El Genov¨¦s
Se?or don Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Madrid. Muy se?or m¨ªo:El que suscribe, Bonifacio Rodr¨ªguez Alamillo, de 52 a?os, casado, vecino de Madrid, residente en la calle de G¨¦nova, cat¨®lico, profesor de Matem¨¢ticas y experto en falsificaciones, se dirige a usted para notificar lo siguiente:
Desde hace diez d¨ªas, un tipo inquietante merodea a todas horas por la calle de G¨¦nova de arriba abajo, de abajo arriba. Viste con fingida elegancia y lleva siempre un portafolios atestado de papeles. Al pasar por el n¨²mero 13, sede del Partido Popular, levanta. ostentosamente la mano derecha y hace el signo de la victoria. Supongo que sus servicios de seguridad ya se habr¨¢n percatado de los movimientos del intruso. Yo, se?or, estoy en condiciones de poder informarle sobre el sujeto en cuesti¨®n porque conozco bien el percal.
Se trata de Jacinto Alamillo Fuentes, de 50 a?os, y es primo m¨ªo, lo cual no quita para que todos sus conocidos le consideren un canalla. Siempre fue el bald¨®n de la familia, que somos de derechas de toda la vida. Desde muy joven se las ha apa?ado como una serpiente para coquetear con las mujeres y con las ideas. Le gusta alardear de su madrile?ismo. El muy c¨ªnico ha escrito incluso un op¨²sculo sonrojante donde demuestra que la esencia de Madrid es la promiscuidad, es decir, el desenfreno. Si le dejaran, convertir¨ªa a nuestra ciudad en una casa de lenocinio.
Este individuo tiene habilidad portentosa para cambiar de chaqueta (de hecho, fue modelo de pasarela en su juventud). En el pr¨®logo del citado op¨²sculo escribe: "Todas las ideas, al igual que las mujeres, tienen algo sublime. Por tanto, hay que amarlas a todas, sean churras o merinas". Efectivamente, ha sido anarquista, comunista, socialista, agn¨®stico, liberal, republicano y mon¨¢rquico. Pero si le digo la verdad, se?or Aznar, mi primo Jacinto es un s¨¢tiro que s¨®lo piensa en los placeres de la cama. Si se acerca a una idea es para acostarse con ella. All¨¢ donde ve ideas o mujeres e cuela como una lagartija para hacer de las suyas.
El 28-M por la noche vino a mi casa para ver desde el balc¨®n la gran fiesta de nuestro triunfo electoral. Enseguida se dio cuenta de que nuestras mujeres son muy numerosas y muy lozanas. All¨ª mismo tom¨® a decisi¨®n de infiltrarse en el Partido Popular. Pero no se lo debemos permitir, don Jos¨¦ Mar¨ªa. F¨ªjese usted hasta d¨®nde llega su propensi¨®n a la lujuria: cuando una m¨¢quina de tabaco le agradece mec¨¢nicamente su compra, Jacinto se excita y mantiene con ella conversaciones dignas de un burdel. En t¨¦rminos matem¨¢ticos podr¨ªamos definirle como un cateto a la caza de hipotenusas.
En la familia ya le llamamos El Genov¨¦s. Pero el mote no le ha molestado en absoluto. Al contrario, le gusta. Va diciendo por ah¨ª que el m¨¢s ilustre genov¨¦s de todos los tiempos es Col¨®n. Y contin¨²a: "Col¨®n fue un conquistador, como yo. Conseguir¨¦ conquistar el coraz¨®n de las mujeres de derechas. Ellas me aupar¨¢n a puestos de responsabilidad". Y se queda tan pancho. A m¨ª me llevan los demonios, porque este est¨²pido es muy tenaz. Los hijos de las tinieblas tienen mucho m¨¢s morro que los hijos de la luz. Si Jacinto logra engatusar a las mujeres de derechas, nuestro ideario quedar¨¢ hecho a?icos en dos d¨ªas. Por lo que m¨¢s quiera, se?or Aznar: en nombre del recato, el pudor y los valores eternos, no tolere que ese sinverg¨¹enza pise nuestra sede. Bien sabe usted que ahora nos salen pretendientes por todas partes a la espera de dar un braguetazo. Jacinto Alamillo Fuentes es uno de ellos. Tome usted buena nota y act¨²e en consecuencia.
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