?Qu¨¦ opciones de pol¨ªtica econ¨®mica tiene el Gobierno?
Los inversores financieros, ante las crecientes crisis, incertidumbres y volatilidades de los mercados de este ¨²ltimo a?o, est¨¢n invirtiendo cada vez m¨¢s sobre seguro y est¨¢n castigando, con mayor dureza de la habitual, a aquellos pa¨ªses que tienen desequilibrios relativamente m¨¢s elevados, especialmente cuando no muestran expectativas de reducirlos a corto plazo.El caso de Espa?a es paradigm¨¢tico de este comportamiento. La peseta ha sido castigada hasta provocar su devaluaci¨®n, mostr¨¢ndose hoy infravalorada respecto de las dem¨¢s monedas del mecanismo del SME. La deuda p¨²blica ha tenido una fuerte ca¨ªda de precio por las ventas masivas, especialmente por parte de inversores no residentes. Las cotizaciones en Bolsa de las principales empresas espa?olas han ca¨ªdo tambi¨¦n por la fuerte desinversi¨®n dom¨¦stica y exterior mostrando hoy unos PER anormalmente bajos. Por ¨²ltimo, la peseta ha terminando devalu¨¢ndose, arrastrada por la debilidad del d¨®lar.
No existe la menor duda de que en dicho comportamiento no s¨®lo intervienen causas internas espa?olas, sino que los acontecimientos de M¨¦xico y posteriormente la presi¨®n vendedora. sobre el d¨®lar han sido factores decisivos en la ¨²ltima devaluaci¨®n de la peseta. Ahora bien, tampoco existe ninguna duda de que las causas internas tambi¨¦n han tenido una influencia notable ya que la peseta antes de la devaluaci¨®n era ya la moneda m¨¢s d¨¦bil del mecanismo.
Las causas internas que han facilitado este castigo son tanto econ¨®micas como pol¨ªticas, ya que ambas est¨¢n interrelacionadas. Los inversores y analistas no est¨¢n tan preocupados por los esc¨¢ndalos pol¨ªticos en s¨ª mismos como por la percepci¨®n de que los pol¨ªticos s¨®lo se est¨¢n preocupando de dichos esc¨¢ndalos y no est¨¢n afrontando los Problemas econ¨®micos fundamentales que son los que realmente cuentan a la hora de invertir. Saben por experiencia que un clima de crispaci¨®n pol¨ªtica, una situaci¨®n preelectoral y un gobierno en coalici¨®n no son las condiciones m¨¢s indicadas para reducir dichos desequilibrios, especialmente el fiscal.
Existe, por ¨²ltimo, una cierta sensaci¨®n en los mercados financieros de que aunque este Gobierno ha hecho un mayor esfuerzo para reducir el d¨¦ficit p¨²blico que los anteriores, est¨¢ ya desgastado y no tiene fuerza pol¨ªtica para ir m¨¢s all¨¢ en la reducci¨®n de los desequilibrios macroecon¨®micos y en las reformas estructurales. Haber hecho la devaluaci¨®n sin introducir nuevas medidas (salvo la subida forzada de medio punto del tipo de intervenci¨®n del Banco de Espa?a) corrobora esta percepci¨®n.
Ante esta situaci¨®n de desconfianza y de castigo, ?qu¨¦ opciones de pol¨ªtica a corto plazo econ¨®mica tiene el Gobierno?
La primera es no hacer nada de momento y esperar a la discusi¨®n del presupuesto de 1996, tras las elecciones municipales. ?sta es la opci¨®n m¨¢s peligrosa, ya que hay poco m¨¢rgen de tiempo para actuar. Como el, mantenimiento de la peseta en el mecanismo de cambios del SME no depende ahora tanto de la peseta misma como de, la evoluci¨®n del tipo de cambio d¨®lar-marco y de la falta de coordinaci¨®n monetaria internacional, se corre el riesgo de que cualquier nueva depreciaci¨®n del d¨®lar frente al marco pueda poner en peligro, de nuevo, la situaci¨®n de la peseta en dicho mecanismo. Esta vez el Comit¨¦ Monetario no, aceptar¨ªa una nueva devaluaci¨®n de la peseta, sino que, probablemente, invitar¨ªa a la peseta a dejar el mecanismo de cambios del SME.
En contra de lo que te¨®ricaente podr¨ªa pensarse, salir de dicho mecanismo, aparte de sus efectos pol¨ªticos internos, dar¨ªa una se?al a los mercados de que a partir de ese momento la disciplina para intentar converger y para reducir los desequilibrios econ¨®micos va a ser, a¨²n mucho menor y, por tanto, ¨¦stos podr¨ªan desencadenar un nuevo ataque sobre la peseta y sobre la deuda que dar¨ªa como resultado mayores presiones inflacionistas derivadas de una nueva depreciaci¨®n tras salir del sistema y una mayor carga de intereses de la deuda p¨²blica y, por tanto, un mayor d¨¦ficit p¨²blico.
Ante esta situaci¨®n, el Banco de Espa?a, dado que estatutariamente tiene que salvaguardar la estabilidad de precios y conseguir los objetivos de inflaci¨®n que se ha marcado para 1996, tendr¨ªa que subir m¨¢s los tipos de inter¨¦s a corto plazo, con lo que el consumo y la inversi¨®n se ver¨ªan afectados y la actual recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico y del empleo estar¨ªa en peligro.
La segunda opci¨®n es adelantar a las pr¨®ximas semanas buena parte de los fuertes recortes presupuestarios previstos para 1996, que representan el 1,5% del PIB, es decir, aproximadamente un bill¨®n de pesetas. Esto dar¨ªa un signo a los mercados de que el Gobierno est¨¢ dispuesto a usar su mayor¨ªa parlamentaria para atacar de inmediato; el desequilibrio que m¨¢s efecto tiene sobre el bajo precio de la deuda p¨²blica y sobre la situaci¨®n de la peseta.
Esta opci¨®n evitar¨ªa que la peseta pudiera ser expulsada del mecanismo de cambios del SME, ya que, inmediatamente mejorar¨ªa su posici¨®n relativa acerc¨¢ndose m¨¢s al franco franc¨¦s, con lo que cualquier nuevo problema del d¨®lar que pudiese arrastrar a las monedas del mecanismo que no est¨¦n en la zona marco desembocar¨ªa en un realineamiento generalizado de las monedas de aqu¨¦l, y no en una salida de la peseta en solitario, o quiz¨¢ acompa?ada del escudo.
Ello dejar¨ªa para la discusi¨®n del presupuesto de 1996 otro tipo de recortes adicionales que necesitar¨ªan modificaciones legislativas y que permitir¨ªan que el Banco de Espa?a pudiese bajar los tipos de inter¨¦s, ya que con la reducci¨®n del d¨¦ficit se operar¨ªa una menor presi¨®n sobre los precios de los bienes no comerciables, especialmente sobre los servicios, que compensar¨ªa la presi¨®n sobre los precios proveniente de unas importaciones m¨¢s caras derivadas de la reciente devaluaci¨®n de la peseta, y adem¨¢s dicha reducci¨®n de tipos de inter¨¦s aumentar¨ªa la inversi¨®n con lo que habr¨ªa menos presi¨®n sobre la capacidad instalada, lo que permitir¨ªa un crecimiento m¨¢s estable.
Asimismo, habr¨ªa que introducir en la segunda mitad del a?o una serie de medidas de reforma estructural, adicionales a las que ya se han tomado, para flexibilizar m¨¢s el funcionamiento d e los mercados de los servicios, del suelo y del trabajo.
En resumen, las dos opciones de pol¨ªtica econ¨®mica a corto plazo son muy claras: o se hace un fuerte ajuste fiscal pronto o habr¨¢ que hacer un fuerte ajuste monetario. En una etapa de recuperaci¨®n econ¨®mica incipiente la opci¨®n primera es mucho menos da?ina que la segunda, porque tiende a aumentar la inversi¨®n y el consumo privados, al reducir los tipos de inter¨¦s, los costes financieros
de las empresas y las incertidumbres en los mercados. La restricci¨®n monetaria, al subir los tipos, tiende a deprimir en mayor medida a corto plazo ambos elementos de la demanda interna y a reducir la inflaci¨®n a costa de incrementar el d¨¦ficit p¨²blico y *el paro.
Lo que es muy importante es que haya coordinaci¨®n entre ambas pol¨ªticas y que, ante la fuerte restricci¨®n fiscal, el Banco de Espa?a no tarde en compensarla parcialmente con menores tipos de inter¨¦s a corto plazo, ya que de no ser as¨ª se puede tambi¨¦n abortar la recuperaci¨®n porque el impacto del fuerte recorte presupuestario se tiene tambi¨¦n que notar en la actividad econ¨®mica, Naturalmente, todas las medidas econ¨®micas de ajuste fiscal y de liberalizaci¨®n de los mercados tienen sus costes pol¨ªticos que se suelen medir en t¨¦rminos de p¨¦rdida de votos. De ah¨ª que suelan tomarse ¨²nicamente por gobiernos reci¨¦n elegidos, con mayor¨ªa absoluta, y en los primeros meses de su legislatura, ya que dichos costes luego se convierten en beneficios pol¨ªticos cuando, a medio plazo, se empiezan a no "tar mejoras en la situaci¨®n eco n¨®mica.
Ahora bien, este tipo de medidas dif¨ªciles las suelen tomar gobiernos que han perdido mucha credibilidad, y que ya han incurrido en costes pol¨ªticos muy altos, con lo que no tienen otra salida para recuperarla que demostrar que, a pesar de todo, son capaces de hacer frente a los problemas econ¨®micos del pa¨ªs y de tener una visi¨®n de largo plazo. ?sta es la gran y, probablemente, ¨²nica oportunidad de este Gobierno de recuperar credibilidad nacional e internacional.
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