GONZALO ARIAS, EL ENCARTELADO
"Guardia amigo, guardia hermano, / hoy me pegas con la porra, / ma?ana me dar¨¢s la mano". Hace 27 a?os Gonzalo Arias escrib¨ªa en un librito, Los encartelados, su sue?o, m¨¢s querido: el fin de la violencia y la llegada de la democracia a Espa?a. En aquella historia, miles de personas terminaban manifest¨¢ndose pac¨ªficamente con carteles colgados a su pecho y espalda y fundi¨¦ndose en un abrazo con las fuerzas de orden p¨²blico, al son de la coplilla. Hace 27 a?os, Gonzalo Arias para unos, un loco; para otros, un santo, y para otros, un subversivo de cuidado- acud¨ªa cada tarde con sus carteles a la calle de la Princesa, en Madrid, e iniciaba un viaje nunca concluido hacia El Pardo, entonces residencia del jefe del Estado, Franco. Gonzalo Arias exig¨ªa en sus carteles "elecciones, libres y democr¨¢ticas a la Jefatura del Estado". Hab¨ªa que tener valor, porque en 1968 en Par¨ªs se buscaba la arena debajo de los adoquines, pero en Espa?a se buscaba hasta debajo de las piedras a quienes estuvieran en contra del r¨¦gimen.Gonzalo Arias, abogado de causas perdidas. En ese 1968 no consigui¨® las elecciones a la Jefatura del Estado que entonces ocupaba, por la gracia de Dios, Francisco Franco Bahamonde. Y en 1971 tampoco consigui¨® la libertad del primer objetor de conciencia, Pepe Beunza, que fue encarcelado por negarse a hacer la mili y tuvo, despu¨¦s, que pasar un dur¨ªsimo internamiento en un batall¨®n de castigo. Gonzalo Arias organiz¨® una marcha desde Ginebra hasta Valencia. El viaje termin¨® en nuestra frontera, donde fue invitado a continuarlo en coche celular y conducido a la c¨¢rcel madrile?a de Carabanchel. Ahora Arias vuelve a encartelarse. Esta vez para pedir que dimita Felipe Gonz¨¢lez por razones "puramente morales". Cada tarde se presenta en la plaza de Espa?a en Madrid con un cartel: "Felipe, te agradecemos los servicios prestados, pero dimite". All¨ª espera. Hasta ahora, nadie le ha llevado a la c¨¢rcel. Todav¨ªa. Como ¨¦l afirma: "Lo que se dec¨ªa en la copla ya se ha cumplido. Y los guardias, hoy, nos dan la mano".- ,
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