El incre¨ªble que da credibilidad y que juega a ser payaso

O. M. Todas les elecciones necesitan, para ser cre¨ªbles, adem¨¢s de un ganador, un candidato revelaci¨®n, un perdedor y uno que, si no lo es, haga de payaso. Jacques Cheminade, de 53 a?os, pecha, precisamente, con el estigma del payaso. Dicen de ¨¦l que es de extrema derecha, que pertenece a una secta, que le financia la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), que ha enga?ado a los alcaldes que le han concedido su aval y otro sinn¨²mero de historias. Lo cierto es que Cheminade mantiene un discurso socialdem¨®crata con una capa de cristianismo social, muy adecuado para un antiguo alumno de la prestigiosa Escuela Nacional de Administraci¨®n.

Nada en ¨¦l invita a la risa, nada hay en ¨¦l de rid¨ªculo, excepto que nadie le cree, que nadie sabe de d¨®nde sale y que el grup¨²sculo en el que se apoya -Nueva Solidaridad- es tan desconocido como las siglas de los movimientos que pululaban en las ¨²ltimas cintas de Luis Bu?uel.

Lo mejor de Cheminade, que hace propuestas de gran sensatez, es su empe?o en reivindicar la figura del trotskista Lyndon LaRouche, eterno candidato perdedor a la presidencia de Estados Unidos, hombre que ¨¦l adopta como su alter ego y del que dice que "nunca nadie fue tan calumniado". Su consigna es "Francia para reconstruir el mundo" y asegura que todas las enfermedades que padece su amado ex¨¢gono son debidas al "c¨¢ncer financiero".

En Francia nadie insulta a Cheminade o se preocupa por ¨¦l, pero la prensa s¨ª se interroga respecto. a de d¨®nde saca el dinero para participar en la campa?a.