Un marat¨®n muy particular
Ha recorrido en 14 d¨ªas m¨¢s de 14.000 kil¨®metros y se ha dirigido en directo a 175.000 personas. De Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se podr¨¢ decir cualquier cosa, menos que no trabaja en las campa?as para pedir el voto. Durante la marat¨®n preelectoral ha recorrido todas y cada una de las comunidades aut¨®nomas, la pen¨ªnsula de extremo a extremo en varias ocasiones y los dos archipi¨¦lagos. Y ha encontrado tiempo para saltar a Melilla.El presidente del Partido Popular sale de estas dos apretadas semanas con varias conclusiones. La primera, y quiz¨¢ la m¨¢s importante para ¨¦l, es que el famoso carisma resulta ser, en pol¨ªtica, un ap¨¦ndice cuyo desarrollo se acelera a medida que el sujeto parece aproximarse a La Moncloa. Y puede alcanzar una dimensi¨®n desproporcionada si media un intento de asesinato de ETA.
La segunda guarda relaci¨®n con el contenido de su discurso pol¨ªtico. Aznar se ha encontrado con que, al menos entre el p¨²blico que acude a sus actos, hay demanda del concepto "nacional". Basta adjetivar con este t¨¦rmino cualquier prop¨®sito -regeneraci¨®n, recuperaci¨®n, cohesi¨®n...- para aumentar el entusiasmo de los tendidos o los grader¨ªos. No ser¨ªa justo ignorar que el orador se cuida tambi¨¦n de arrancar la ovaci¨®n de rigor para la idea de "la Espa?a plural".
Hay una tercera lecci¨®n, al menos. El l¨ªder de los populares ha adoptado el tono de "estadista". Ante la multitud, habla m¨¢s como un venerable patricio romano encargado de se?alar su destino colectivo al resto de los mortales que como un pol¨ªtico aspirante a gobernar y empe?ado en hacer comprensibles sus propuestas y sus soluciones.
La situaci¨®n del Gobierno y del PSOE se lo ha puesto muy f¨¢cil. Basta pronunciar t¨¦rminos como honradez, eficacia, austeridad, respeto a la ley o prestigio internacional para que brillen los ojos del respetable. M¨¢s que una campa?a electoral, Aznar cerr¨® ayer un paseo triunfal en el que ha recogido el entusiasmo y el reconocimiento de los suyos.
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