El Premio Rey Canuto
Era el rey Canuto un sabio monarca de los sajones. Sus cortesanos le adulaban ponderando omnipotencia, que Canuto, permanentemente amenazado por los vikingos, sab¨ªa bastante limitada. Para darles una lecci¨®n, orden¨® le llevaran con su trono al borde del mar: orden¨® incontinenti a la marea que no subiese, y cuando el mar no le hizo caso, hizo que los aduladores azotaran las olas. La escena acab¨® con todos mojados.No s¨¦ a qui¨¦n dar el premio rey Canuto este a?o, para reconocer merecimientos destacados entre quienes creen que pueden gobernar a su antojo los movimientos de la naturaleza o la sociedad, o, en el caso de personas inteligentes, entre quienes prometen, a sabiendas y buscando el favor popular, alg¨²n resultado imposible.
No s¨¦ si coronar a don Miquel Roca por su defensa gerundina de los botiguers, o a los campesinos andaluces que han peregrinado en rogativa de lluvia al ministerio, de Agricultura en Madrid, o a los arrastreros vigueses que creen en la par¨¢bola de los panes y los peces.
Explicar¨¦ un adjetivo que he usado en el p¨¢rrafo anterior. He calificado de gerundense la resistencia del candidato a alcalde de Barcelona porque una de las ciudades que con mayor patriotismo espa?ol defendi¨® nuestro suelo contra la invasi¨®n napole¨®nica fue la heroica Gerona, cuyo esp¨ªritu no pudieron doblegar varios asedios implacables: ni Zaragoza, ni Numancia, Gerona la m¨¢s espa?ola.Pues de la misma forma planta cara el bueno de Roca a la invasi¨®n de los hipermercados franceses que pretenden colonizar a Espa?a, ofreciendo precios baratos, buena calidad, abundancia de art¨ªculos, y horas c¨®modas. Incluso dijo anteayer en Barcelona que no le importaba que los hechos indicaran que no hay correlaci¨®n entre la creaci¨®n de grandes superficies y la desaparici¨®n de peque?os comercios, o que es inversa la' relaci¨®n entre el n¨²mero de comercios y el empleo en el sector. A ¨¦l s¨®lo le importa su concepto de Barcelona (es decir, los votos, a cualquier precio).
Me parec¨ªa m¨¢s eficaz la antigua costumbre de acudir en procesi¨®n a la Virgen de los Remedios o a la Macarena para pedir el fin de la sequ¨ªa, que la hodierna de protestar ante el ministerio del ramo o ante el Parlamento de la Autonom¨ªa desecada.
Mientras los regantes, que gastan m¨¢s del 80% del agua en Espa?a, paguen s¨®lo el coste de las tuber¨ªas y no coticen por el l¨ªquido elemento, seguiremos desperdiciando el agua en. cultivos que luego la Uni¨®n Europea no quiere. ?Se imaginan d¨®nde estar¨ªan las reservas de petr¨®leo si el barril de crudo fuera gratuito?
En la mar se est¨¢ desarrollando una tragedia que conocimos los espa?oles en la agricultura del antiguo r¨¦gimen (quiero decir, el r¨¦gimen de antes de los asedios de Gerona durante la francesada). Las tierras tenidas en com¨²n quedaban esquilmadas. El mar que no es de nadie se vac¨ªa de peces. En todo el mar, sea territorial de un Estado o no, deber¨ªan subastarse los derechos de pesca limitada al mejor postor. Otra vez se equivocan los que creen que los recursos limitados pueden ser de captura gratuita.
Estaba por otorgar el Premio Rey Canuto a Miquel Roca, visto su desprecio por la fuerza de las cosas, y su creencia de que la competencia econ¨®mica es como la guerra, no un deporte que sirve al consumidor y mantiene en forma a los productores, sino un enfrentamiento destructivo en el que siempre gana el m¨¢s fuerte.
Pero, si ustedes me lo permiten, conceder¨¦ el Canuto a Greenpeace, por no decir ni mus en defensa de los fletanes j¨®venes.
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