El movimiento totalitario en el Pa¨ªs Vasco
Los movimientos totalitarios de ultraderecha que proliferan en Europa durante los a?os treinta han sido definidos como criminales y desprovistos de todo sentido por los medios de comunicaci¨®n de los pa¨ªses occidentales. En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial se difundi¨® esa, definici¨®n de los movimientos nazis y fascistas, que se fundaba en la abrumadora informaci¨®n sobre sus cr¨ªmenes contra determinados grupos ¨¦tnicos y pol¨ªticos.En la opini¨®n p¨²blica arraig¨® la tendencia a identificar la condici¨®n de nazi con la de criminal, que con frecuencia se hac¨ªa extensible a las personas que participaron en otros movimientos de ultraderecha. Al igual que sucede con algunas instituciones conceptualizadas como "totales", como hospitales psiqui¨¢tricos, c¨¢rceles y campos de concentraci¨®n, los estudios sociol¨®gicos de los movimientos totalitarios y de masas tuvieron considerable influencia en la difusi¨®n de dicho marco interpretativo.
Entre las caracter¨ªsticas de esos movimientos destaca una que se refiere a la relaci¨®n entre sus fines y los medios empleados para realizarlos. Lo que define el comportamiento de los que apoyan a estos movimientos es una decidida voluntad de no respetar las pautas de comportamiento que caracterizan a las sociedades democr¨¢ticas, y la tendencia a suprimir esa clase de procedimientos pac¨ªficos por medio de la violencia. Se trata de una caracter¨ªstica t¨ªpica de esos movimientos que les distingue de los dem¨¢s: la violencia contra la oposici¨®n como expresi¨®n del activismo pol¨ªtico no democr¨¢tico, el rechazo del debate p¨²blico, la libertad de expresi¨®n y de competencia entre las ideas que son consustanciales a la democracia (Kornhauser, Duverger). Los estudios sociol¨®gicos destacaron la semejanza existente entre los movimientos totalitarios al margen de que su ideolog¨ªa pol¨ªtica fuese de derecha o de izquierda. Las citadas caracter¨ªsticas de los movimientos nazis y fascistas se consideraban igualmente aplicables a los, de izquierda, desde la filosof¨ªa de la acci¨®n directa que influy¨® poderosamente en el sindicalismo revolucionario en Francia y Espa?a hasta las acciones del Ku Kux Klan en EE UU o los movimientos estalinistas en el mundo.
Sin embargo, ese marco de significados se difundi¨® en Occidente para condenar a los movimientos ultraderechistas, a pesar de que las consecuencias de los movimientos comunistas fueron a¨²n m¨¢s graves si las evaluamos por la cantidad de muertos que han producido. Al terminar la guerra m¨¢s sangrienta de la historia, que produjo casi cuarenta millones de muertos y en cuyo origen estos movimientos desempe?aron un papel decisivo, el marco de interpretaci¨®n prevaleciente en la opini¨®n p¨²blica europea se limit¨® al totalitarismo de derechas. Probablemente debido a razones pol¨ªticas, y al hecho de que uno, de los vencedores era el caudillo de uno de esos dos movimientos, ese marco no se extendi¨® a los movimientos comunistas en la opini¨®n publica de, estos pa¨ªses. Parad¨®jicamen.te, el caudillo totalitario que m¨¢s tiempo permaneci¨® en el poder (Stalin) tambi¨¦n era el jefe de uno de los ej¨¦rcitos que derrotaron a Alemania y aparec¨ªan entre los salvadores de las democracias europeas. S¨®lo en Estados Unidos se produjo una excepcion a esta tendencia, lo cual, sin embargo, estuvo relacionado con el surgimiento deun movimiento de ultraderecha, el macartismo, que practic¨® la caza de brujas entre comunistas y personas simpatizantes con las ideas de izquierdas.
Todo ello ilustra la naturaleza de los factores que intervienen en la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica en pa¨ªses occidentales y la incidencia que en ella tiene la investigaci¨®n cient¨ªfica. Si intentamos aplicar esta ¨²ltima al an¨¢lisis de los movimientos sociales en Espa?a, una cuesti¨®n importante consiste en identificar la naturaleza del movimiento independentista del que forma parte ETA. La estrecha vinculaci¨®n existente entre esa organizaci¨®n terrorista, el grupo KAS y el partido pol¨ªtico Herri Batasuna plantea una confusa situaci¨®n que permite a ETA presentarse p¨²blicamente como la punta de lanza (te lo que denomina el Movimiento Vasco de Liberaci¨®n Nacional.
Ese movimiento presenta caracter¨ªsticas importantes de los movimientos totalitarios y de masas, la. primera de las cuales es su relaci¨®n con la violencia y su actitud hacia las formas de participaci¨®n en la vida p¨²blica en una democracia. Una idea com¨²n a los movimientos nazis, comunistas y al independentista vasto es que la violencia constituye un medio leg¨ªtimo de acci¨®n pol¨ªtica contra la oposici¨®n. Esa idea no s¨®lo se pone de manifiesto en las continuas declaraciones de los representantes pol¨ªticos del movimiento abertzale en las que justifican p¨²blicamente los cr¨ªmenes de ETA, sino tambi¨¦n en el comportamiento en la calle de los seguidores del grupo KAS cada vez que hay una, manifestaci¨®n convocada por las organizaciones de ese movimiento.
En estos d¨ªas se est¨¢ viendo la causa contra una veintena de supuestos miembros de esos grupos por los destrozos que causaron el d¨ªa de la Salve en San Sebasti¨¢n. Pero desde hace tiempo los medios de comunicaci¨®n vienen analizando la acci¨®n de estos grupos como parte de una estrategia de la organizaci¨®n terrorista para extender sus procedimientos de acci¨®n violenta al movimiento de masas que opera en la calle. Seg¨²n esa informaci¨®n (EL PA?S, 4, 7 y 9 de mayo de 1995), dicha estrategia pasa por el entrenamiento de j¨®venes en t¨¦cnicas de sabotaje y guerrilla urbana que incluyen la preparaci¨®n de artefactos incendiarios. Esos grupos (designados como comandos Y), cuyos actos de sabotaje han producido destrozos valorados en miles de millones de pesetas en el a?o 1994, constituir¨ªan el eslab¨®n generacional con ETA, ya que se espera que sus miembros ingresen en ella en el futuro.
Los nazis seleccionaban a sus v¨ªctimas entre jud¨ªos, gitanos y activistas de izquierda; los estalinistas, entre los disidentes; el movimiento independentista vasco lo hace entre polic¨ªas y pol¨ªticos, que son presentados como "enemigos del pueblo vasco". Los ¨²ltimos atentados contra Aznar y Ord¨®?ez se su man a una lista de pol¨ªticos que han sido objeto de atentados desde hace a?os. El argumento con que pretenden justificarlos (que la violencia es un medio leg¨ªtimo de acci¨®n porque nuestro sistema no reconoce el derecho a la autodeterminaci¨®n de los vascos) no cambia lo esencial, ya que en pol¨ªtica argumentos pueden formularse de todos los colores, pero lo que importa son los hechos. Lo esencial es que estos grupos reproducen fielmente la principal caracter¨ªstica de los movimientos totalitarios del pasado con su recurso sistem¨¢tico a la violencia contra la oposici¨®n y con su rechazo del debate p¨²blico.
Al igual que hicieron los nazis y estalinistas, la funci¨®n de la violencia consiste en difundir el miedo entre la poblaci¨®n para imponer los objetivos del movimiento. Una estrategia de utilizar el terror como medio de acci¨®n frente a la libertad de expresi¨®n y de competencia entre distintas ideas, es decir, de atentar contra los principios esenciales de la democracia como sistema pol¨ªtico. En el movimiento abertzale, esa estrategia est¨¢ en la ra¨ªz de su estructura interna, en cuyo v¨¦rtice se encuentra la organizaci¨®n que lo dirige. Por eso tiene sentido el concepto "movimiento terrorista" empleado por el ministro del Interior para definirlo, al igual que su an¨¢lisis de las consecuencias que tiene el apoyo electoral a su partido pol¨ªtico: votar a Herri Batasuna es apoyar al terrorismo y la continuidad de sus cr¨ªmenes contra la poblaci¨®n vasca (aquella que vive y trabaja en Euskadi, seg¨²n afirma esa misma organizaci¨®n).
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