La rambla marchita
Una promesa florida que no se cumpli¨®. En 1992 el Ayuntamiento de Madrid aprob¨® crear una rambla de flores para dar una salida laboral a familias gitanas que ya se dedicaban a estos menesteres a salto de mata. Se hablaba de 40 a 60 puestos en una zona c¨¦ntrica como Cibeles o la cuesta de Moyano. Pronto, la misma asociaci¨®n de mujeres gitanas Rom¨ª Sersen¨ª, art¨ªfice del proyecto, rebaj¨® a 12 el n¨²mero de tenderetes.Pero el Consistorio no acababa de fijar un lugar para el mercadillo floral. Primero propuso la estaci¨®n del AVE, en Atocha, sobre la que, curiosamente, no tiene competencias, pero Renfe lo desech¨®. Despu¨¦s pidi¨® a sus concejales de distrito que propusieran una ubicaci¨®n. S¨®lo el de Ciudad Lineal, Jorge Barbadillo, present¨® una oferta.
Entretanto, la Asociaci¨®n Profesional de Floristas Madrile?os reiter¨® que s¨®lo apoyar¨ªa el proyecto si ayudaba a eliminar la venta ambulante ilegal. Esta entidad ve¨ªa con buenos ojos ubicaciones como los cementerios o la cuesta de Moyano, pero el equipo de gobierno local no se defin¨ªa.
Como el asunto comenz¨® a ser objeto de pugna pol¨ªtica entre el Ayuntamiento del PP y la Comunidad, entonces del PSOE, el Gobierno regional decidi¨® apadrinar a las mujeres para que vendiesen claveles en la plaza de toros de Las Ventas y, de paso, recordarle as¨ª al Consistorio su compromiso incumplido.
Por fin, en julio de 1994, se instalaron e inauguraron de forma oficial las migajas de este proyecto en el que la Comunidad hab¨ªa invertido 12 millones de pesetas: cinco puestos en Ciudad Lineal. La rambla floral qued¨® marchita.
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