficiente y se detectan tensiones psicosexuales.
Pavel Oarec se preocupa muy especialmente de intentar reducir el s¨ªndrome de campo de concentraci¨®n y cada a?o lleva a los ni?os el D¨ªa de Todos los Santos al cementerio, donde est¨¢n las tumbas de los ni?os muertos en Cighid. Los superviviente cuidan las tumbas y las adornan con flores.
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