Firmes ante el crimen

DESDE HACE tres d¨ªas las fuerzas serbias de Bosnia, lideradas por dos personajes inculpados como criminales de guerra ante el tribunal de La Haya, Radovan Karadzic y Ratko MIadic, utilizan como escudos humanos a decenas de cascos azules y observadores de diversos pa¨ªses, entre ellos, dos espa?oles. Las tropas serbias asaltaron ayer Tuzla, una ciudad protegida por la ONU, y tomaron como rehenes a otros 33 brit¨¢nicos. Tambi¨¦n ayer, fuerzas serbias mataron al ministro de Asuntos Exteriores bosnio al derribar su helic¨®ptero.La evoluci¨®n del conflicto es grav¨ªsima. Y demuestra que la escalada b¨¦lica en Bosnia est¨¢ alcanzando un ritmo que amenaza con escapar a todo control. Mucho m¨¢s grave, sin embargo, que los avatares puntuales del conflicto en los ¨²ltimos d¨ªas es que todas estas agresiones a representantes de la comunidad internacional no hayan tenido respuesta a¨²n. No vale ya con condenas, por duras que sean. Es tarde para descubrir que el r¨¦gimen instaurado por medio de las armas, la limpieza ¨¦tnica y las matanzas de civiles por Karadzic es un r¨¦gimen criminal.

El Consejo de Seguridad se ha reunido ya; el Consejo de la OTAN, tambi¨¦n, y los gabinetes de crisis se suceden en todas las capitales occidentales, y especialmente en los pa¨ªses que tienen soldados desplegados en Bosnia. Pero Karadzic sigue bombardeando los enclaves protegidos de la ONU, como ayer Tuzla, toma rehenes y amenaza a la comunidad intemacional con asesinar a sus representantes.

Y no ha sucedido nada. Vuelven a brotar los indicios de desuni¨®n e indecisi¨®n en la comunidad internacional y en la OTAN. Rusia anunci¨® el inmediato env¨ªo de sus ministros de Exteriores y Defensa para intentar mediar ante Karadzic. Ayer se supo que ni han viajado como se anunci¨®, ni se sabe cu¨¢ndo viajar¨¢n. No se sabe siquiera si Karadzic los recibir¨¢.

Lo peor que podr¨ªa suceder en esta crisis es que, despu¨¦s de los ataques a¨¦reos de la semana pasada, la comunidad internacional y la OTAN retornaran a la postura dubitativa que tantos ¨¦xitos ha granjeado a Karadzic. No hay soluci¨®n militar externa a este conflicto. Pero el ¨²nico camino para obligar a las fuerzas serbias a sentarse a negociar una soluci¨®n pac¨ªfica es acabar con la convicci¨®n de su impunidad absoluta. Tiempo habr¨¢ de establecer por qu¨¦ Karadzic, un caudillo m¨¢s propio para encabezar una peque?a banda mafiosa en alguna remota regi¨®n monta?osa, ha logrado poner en jaque a la comunidad occidental y a la Alianza Atl¨¢ntica desde su fantasmal rep¨²blica militarista y racista en Bosnia.

Pasa el tiempo y la osad¨ªa de las fuerzas serbias, su violaci¨®n de todas las leyes internacionales y de las meras reglas de decencia, parecen verse recompensadas una vez m¨¢s. De suceder, estar¨ªamos ante la mayor cat¨¢strofe para la seguridad europea de la segunda mitad de este siglo. Toda decisi¨®n estar¨¢ llena de riesgos, pero dejar a Karadzic ganar el pulso al mundo civilizado ser¨ªa, sin duda, la opci¨®n m¨¢s peligrosa.