Emilio Alvarez, el chico de la chapela
En la tarde del martes una chapela apareci¨® en Par¨ªs. No era peque?a, no. Era la m¨¢s grande que Ciriaco, un loco del tenis que sigue a Berasategui a todas partes, hab¨ªa encontrado en Bilbao. Pero no la llevaba Alberto. Adornaba la cabeza rapada de otro tenista espa?ol que ha pasado desapercibido durante muchos a?os y que el martes gan¨® su primer partido en un torneo del Grand Slam, Emilio ?lvarez. Este jugador de 22 a?os que ocupa el puesto 1660 del mundo ser¨¢ hoy el rival de Sergi Bruguera. "?Ciriaco!", chill¨® Emilio en el momento en que acababa de imponerse al franc¨¦s Jean Philippe Fleurian. "M¨ªrala, m¨ªrala". La chapela estaba ah¨ª, cerrando el metro y 82 cent¨ªmetros de estatura de aquel jugador nacido en Figueres, pero que a todos los efectos se considera malague?o. Causaba sensaci¨®n. El p¨²blico le miraba incr¨¦dulo, porque las ha visto ya de todos los colores, pero no de aquel.En realidad, Emilio ?lvarez es algo estrafalario. "Me dicen que soy raro, pero hay otros que lo son mucho m¨¢s", asegura. Sin embargo, prefiere viajar solo que con entrenador. Y el martes, tras su victoria, se le pod¨ªa encontrar mezclado con el p¨²blico, con su chapela a cuestas, medio perdido y sin saber exactamente con qui¨¦n compartir su alegr¨ªa.
"A principios de a?o tuve que dejar a mi ¨²ltimo entrenador porque no ten¨ªa ni un duro", confiesa. "Le pagu¨¦ lo que le deb¨ªa y no me qued¨® nada. Fui a Am¨¦rica y no pas¨¦ ni una previa. Estaba casi arruinado. Pero en Roma entr¨¦ en el cuadro y en Par¨ªs ya estoy en la segunda ronda". ?lvarez se traslad¨® a M¨¢laga a los ocho a?os y all¨ª entren¨® con Julio Saceda. "Fue el que me ense?¨® a disfrutar de jugar al tenis", reflexiona ahora. A los 14 a?os entr¨® en la Academia de Llu¨ªs Bruguera y all¨ª se mantuvo durante cinco. A¨²n muchas veces, cuando est¨¢ en Barcelona, sigue entrenando all¨ª.
Lo que m¨¢s sorprende en ¨¦l es su actitud aparentemente pasota e irreflexiva. Es capaz de hacer mil tonter¨ªas en la pista. "Dios", chill¨® en su partido ante Fleurian. "Como est¨¢ nublado Dios no puede verme ni ayudarme". Pero hurgando un poco, se descubre r¨¢pidamente al verdadero Emilio. "Tengo muy claro que a la larga voy a ser cantante. A¨²n no s¨¦ si de ¨®pera o rockero", dice. Y hay que tomarle en serio, porque toca el piano y la guitarra perfectamente. Y suele ser el gran animador de los circuitos sat¨¦lites en los que participa.
Hoy, en Par¨ªs, tiene una de las citas m¨¢s importantes de su carrera deportiva: se enfrentar¨¢ a Sergi Bruguera en una de las pistas destacadas del torneo. "Ir¨¦ a la central -dice ¨¦l- con un sombrero, la chapela o cualquier otro -en casa tiene una colecci¨®n de m¨¢s de 200-. Lo he hecho siempre y no me cortar¨¦ porque sea Roland Garros. Sergi es el rival m¨¢s dif¨ªcil del cuadro, pero tendr¨¢ que luchar como un cerdo si quiere ganarme. No le tengo respeto a ¨¦l ni al torneo. Soy muy orgulloso, y todas esas cosas no me coh¨ªben".
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