Menem y la memoria
Ciertos pol¨ªticos, periodistas e intelectuales -o h¨ªbridos de estas especies tan locuaces- tienden a rega?ar a los electorados que desobedecen sus recomendaciones. Pasa en todas partes, aunque en Espa?a alcanzara cotas grotescas tras las ¨²ltimas elecciones generales. Con la abrumadora victoria de Menem en Argentina ha sucedido un poco lo mismo. Tanta condena severa al implacable neoliberalismo del presidente argentino y de su ministro de Econom¨ªa, Cavallo, s¨®lo ha servido para que lograran la victoria m¨¢s rotunda que pod¨ªan so?ar.Menem es un personaje f¨¢cil de criticar. Ya su aspecto suele dar pie al chiste por mucho que, si se compara con el que luc¨ªa cuando lleg¨® al poder, casi parece ya Lord Byron. Y aunque ha moderado sus actitudes casi tanto como la longitud de sus patillas, su desparpajo antiintelectual, sus excesos verbales y ademanes autoritarios siguen produciendo un profundo rechazo en las capas urbanas ilustradas. La ins¨®lita soberbia de Cavallo refuerza la antipat¨ªa de dichos sectores hacia este t¨¢ndem hoy indiscutido.
Y, sin embargo, la victoria de Menem es explicable, comprensible y l¨®gica. No tiene alternativa. El rival tradicional del justicialismo de Menem, la Uni¨®n C¨ªvica Radical est¨¢ hundida y hay quien piensa que para siempre. Pese a la ayuda electoral del propio Menem, cay¨® a m¨ªnimos hist¨®ricos. Profundamente dividido, est¨¢ maniatado por el mensaje pol¨ªtico y econ¨®mico antediluviano de un Alfons¨ªn que sigue insistiendo en que ¨¦l hizo siempre todo bien y s¨®lo se equivocan los dem¨¢s.
La nueva fuerza emergente, el Frepaso de Octavio Bord¨®n, ha logrado hacerse con gran parte del voto de las clases medias de la UCR, pero su campa?a se tuvo que centrar en la ¨¦tica y los derechos humanos mientras solo pod¨ªa apoyar a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno. As¨ª las cosas y como ya dijo Bertoldt Brecht, "primero la zampa y despu¨¦s la moral". Y los argentinos han rechazado las opciones voluntaristas, porque recuerdan que muchos de los caminos del calvario que transit¨® esta zarandeada sociedad estaban empedrados por buenas intenciones.
Por primera vez quiz¨¢s en su historia han preferido una opci¨®n de sacrificios seguros a otra de alivios milagrosos hipot¨¦ticos. Tres traumas de su reciente historia han sido determinantes en la elecci¨®n de volver a someterse al moro y a su ducha fr¨ªa econ¨®mica. La hiperinflaci¨®n heredada de Alfons¨ªn hac¨ªa desaparecer los sueldos apenas cobrados, y alcanz¨® los cuatro d¨ªgitos, con su avasallador efecto sobre las clases pobres, la amenaza de unos militares con vocaci¨®n de secuestrar a su pueblo y el aislamiento internacional, que alcanz¨® su m¨¢xima expresi¨®n durante la guerra y la derrota en las Malvinas.Con Menem, la inflaci¨®n ha bajado a niveles europeos ¨®ptimos, en torno al 4%; los militares han sido despojados de todo protagonismo, desprovistos de medios y del servicio militar obligatorio, y convencidos de que, despu¨¦s de lo sucedido, la ¨²nica forma que tienen de vivir con un m¨ªnimo de dignidad es la de pasar inadvertidos. Y, finalmente, Menem acab¨® con los flirteos con el tercermundismo y el Movimiento de No Alineados y lanz¨® a Argentina a competir con Brasil por los favores de EE UU. Fue el ¨²nico pa¨ªs latinoamericano que combati¨® en el Golfo P¨¦rsico, envi¨® cascos azules a varios conflictos y con el Mercosur ha abierto un mercado regional que va en serio y ya cosecha resultados. Con Cavallo, ha estabilizado la econom¨ªa. Ha persuadido al FMI y a los empresarios nacionales y extranjeros de que es la mejor opci¨®n imaginable. Y a las clases bajas, con peronismo ret¨®rico y m¨¦todos tradicionales de captura de votos, las convenci¨® de que es la menos mala de las posibles.
Se ver¨¢ si salen las cuentas. Y si cumple las promesas de acabar con vicios como la dependencia judicial como cumple con la privatizaci¨®n. Pero, pese a la ¨¦tica y est¨¦tica Menem, el voto de los argentinos ha sido razonable. Su memoria colectiva sabe que podr¨ªan estar peor. Mucho peor.
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