La revuelta de los c¨®micos
La elecci¨®n de los gobernadores de Osaka y Tokio, s¨ªmbolo del cambio de actitud pol¨ªtica de los japoneses
, Para conversar con Yukio Aoshima, el reci¨¦n elegido alcalde o gobernador de Tokio, el departamento de relaciones p¨²blicas del Ayuntamiento recomienda buscar su n¨²mero telef¨®nico en el list¨ªn. "Hasta el d¨ªa 24, inauguraci¨®n de su mandato, aqu¨ª no sabemos nada. Telefonee usted a su casa; si no est¨¢ ¨¦l, pregunte a alguien de su familia. Es la ¨²nica manera de contactarle", afirma sin inmutarse un portavoz de la metr¨®poli, que engloba a 12 millones de habitantes.Aun despu¨¦s de ser elegido gobernador, Aoshima no ceja en su prop¨®sito de acercarse a los ciudadanos con m¨¦todos poco usuales, en la l¨ªnea de su austera campa?a electoral, llamativa por su escasez de medios econ¨®micos. No particip¨® en ning¨²n mitin y sus apariciones en los medios de comunicaci¨®n se limitaron a los programas ofrecidos gratuitamente por el Gobierno. Gast¨®, seg¨²n sus c¨¢lculos, 200.000 yenes (unas 285.000 pesetas) en imprimir carteles y en llamadas telef¨®nicas.
Los cerca de dos millones, que le votaron califican al escritor, compositor y comediante como un personaje refrescante "capaz de acercar la pol¨ªtica local al pueblo". Para muchos tokiotas, el polo opuesto de la ideolog¨ªa rancia y acomodada de los candidatos de los partidos tradicionales. En la rueda de prensa posterior a su victoria, celebrada en su cuartel electoral, a saber, su propia vivienda, afirm¨®: "El que muchos votantes no hayan apoyado a los candidatos de algunos partidos concretos no quiere decir que la gente no se interese en la pol¨ªtica; significa que no han encontrado partidos en los que confiar".
Nociones similares las han pregonado los comentaristas pol¨ªticos japoneses al afirmar con notable unanimidad que "ha llegado la hora de los independientes". Si bien en otras 12 elecciones provinciales salieron elegidos pol¨ªticos respaldados por los partidos cl¨¢sicos, la elecci¨®n de Aoshima, junto con la de Knock Yokoyama, gobernador electo de Osaka, ha destrozado los canales trajinados de la ascensi¨®n al poder pol¨ªtico en Jap¨®n, enmarcados por la afiliaci¨®n a un partido, la escalada burocr¨¢tica en afinidad con la edad y un consenso donde primaban, por encima de los intereses concretos de los ciudadanos, las alianzas de conveniencia con otras agrupaciones pol¨ªticas, seg¨²n afirman observadores locales.
El hecho de que ambos elegidos tengan un pasado histri¨®nico relativamente similar se considera como mera an¨¦cdota. Aunque, eso s¨ª, realza las circunstancias movedizas y parad¨®jicas de la inestable situaci¨®n pol¨ªtica nipona, a la vez que levanta ronchas en los ambientes m¨¢s conservadores de la opini¨®n p¨²blica.
Aunque ambos han sacado partido de su popularidad en los medios de comunicaci¨®n como contertulios, y en su pasado c¨®mico Yokoyama, o, como compositor y escritor, Aoshima, los inesperados resultados de las elecciones apuntan a otros factores m¨¢s complejos, entre los que destacan el hartazgo del electorado con los pol¨ªticos del establishment y su imagen renovadora.
"Ha llegado el. d¨ªa en el que un votante no tiene que apoyar a un partido concreto. Aoshima es el candidato calificado para representar a las masas que no tienen preferencias partidistas, afirma Jiro Kainishima, profesor honorario de la Universidad Rikkyo.
En Tokio y Osaka se presentaron candidatos oficialistas, respaldados conjuntamente por la mayor¨ªa de los partidos. Este apoyo, en el que se conjuntaron fuerzas tan dispares como los liberales y los socialistas, ya coligados en el Gobierno central, fue la mecha que prendi¨® el descontento en gran parte del electorado, harto de los matrimonios de conveniencia entre los pol¨ªticos, que, aparcando sus ideolog¨ªas, prefieren, seg¨²n el giro cr¨ªtico utilizado por los nativos, "repartir la montura del poder".
Desterrar este secretismo partidista tejido a espaldas de los intereses del electorado ha sido el lema que Yokoyama, montado en una bicicleta, ha proclamado con insistencia. Ahora, una vez elegido, insiste: "Estoy decidido a poner todo mi empe?o para crear un Gobierno provincial que trabaje para el ciudadano, una alcald¨ªa para el p¨²blico con jornadas abiertas o informaci¨®n adecuada; por ejemplo, con Internet".
Para muchos electores, la independencia de los candidatos les ha otorgado una imagen inmaculada, ajena a los numerosos esc¨¢ndalos monetarios en los que se ha visto enredada la clase pol¨ªtica japonesa en los ¨²ltimos a?os.
En este contexto de manos limpias que el ciudadano japon¨¦s parece acoger con fervor, la inveros¨ªmil campa?a electoral de los elegidos, tan corta en recursos econ¨®micos tambi¨¦n ha atra¨ªdo a muchos ciudadanos, enrabietados contra una pol¨ªtica engranada a golpe de talones bancarios.
Algunos expertos japoneses matizan que la independencia ha permitido la cercan¨ªa a los votantes. La infraestructura de Aoshima era m¨ªnima, sin oficina electoral; todo el personal de apoyo eran los miembros de su familia, mientras que Yokoyama dirigi¨® la campa?a electoral desde una tienda de fideos. Los recorridos ciclistas finalizaban con el candidato restregando las espaldas de los parroquianos, seg¨²n costumbre local, en el ba?o p¨²blico del barrio.
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