Balladur presenta su dimisi¨®n como primer ministro para facilitar el cambio
Los dos grandes cesantes de la pol¨ªtica francesa, Fran?ois Mitterrand y ?douard Balladur, mantuvieron ayer un ¨²ltimo contacto por escrito. Balladur remiti¨® al presidente Mitterrand, que le nombr¨® primer ministro hace dos a?os y doce d¨ªas, su carta de dimisi¨®n. El presidente saliente, conforme al uso constitucional de la V Rep¨²blica, acept¨® la renuncia, que s¨®lo tendr¨¢ validez cuando se constituya un nuevo Gobierno. Balladur se quedar¨¢ todav¨ªa una semana m¨¢s en el palacete Matignon, para atender exclusivamente los asuntos corrientes o una improbable emergencia nacional. Se trata de evitar el vac¨ªo institucional hasta que el nuevo presidente, Jacques Chirac, tome posesi¨®n y designe su primer ministro, y ¨¦ste forme su primer Gobierno.Tras el sonoro fracaso de su candidatura presidencial, Balladur ten¨ªa prisa por irse. Quiso entregar su renuncia a Mitterrand el lunes, al d¨ªa siguiente de la elecci¨®n de Jacques Chirac, pero no le fue posible hacerlo, porque las celebraciones del cincuentenario de la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial llevaron al presidente de Par¨ªs a Londres y Berl¨ªn en un solo d¨ªa. El martes no pudo, porque el presidente estaba en Mosc¨², en otro acto conmemorativo de la derrota de Hitler. En cuanto volvi¨® Mitterrand, le falt¨® tiempo para enviar la carta al El¨ªseo.
Balladur ha renunciado al proyecto de aglutinar a su gente en un nuevo partido, porque apenas queda nadie junto a ¨¦l: pr¨¢cticamente todos han buscado la sombra del triunfador Chirac. El casi ex primer ministro hizo saber el lunes al nuevo presidente que le gustar¨ªa sustituirle en la alcald¨ªa de Par¨ªs, pero no obtuvo otra respuesta que el silencio. A Balladur le ha llegado la hora de pagar por su fallida traici¨®n a Jacques Chirac, y en oto?o volver¨¢ a su esca?o como diputado gaullista de a pie.
Los planes urgentes de Chirac
Mientras tanto, en la semana en blanco que sigue a la elecci¨®n presidencial, Chirac sigue recibiendo en su despacho del Ayuntamiento de Par¨ªs a quienes deber¨¢n ejecutar sus promesas de cambio. Chirac y su probable primer ministro, Alain Jupp¨¦, ministro de Exteriores en el Gabinete saliente, deber¨¢n apresurarse si quieren evitar una r¨¢pida y amarga decepci¨®n de los franceses, muy ilusionados tras el resultado de las elecciones.
Las expectativas despertadas por sus apasionadas pero vagas promesas son inmensas. Un sondeo que publica hoy Le Monde se?ala que para un 68% de la poblaci¨®n Chirae fue elegido el domingo como representante de un gran cambio y no como opci¨®n conservadora. Un 92% de los franceses colocan el paro como m¨¢xima prioridad, un 38% exigen la repatriaci¨®n inmediata de los inmigrantes clandestinos, un 44% quieren que se cree ya una moneda ¨²nica europea y un 49% son partidarios de la incautaci¨®n de viviendas desocupadas para alojar a quienes carecen de domicilio.
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