El peligro nuclear
LA DESAPARICI?N de los dos grandes bloques en que ha estado dividido el mundo ha hecho desvanecer el miedo al holocausto nuclear entendido como una destrucci¨®n masiva del planeta. Pero el peligro no s¨®lo no ha desaparecido, sino que estad¨ªsticamente ha aumentado, fruto del caos pol¨ªtico instalado en buena parte del antiguo mundo comunista y de la adquisici¨®n y desarrollo de armas nucleares por parte de pa¨ªses del Tercer Mundo. La ratificaci¨®n del Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear (TNP), firmado en 1968 y en vigor desde 1970, es, en consecuencia, una necesidad objetiva. Se trata de la ¨²nica garant¨ªa para evitar que las armas nucleares de destrucci¨®n masiva sigan extendi¨¦ndose y acrecentando as¨ª el peligro de su utilizaci¨®n. Dar una nueva vigencia al TNP, con los cambios que entre todos los participantes acuerden para darle m¨¢s eficacia, es una de las tareas prioritarias de la diplomacia de esta ¨¦poca a escala mundial.Esto es lo que se propone la conferencia de ratificaci¨®n reunida desde ayer en Nueva York, en la que participan 174 Estados, una cifra considerablemente superior a la inicial. Estados Unidos defiende que el tratado firmado en 1968 debe ser prolongado sin modificaci¨®n y con car¨¢cter indefinido, una tesis que apoyan Rusia, la Uni¨®n Europea -y con ella, Espa?a-, China y Jap¨®n. El TNP establece que la desigualdad constitutiva en la que se basa -reconocer a cinco Estados como poseedores del arma- conducir¨¢ a un proceso de desarme entre dichos Estados, y m¨¢s tarde, a un desarme general.
La realidad es que ese desarme gradual est¨¢ en marcha. Concretamente, EE UU y Rusia, con los tratados START y otros, han reducido su arsenal nuclear, y deben reducirlo en proporciones a¨²n m¨¢s considerables, aunque en este proceso no participan las dem¨¢s potencias nucleares reconocidas. La reducci¨®n choca con dificultades, derivadas de la actitud de fuerzas reaccionarias, hoy tan fuertes en Rusia, y en cierta medida, de algunos conservadores norteamericanos. Una pr¨®rroga no permanente del TNP establecer¨ªa una nueva fecha para que los poseedores reconocidos de armas nucleares tengan que demostrar que mantienen su voluntad de impulsar entre ellos el proceso de desarme.
Algunos pa¨ªses que inicialmente no firmaron lo han hecho despu¨¦s. Es el caso de Argentina y Brasil, que han abandonado su idea de construir armas nucleares y se han adherido al TNP. Un proceso semejante ser¨ªa deseable entre la India y Pakist¨¢n, aunque para la India la existencia de armas at¨®micas chinas, aceptadas ya en la vida internacional, representa un obst¨¢culo serio. Tambi¨¦n Israel tiene un arsenal nuclear considerable, aunque nunca reconocido, y se ampara en la amenaza militar e incluso nuclear de algunos de sus vecinos (Irak e Ir¨¢n, fundamentalmente) para negarse a firmar el acuerdo mientras no alcance un acuerdo global de paz con sus vecinos. En respuesta, Egipto y algunos pa¨ªses ¨¢rabes advierten que s¨®lo firmar¨¢n una pr¨®rroga limitada en el tiempo, pero que Israel debe dar garant¨ªas de que est¨¢ dispuesto a renunciar al arma nuclear.
Las principales potencias mundiales, interesadas en que la ratificaci¨®n del TNI sea lo m¨¢s completa posible, han comprendido que deben dar a los pa¨ªses que no tienen el arma nuclear garant¨ªas m¨¢s s¨®lidas. Un gesto que tranquilizar¨ªa a todos, incluidos los pa¨ªses que no desean una pr¨®rroga indefinida, ser¨ªa que las grandes potencias renunciaran a la realizaci¨®n de pruebas nucleares masivas. La ratificaci¨®n del TNP representa una pieza tan decisiva para la vida internacional que no deben ahorrarse esfuerzos para rodearlo de las m¨¢ximas garant¨ªas para todos.
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