No te enamores, cara de lata
Se?or don Baltasar Garz¨®n, Madrid.Muy se?or m¨ªo:
El que suscribe, Gustavo Mardones Mediavilla, de 25 a?os, soltero, licenciado en filolog¨ªa hisp¨¢nica y componente de diversas tunas, se dirige a usted para manifestar lo siguiente:
D¨¦jeme que le cuente, Garz¨®n, ahora que a¨²n perdura mi cabreo por acontecimientos que corroen mi memoria. En resumen, se?or, mi chica (con la que mantengo relaciones obtusas desde hace cinco a?os) se me ha escapado por en¨¦sima vez. Maribel -as¨ª se llama la esquiva- es como el Guadiana. Reaparece, me ama unos d¨ªas, le toco los Clavelitos, se enfurru?a, despotrica contra la tuna y se va como alma que, lleva el diablo. Sinceramente, estoy hasta m¨¢s abajo del ombligo de tanta fuga y tanto infame desd¨¦n contra una instituci¨®n que derrama lisura y a su paso va dejando suspiros de marcha nupcial y de cubatas.
Qu¨¦ le voy a contar a usted que no sepa acerca de fugas. Por eso le escribo, para que me ayude a amarrar en corto a la ingrata de una vez por todas. O conseguir al menos que en sus escapadas no se me junte con gentes sinuosas. Yo dispongo de mis propios servicios de informaci¨®n (la tuna est¨¢ infiltrada por doquier), pero carezco de poder ejecutivo para llevarla esposada a mis mazmorras. Es aqu¨ª donde tendr¨ªa usted que intervenir de oficio. Para facilitarle la tarea, le informo a continuaci¨®n de algunos paraderos habituales de Maribel en los ¨²ltimos d¨ªas.
Me dicen mis informadores que la ven de madrugada por la discoteca Pach¨¢, cosa que me intriga, pues, como usted sabe, en ese local acostumbra solazarse el se?or Amedo rodeado de gorilas. Asimismo, detectan su presencia reincidente en Capote (nido de rockeros que nada tienen que ver con la grana ni con el oro); en Silicona, King Creole, La Vaca Austera, El Sol de Mayo y la discoteca KU. A todos esos locales acuden gentes que abominan de La estudiantina portuguesa, la bandurria, la pandereta, las cintas de mi capa y no te enamores, cara de lata.
Se?or Garz¨®n, la tuna est¨¢ siendo objeto de una persecuci¨®n m¨¢s cruel que la que se perpetra contra los fumadores y los exhibicionistas. Se propala que los tunos somos borrachos, horteras, jur¨¢sicos, plastas, intrusos, trasnochadores, cursis y enemigos del progreso. Nos vemos obligados a vivir clandestinamente, como forajidos. En definitiva, se masacra a los tunos y se promociona a los tunantes. La ingrata Maribel ha ca¨ªdo en la trampa. Para conservar su amor he tenido que hacer barbaridades que atentan contra mi conciencia y mi patriotismo. El a?o pasado me infiltr¨¦ en un grupo grunge que precisaba cantante. Dur¨¦ dos d¨ªas.
Esos salvajes me corrieron a gorrazos al detectar mi brillante voz de bar¨ªtono. Cuando se enteraron que pertenec¨ªa a diversas tunas, me escupieron. Asimismo, comet¨ª el desatino de te?irme el pelo de mordo y ponerme un pendiente en la nariz. Esto fue m¨¢s grave, porque me expulsaron de cuatro tunas. Hube de acudir a un psiquiatra. Desesperado, escrib¨ª al programa Lo que necesitas es amor. Cuando lleg¨® Jes¨²s Puente a parlamentar con Maribel, ella pill¨® un soberano rebote, la emprendi¨® contra el presentador y destroz¨® una c¨¢mara de televisi¨®n.
M¨¢s tarde, escrib¨ª a Esta noche sexo. Isabel Gemio me contest¨® muy atenta. Fui a su programa y narr¨¦ a toda Espa?a mis angustias. Al d¨ªa siguiente, la tirana Maribel me esper¨® a la puerta de mi casa con una jaur¨ªa de rapados. Me llamaron de todo, me injuriaron y se organiz¨® tal bronca que acabamos todos en comisar¨ªa. Maribel siempre fue un poco pesada; ahora se ha convertido en pesadilla. Y yo estoy como una cabra.
Solicito, se?or Garz¨®n, que me ponga guardaespaldas porque temo por mi vida. Pido tambi¨¦n que se curse un edicto reivindicando oficialmente a la tuna y obligando a todos los colegios a dar clases obligatorias de estudiantina y magreo. Ay¨²deme usted a ir buscando otra novia porque con la actual lo veo todo muy oscuro. ?Ay, Dios! Y hablando de Dios: bueno, adi¨®s.
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