La 'guerra' del transporte radiactivo en Alemania termina con cien detenciones
El "Pacific Pintail" atraca en Jap¨®n tras un largo forcejeo con las autoridades locales
El transporte de dos grandes cargas de residuos radiactivos ha provocado casi simult¨¢neamente dos batallas de envergadura en Alemania y Jap¨®n. El traslado de 120 toneladas de residuos desde el reactor de Phillippsburg al cementerio at¨®mico de Gorleben termin¨® ayer tras recorrer los 700 kil¨®metros de distancia. Barricadas, la movilizaci¨®n de 6.500 polic¨ªas con veh¨ªculos blindados y helic¨®pteros y un centenar de detenciones ha sido el precio. En Jap¨®n, el Pacific Pintail, con 14 toneladas de plutonio reciclado, tuvo que esperar v¨ªa libre de las autoridades locales para atracar.
Durante m¨¢s de 24 horas unos 4.000 manifestantes han mantenido en jaque a la polic¨ªa alemana, a base de bloqueo de v¨ªas y carreteras, sentadas, sabotajes, amenazas de bomba, incendios, alguna que otra bomba incendiaria y agricultores del lugar que colocaban sus tractores en medio de la calzada. La polic¨ªa respondi¨® con la contundencia caracter¨ªstica, ante la necesidad de asegurar la llegada del transporte a su destino y recurri¨® a veces a trasladar con cuidado a los sentados y en otras ocasiones a desalojarlos a base de chorros de agua. En los enfrentamientos se produjeron heridos y unas 100 personas hab¨ªan sido detenidas hasta primera hora de la tarde.Finalmente, a paso de tortuga, por carretera y rodeado por cientos de polic¨ªas, el transporte de residuos nucleares, un recipiente de 120 toneladas de peso, recorr¨ªa ayer, a primera hora de la tarde, los ¨²ltimos kil¨®metros en direcci¨®n al cementerio at¨®mico de Gorleben, en Baja Sajonia, tras haber viajado en tren, durante toda la noche, 700 kil¨®metros desde el reactor de Phillippsburg en el sur de Alemania. Los costes de la operaci¨®n de transporte de los residuos nucleares se estiman en m¨¢s de 30 millones de marcos (2.700 millones de pesetas) y han obligado a movilizar a 6.500 polic¨ªas con veh¨ªculos blindados y helic¨®pteros.
Los manifestantes, en minor¨ªa ante el despliegue policial, jugaron al gato y al rat¨®n con las fuerzas del orden. Al ser desalojados de un punto, recorr¨ªan unos cientos de metros y volv¨ªan a cortar las carreteras. El tren fantasma con la basura nuclear sali¨® todav¨ªa con la ¨²ltima luz del d¨ªa de Phillipsburg y atraves¨® media Alemania en toda la noche hasta llegar al lugar de donde se traslad¨® su peligrosa carga a un transporte terrestre, a unos 20 kil¨®metros del cementerio de Gorleben.
V¨ªas serradas
Acompa?aban al tren varias unidades policiales en vagones de pasajeros y viajaba por delante otro convoy para evitar un sabotaje en las v¨ªas. Una estaci¨®n del trayecto tuvo que ser desalojada ante amenaza de bomba y, en la noche, las c¨¢maras de la televisi¨®n registraron c¨®mo manifestantes incendiaban maderas y acarreaban troncos para cortar el tr¨¢fico ferroviario. Tambi¨¦n se pod¨ªa ver a otros que serruchaban las v¨ªas.
El transporte reuni¨® un amplio espectro de manifestantes, desde agricultores de la zona opuestos al cementerio nuclear a pastores protestantes, estudiantes, ecologistas llegados desde diversos puntos de Alemania y un pu?ado de extremistas anarcos, dispuestos a toda clase de desmanes. Los periodistas tuvieron problemas con la polic¨ªa, que retir¨® las c¨¢maras a algunos fot¨®grafos, y se produjeron las usuales protestas gremiales contra los excesos policiales. En Bonn, una portavoz del ministerio federal de Medio Ambiente anunci¨® que seguir¨¢n los transportes de residuos nucleares y dijo que est¨¢n previstos varios m¨¢s para este a?o. El primero procede de una central nuclear de Francia.
En Jap¨®n, mientras tanto, la inesperada decisi¨®n del gobernador Morio Kimura de la provincia de Aornori, al norte del pa¨ªs, de no permitir el atraque del Pacific Pintail pill¨® por sorpresa al Gobierno central y a las nueve empresas el¨¦ctricas implicadas. Las tres partes desarrollaron una fren¨¦tica actividad para desbloquear la embarazosa situaci¨®n y permitir el anclaje del buque, que esperaba desde primera hora de la ma?ana de ayer en la bocana del puerto de Mutsu Ogawara.
Tras una entrevista de Hiroshi Tonouchi, consejero delegado de Japan Nuclear Fuel -consorcio que maneja la plana de residuos donde ir¨¢ a parar la carga del barco- y la entrega de un documento gubernamental por parte de altos cargos de la Agencia de Ciencia y Tecnolog¨ªa en donde se especifica que "Aomori no ser¨¢ el destino final de los residuos nucleares", el suspicaz gobernador accedi¨® a permitir, para hoy la descarga de las 28 barras vitrificadas de plutonio radiactivo reprocesado en Francia.
Garant¨ªas por escrito
La ira del gobernador se desat¨® ante el secretismo de Japan Nuclear Fuel, que no quiso comunicarle el grado de radiactividad ni otros detalles de la mercanc¨ªa. Las promesas verbales de un "enterramiento temporal" le parecieron insuficientes y pidi¨® el documento escrito.
Unos 600 manifestantes recorrieron, vigilados por 780 agentes de polic¨ªa, la carretera que une el puerto con las instalaciones de almacenaje de los desechos, mientras algunos ecologistas en botes se preparaban a impedir el avance hasta el puerto del Pacific Pintail. La decisi¨®n de Kimura hinch¨® de optimismo a los participantes.
El pasado diciembre, la prefectura y el municipio aceptaron el almacenaje de los residuos por un periodo de 30 a 50 a?os, apoyados en fuertes incentivos econ¨®micos. Sin embargo, seg¨²n algunos observadores, la carencia de una pol¨ªtica di¨¢fana del Gobierno central sobre el destino final de los residuos nucleares ha sembrado la confusi¨®n y la desconfianza entre los vecinos de la regi¨®n.
El Pacifif Pintail zarp¨® del puerto normando de Cherburgo el pasado d¨ªa 23 de febrero.
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