"Gesti¨®n interesada"
En 1947 la empresa de la plaza de toros de Las Ventas y la Diputaci¨®n Provincial, propietaria del coso, inventaron la Feria de San Isidro. Constaba de cinco corridas que a lo largo de los a?os han ido aumentando hasta alcanzar casi treinta festejos. Cada primavera los abonados -les corresponde la inmensa mayor¨ªa de las localidades de la plaza- renuevan sus abonos, para as¨ª poder seguir ocupando sus asientos de costumbre. Si no los renuevan, los pierden, lo cual, en t¨¦rminos generales, nos parece aceptable, a pesar de que treinta festejos seguidos son muchos y bastantes de los carteles son de poco inter¨¦s.En 1979 una nueva empresa y la Comunidad Aut¨®noma, nueva propietaria del coso, inventaron la Feria de Oto?o. Constaba de siete festejos, una cifra que se ha mantenido con variaciones a lo largo de. los a?os. Cada oto?o, los abonados renuevan sus abonos para as¨ª poder seguir ocupando sus asientos de costumbre. Si no los renuevan en oto?o, los pierden, lo cual, en t¨¦rminos generales, nos parece menos aceptable -en su d¨ªa, hubo protestas- pero admisible. A pesar de que a veces los carteles son flojos -el a?o pasado hab¨ªa una novillada y una corrida de rejones, de escaso inter¨¦s- hay ganas de ver toros.
En 1991, la empresa actual y la Comunidad inventaron la Feria de la Comunidad, que actualmente consta de tres novilladas de escaso inter¨¦s y una corrida-concurso, que suele ser un fracaso. Se celebran unos d¨ªas antes de San Isidro, y a la vez que renuevan sus abonos para San Isidro, los abonados est¨¢n obligados a sacar entradas para las tres novilladas. Si no lo hacen, pierden sus abonos -aqu¨ª hubo m¨¢s protestas-, lo cual, nos parece francamente injusto.
No s¨®lo injusto sino un claro abuso, muestra inequ¨ªvoca de un desmedido af¨¢n de lucro por parte de empresa y Comunidad. Normalmente estas tres novilladas atraer¨ªan a muy pocos espectadores, pero debido a la obligaci¨®n de los abonados de sacar las entradas para no perder el abono, casi se llena la plaza. Ambas entidades que explotan el coso en lo que se denomina gesti¨®n interesada -reciben diferentes porcentajes de las ganancias procedentes de taquilla, derechos de retransmisi¨®n de las corridas y, explotaci¨®n de servicios- han visto la oportunidad de aumentar estos beneficios a costa de los abonados.
Te¨®ricamente, el abuso podr¨ªa ser incluso mayor. "?Qu¨¦ les impide aumentar esta absurda feria hasta ocho festejos?", nos pregunt¨® hace poco un abonado de toda la vida. "Podr¨ªan meter carteles todav¨ªa menos atractivos y no tendr¨ªamos recurso alguno". Empresa y Comunidad, en cambio, arguyen que son precisamente las ganancias de estas tres ferias las que permiten organizar una temporada que va desde marzo hasta octubre. Pero si el a?o pasado la Comunidad gan¨® 567 millones de pesetas con Las Ventas -y la empresa tambi¨¦n se llev¨® ping¨¹es beneficios- parece que hay suficiente margen econ¨®mico para que no peligre esa larga. temporada; no hace falta la miniferia de la Comunidad.
?Qu¨¦ posibilidades tiene el abonado de defenderse de este abuso?
Pedro Mora, director-gerente del Consejo Asesor del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad, nos dijo el otro d¨ªa que estar¨ªa dispuesto a replantear la miniferia si recibiera "quejas f¨®rmales" de parte de las agrupaciones de aficionados (aunque, la verdad, vemos poco probable que dichas quejas sirvan para anular una fuente de ingresos tan importante). Jos¨¦ Luis Moreno Manzanaro, presidente de la Uni¨®n de Abonados de Madrid, afirma que hace a?os la Union mand¨® al Consejo una "queja gen¨¦rica" por el n¨²mero excesivo de festejos obligatorios.
?Y una acci¨®n legal a trav¨¦s de los tribunales? Aqu¨ª los expertos discrepan. Algunos opinan que no se puede hacer nada, que dicha miniferia es la letra peque?a de un contrato no escrito. Otros, en cambio, se?alan que si algunos abonados -ampar¨¢ndose en la Ley General de Consumo, por ejemplo, y denunciando una situaci¨®n de monopolio- llevasen el caso a los tribunales, s¨ª tendr¨ªan posibilidades de eliminar la obligaci¨®n de sacar entradas para la peregrina feria. Si hay alg¨²n aficiondo valiente dispuesto a probar suerte, nos comprometemos a seguir su peripecia desde este mismo espacio.
Todav¨ªa queremos creer en la opini¨®n, expresada hace a?os en la televisi¨®n por un responsable de la Comunidad en materia taurina -no recordamos su nombre ni su partido- de que "los toros en Madrid no deben de existir para hacer negocio, sino como un bien p¨²blico".
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