Jugar con el ¨¢tomo
EL PRESIDENTE franc¨¦s, Jacques Chirac, prometi¨® mucho en su campa?a electoral. Y ahora tiene que contentar a muchos, tanto a nacionalistas como a neoliberales y keynesianos. Tendr¨¢ muchas dificultades para cuadrar el c¨ªrculo de restricciones presupuestarias y reducci¨®n del desempleo. Y no ten¨ªa a mano nada m¨¢s f¨¢cil para mostrar una supuesta independencia que asumir unilateralmente, sin consultas previas y en l¨ªnea gaullista, una pol¨ªtica nuclear contraria a las dem¨¢s potencias con la reanudaci¨®n de pruebas subterr¨¢neas. F¨¢cil, como decimos, aun a sabiendas de que con ello disgusta a su aliado norteamericano y a casi todos los dem¨¢s.Francia reemprende los ensayos nucleares en su patio trasero de la Polinesia francesa, entre septiembre pr¨®ximo y mayo de 1996. Para compensar el mal efecto internacional -que estaba garantizado- y demostrar que tampoco Par¨ªs ha decidido ignorar los esfuerzos por lograr un consenso en esta controvertida materia, Chirac ofrece para el oto?o de 1996 la firma de un tratado sobre el cese total de las pruebas nucleares. Francia dice que est¨¢ dispuesta a portarse bien, pero eligiendo tiempo y lugar.
Apenas secada la tinta de la extensi¨®n indefinida del Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear (TNP), Francia, como una de las potencias at¨®micas reconocidas, ignora la moratoria de esas pruebas que aplican unilateralmente Estados Unidos desde 1993 y Rusia desde su renacimiento en 1991, y, sobre todo, la que el propio antecesor de Chirac, el socialista Mitterrand, hab¨ªa prometido cumplir sin l¨ªmite de tiempo en 1992. Cuando las potencias piden a la comunidad internacional que se abstenga del pecado at¨®mico y que ellas cumplir¨¢n con la autolimitaci¨®n, es una irresponsabilidad volver a abrir la espita de las pruebas, que no s¨®lo justifican a posteriori la pol¨ªtica china de ignorar los c¨®digos de conducta adoptados, sino incitan a otras potencias nucleares a entrar de nuevo en la experimentaci¨®n con armamento nuclear. No hay vulneraci¨®n de ning¨²n acuerdo internacional en el comportamiento del El¨ªseo. Porque Francia ya ha proliferado nuclearmente. Pero Par¨ªs ha hecho un gesto muy preocupante por lo que revela de desprecio a la solidaridad y cohesi¨®n occidental. Alinearse con China, la mayor potencia que efect¨²a regularmente este tipo de pruebas, no es precisamente sumarse al club m¨¢s selecto.
Lo peor no son ni siquiera las pruebas en s¨ª, sino la frivolidad que se aprecia en la actitud francesa. Se reanuda la experimentaci¨®n at¨®mica, pero poco, y parece que se hace para que quede claro que en Par¨ªs s¨®lo manda Par¨ªs. Cuando existe tal necesidad de ratificar la propia independencia surgen las sospechas sobre complejos e inseguridades. Ahora, gracias a Chirac, las potencias con capacidad at¨®mica conocida, pero no reconocida oficialmente, tienen un magn¨ªfico pretexto para la indisciplina. India, Pakist¨¢n y algunos otros estar¨¢n hoy m¨¢s c¨®modos que ayer en la nuclearizaci¨®n de su casa militar.
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