Una comedia con ¨¢ngel

Interesado desde siempre por los personajes marginales, Ricardo Franco ha pasado los ¨²ltimos a?os apartado del cine, pero trabajando en la misma direcci¨®n. Tal como demuestran el magn¨ªfico episodio El crimen de las estanqueras (1991), dentro de la serie de ficci¨®n para televisi¨®n La huella del crimen, y la dur¨ªsima trilog¨ªa de documentales de la serie Un mundo sin fronteras, integrada por La canci¨®n del condenado (1992), sobre la pena de muerte en Estados Unidos; El cielo caer¨¢ sobre la tierra (1992), sobre los indios yanomami, y La muerte en la calle (1992), sobre los ni?os de Brasil. Tras seis a?os de ausencia, Ricardo Franco ha vuelto al cine para hacer en su mejor l¨ªnea el excelente documento Despu¨¦s de tantos a?os, muy bien acogido por la cr¨ªtica y mal por el p¨²blico, y la comedia de encargo ?Oh cielos!, que acaba de estrenarse.Nada m¨¢s lejos de sus intereses que las comedias de ejecutivos tan de moda en el cine espa?ol de los noventa, y a las que ?Oh cielos! pertenece plenamente por ser uno de sus principales personajes el director de una agencia de publicidad. Sin embargo, dando muestras de un alto grado de profesionalidad, Ricardo Franco ha sabido sacar el mejor provecho a un gui¨®n un tanto insulso, en el que tan s¨®lo interviene m¨ªnimamente, y a un reparto sin demasiados alicientes.

La ¨²nica novedad de esta historia llena de t¨®picos donde un ejecutivo persigue a su ex mujer mientras su amante le persigue a ¨¦l, desarrollada en unos ambientes tan brillantes como irreales, es la presencia del ¨¢ngel de la guarda del ejecutivo. Como en las comedias d¨¦ los a?os cuarenta, interviene activamente en la narraci¨®n un ¨¢ngel, e incluso sale un cielo donde manda Rafaela Aparicio.

Ricardo Franco sabe llevar la comedia a su terreno al convertir a ese ¨¢ngel en uno de sus habituales personajes marginales, darle una humanidad y una fuerza de la que carecen el resto y conseguir que Jes¨²s Bonilla haga uno de sus mejores trabajos al encarnarle.

En su conjunto, ?Oh cielos! resulta una comedia bien construida, pero sin grandes atractivos, bien narrada por Ricardo Franco, que sobre todo sabe darle un ritmo muy r¨¢pido, pero que se pierde en los ¨²ltimos minutos por la acumulaci¨®n de una sucesi¨®n de falsos finales donde destacan el citado Jes¨²s Bonilla y Ana ?lvarez en una divertida creaci¨®n de guapa tonta a lo Marilyn, frente a una desva¨ªda ?ngela Molina y un El Gran Wyoming que, como su nombre indica, sigue siendo m¨¢s hombre del espect¨¢culo que actor.