Reserva privada de caza
Cuando la historia se repite y ovilla sobre s¨ª misma en espirales conc¨¦ntricas, el cronista que la rese?a se ajusta por fuerza a una rotaci¨®n similar: girar y girar en torno a los c¨ªrculos de la gehena, la ronda de estaciones de un asedio sin fin. Los cuadros y escenas son los mismos: todo ha sido dicho y escrito. ?Qu¨¦ puede la usura de la palabra frente a la reiteraci¨®n del horror?Asistimos desde la expiraci¨®n de la en¨¦sima tregua, alcanzada en el ubuesco viaje de Carter a Sarajevo y Pale, a situaciones e im¨¢genes cuya dureza desmiente una vez m¨¢s el triunfalismo de sus negociadores y negociantes. Proclamado hace dos a?os -zona segura bajo protecci¨®n de la ONU-, Sarajevo sigue siendo, como los restantes enclaves supuestamente amparados, una trampa mortal: el pasado 16 de mayo, ochocientos y pico obuses llovieron de las monta?as y colinas ocupadas por los sitiadores sobre la ciudad destruida y exhausta. Un verdadero r¨¦cord en la materia desde la matanza del mercado de la Avenida del Mariscal Tito en febrero de 1994.
Tengo ante m¨ª un florilegio de declaraciones tonitruantes de responsables pol¨ªticos occidentales cuando se produjo el hecho: ?Sarajevo no volver¨¢ a ser sitiado jam¨¢s! Ante la conminaci¨®n de un "implacable castigo a¨¦reo de la OTAN" los ultranacionalistas serbios deb¨ªan retirar su armamento pesado de un radio de 20 kil¨®metros. Con prudencia y astucia, los radicales de Karadzic cumplieron con el ultim¨¢tum pasajeramente y a medias: quitaron algunas armas, ocultaron otras y encerraron las restantes en cuarteles -como el de Lukavica, desde el que se atalaya la capital- bajo la vigilancia simb¨®lica de un pu?ado de soldados desarmados de Unprofor (Fuerzas de Protecci¨®n de las Naciones Unidas). Suspiro de alivio general: ?el honor de la ONU y de las potencias implicadas -Francia y el Reino Unido- quedaba a salvo!
Hoy, las armas excluidas -ca?ones, tanques, morteros y bater¨ªas antia¨¦reas usadas contra objetivos terrestres- han vuelto a las mismas posiciones que ocupaban hace 15 meses y nadie se sorprende demasiado ni evoca, sino en casos extremos, la existencia de una zona de exclusi¨®n te¨®ricamente vigente: las gallardas resoluciones de febrero de 1994, como las de mayo de 1993 en el ilusorio acuerdo de cinco m¨¢s uno en Washington, ?son tambi¨¦n letra muerta? De creer a los portavoces de Unprofor, la respuesta ser¨ªa afirmativa. Desde el comienzo del bombardeo artillero, anunciaron su estricta neutralidad: ?sitiadores y sitiados eran igualmente culpables! Seg¨²n las mismas fuentes, los vuelos de la OTAN sobre la ciudad machacada "no amenazaban a ninguna de las partes". Karadzic: pod¨ªa dormir tranquilo: ?como antes de febrero del 94, los pilotos de la Alianza Atl¨¢ntica se limitan a filmar el urbicidio, qui¨¦n sabe si los brillantes ejercicios de punter¨ªa de sus tiradores de ¨¦lite sobre blancos humanos!
La intervenci¨®n del secretario general de las Naciones Unidas ante el Consejo de Seguridad el mismo d¨ªa 16 de mayo tiene, no obstante sus habituales restricciones mentales, el m¨¦rito de la franqueza: "El concepto de zonas de seguridad", dijo, "no es claro y la ONU carece de medios para protegerlas". En opini¨®n de Butros Gali, Unprofor deber¨ªa renunciar a su ineficaz papel de guardi¨¢n de las ¨¢reas asediadas y limitar su misi¨®n a la defensa de sus m¨ªlites (v¨¦ase Le Monde del 17-5-95). En corto: el destino de la poblaci¨®n civil de Sarajevo, sometida a todo g¨¦nero de desafueros y "privada de los derechos -vivir, comer, moverse- de los que gozan los animales dom¨¦sticos en Occidente", seg¨²n palabras del arzobispo cat¨®lico de la ciudad, no incumbir¨ªa a las fuerzas que act¨²an en el terreno. Condenados a un mero estatus de observadores, los cascos azules son peones maniatados de un juego que no controlan: gestores del cerco y, a la postre, sus rehenes, en raz¨®n de su esencial vulnerabilidad.
Los radicales serbios pueden multiplicar as¨ª los cr¨ªmenes y exacciones: su impunidad parece garantizada. El aeropuerto de Sarajevo permanece cerrado desde hace semanas a los vuelos de ayuda humanitaria: la comunidad internacional no reacciona. Las bater¨ªas serbias disparan contra los aviones que transportan dicha ayuda: la comunidad internacional transige y calla. Los francotiradores vuelven a sembrar el terror en las calles y no recatan sus provocaciones, a veces mortales, a los cascos azules: la comunidad internacional cierra los ojos. En los territorios de la autoproclamada Rep¨²blica Serbia de Bosnia prosiguen las deportaciones masivas, la voladura sistem¨¢tica de mezquitas e iglesias cat¨®licas (157 de estas ¨²ltimas, seg¨²n el arzobispo de Sarajevo), las matanzas destinadas a servir de lecci¨®n y completar la llamada limpieza ¨¦tnica: la comunidad internacional se cruza de brazos.
S¨®lo en circunstancias de excepci¨®n, cuando las agresiones mort¨ªferas sobrepasan el nivel habitual de tolerancia, los responsables militares de la OTAN obtienen el visto bueno de la ONU para pasar del dicho al hecho: pero su respuesta, obligatoriamente mesurada -?el bombardeo del campo de aviaci¨®n de los secesionistas de Krajina, del que part¨ªan sus ataques a¨¦reos al enclave musulm¨¢n "protegido" de Bihac, indult¨® con cortes¨ªa exquisita, a, los aviones aparcados junto a la pista!-, no disuade de su empe?o a los que "trazan con sangre las fronteras de la Gran Serbia".
Los ataques a¨¦reos de advertencia del 25 y 26 de mayo por aviones de la OTAN a un dep¨®sito de municiones en las cercan¨ªas de Pale, con el prop¨®sito de forzar a los agresores a respetar el per¨ªmetro de exclusi¨®n de armas pesadas -repetici¨®n moderato cantabile del ultim¨¢tum de febrero de 1994-, han provocado, pese ala no participaci¨®n anglofrancesa en los mismos por temor a una posible represalia contra sus contingentes militares, a las palabras apaciguadoras del portavoz de Unprofor, Fred Erckhard, -?una mezcla de vaselina y crema Nivea para suavizar a los matones de Karadzic combinada con amenazas de un probable castigo a¨¦reo de los sitiados bosnios!- y a la ¨ªndole limitada de la operaci¨®n -conforme al modelo de los alfilerazos anteriores-, la temida y previsible reacci¨®n de los advertidos. Al cosquilleo, patada en las partes, all¨ª donde m¨¢s duele: bombardeos masivos de las "zonas protegidas", carnicer¨ªa de 76 civiles en Tuzla, derribo del helic¨®ptero en el que viajaba el ministro de Asuntos Exteriores bosnio, captura de casi 400 cascos azules y observadores internacionales como rehenes usados como escudos humanos para impedir nuevas incursiones, "recuperaci¨®n" del material pesado te¨®ricamente custodiado por Unprofor, etc¨¦tera. Una vez m¨¢s, confortado con las contradicciones e incoherencias de la comunidad internacional, Karadzic dicta las reglas del juego. ?Nuevo mini-M¨²nich a la vista!: nadie habla ya del cumplimiento del ultim¨¢tum ni de una matanza que supera en horror a la del Markale de Sarajevo. Todo se centra en la liberaci¨®n de los rehenes. Y para negociar con los tah¨²res de Pale, las potencias implicadas en el conflicto no han encontrado un intermediario m¨¢s calificado que el muy dem¨®crata y fiable pacificador de Chechenia: Bor¨ªs Yeltsin. ?Hasta d¨®nde llegar¨¢n las concesiones de este ya socorrido y siniestro gui¨®n?
Los efectos devastadores de la pol¨ªtica de capitulaci¨®n anglofrancesa ante los responsables del genocidio de la comunidad musulmana en Bosnia los medimos ahora: lo que ocurre en Argelia y Chechenia -elijo dos ejemplos voluntariamente dispares- no puede desvincularse de lo acaecido en la ex Federaci¨®n Yugoslava. El fanatismo nacional-religioso atiza el fanatismo nacional-religioso; la prepotencia criminal, la prepotencia criminal. El incendio no evitado en 1991 y 92 no cesa ni cesar¨¢ de propagarse. Los aprendices pir¨®manos se multiplican bajo la sombrilla del ya esperp¨¦ntico nuevo orden internacional".
?Qu¨¦ hacer frente a la ¨²ltima escalada b¨¦lica de los fascistas serbios? ?Retornar a la situaci¨®n de febrero de 1994 y repetir el juego del rat¨®n y el gato en el per¨ªmetro de exclusi¨®n de armas pesadas? ?Reunir una vez m¨¢s al Consejo de Seguridad en el teatro de t¨ªteres de la ONU para verificar su inanidad? ?Resucitar planes de paz descartados y muertos? ?Convocar a Ginebra al sospechoso N¨²mero Uno de cr¨ªmenes de guerra y escuchar all¨ª su nuevo cuento de Scheherezade? ?Enviar a¨²n a Jimmy Carter a Pale a celebrar el sentido de hospitalidad de su anfitri¨®n y sus encantadoras canciones de sobremesa en honor de San Sava? ?O arrojar de una vez la toalla y retirar a Unprofor del ¨¢rea como preludio a una guerra generalizada que desbordar¨ªa las fronteras de la ex Yugoslavia y se extender¨ªa al resto de los Balcanes?
Muy significativamente, la ¨²nica soluci¨®n conforme a la justicia y derecho y los intereses a largo plazo de la paz mundial no est¨¢ a la orden del d¨ªa: la aplicaci¨®n estricta d¨¦ todas las resoluciones del Consejo de Seguridad, de la ONU respecto de la independencia e intangibilidad de las fronteras de Bosnia-Herzegovina y el amparo de su poblaci¨®n. Pero no nos enga?emos: la actual estrategia occidental no, concibe ni admite sino la muerte de poblaciones civiles ajenas, nunca la de los propios soldados. Mientras esta carencia de ¨¦tica y visi¨®n pol¨ªtica paralice a quienes rigen los destinos del mundo, el cerco de Sarajevo continuar¨¢ y los tiradores de ¨¦lite de Karadzic seguir¨¢n ejercitando su punter¨ªa en la otrora bella ciudad convertida hoy en su reserva privada de caza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- SFOR
- Radovan Karadzic
- Limpieza ¨¦tnica
- Cerco de Sarajevo
- Objetivos militares
- Opini¨®n
- IFOR
- Amenazas
- Asedio militar
- Contactos oficiales
- Fuerzas internacionales
- Guerra Ir¨¢n-Irak
- Campos refugiados
- OTAN
- Cr¨ªmenes guerra
- Misiones internacionales
- Genocidio
- Guerra Bosnia
- Delitos contra Humanidad
- Bosnia Herzegovina
- Incidentes
- Acci¨®n militar
- Derechos humanos
- ONU
- Pol¨ªtica exterior