Se elige alcalde
LOS 20 d¨ªas transcurridos desde las elecciones del 28-M no han servido para despejar inc¨®gnitas en los ayuntamientos en los que no hubo mayor¨ªas absolutas. La ley prev¨¦ que si ning¨²n candidato recibe el voto de la mitad m¨¢s uno de los concejales, sea designado alcalde, en segunda votaci¨®n, el de la, lista m¨¢s votada. Ello puede plantear problemas de bloqueo, por lo que, en principio, parece preferible una pol¨ªtica de pactos que garantice la estabilidad de los ayuntamientos. Pero hay ocasiones en que tales pactos resultan demasiado artificiosos o escasamente respetuosos con el sentido del voto ciudadano.Las principales inc¨®gnitas se refieren a municipios en los que la elecci¨®n del alcalde depende de la opci¨®n que finalmente adopten, los concejales de IU. La negativa de Anguita a suscribir con los socialistas unos acuerdos similares a los de 1991 podr¨ªa favorecer al PP en varios cientos de municipios en los que, aun siendo el partido m¨¢s votado, se ver¨ªa superado por la suma de los esca?os del PSOE e IU. Al margen de los pactos, el PP tiene garantizadas las alcald¨ªas de unos 3.000 ayuntamientos, y el PSOE, algo menos de 2.000.
La propuesta de Anguita de negociar municipio a municipio, con arreglo a los programas respectivos y sin privilegiar a ning¨²n partido como posible aliado, es coherente con su teor¨ªa de considerar. al PSOE una formaci¨®n de derechas, merecedora de igual trato que el PP. Pero no debe de ser una cuesti¨®n tan aferrada a principios cuando en 1991 defend¨ªa precisamente lo contrario: una negociaci¨®n global y guiada por el objetivo prioritario de cerrar el paso al PP. Adem¨¢s, no parece muy coherente plantear la negociaci¨®n a escala local y poner como condiciones para el acuerdo asuntos como la revisi¨®n del Tratado de Maastricht, la reforma laboral o los pactos auton¨®micos, asuntos mas bien lejanos a la competencia municipal. Claro que tampoco para los socialistas debe de ser asunto intocable el ¨¢mbito de negociaci¨®n. Entonces eran ellos quienes se resist¨ªan a un pacto general y propon¨ªan negociar cada caso por separado.
La matizaci¨®n de los principios m¨¢s sagrados de acuerdo con los intereses m¨¢s coyunturales est¨¢ brillando con especial fulgor en M¨¢laga. El candidato de IU, Antonio Romero, tras una feroz campa?a de descalificaci¨®n -y cuasi criminalizaci¨®n- de los socialistas, tuvo m¨¢s votos que ¨¦stos.- Ahora pide el apoyo de. sus abominados adversarios para ser alcalde y cerrar el paso a la candidata de la derecha, Celia Villalobos, que se qued¨® a un esca?o de la mayor¨ªa absoluta. Casos como ¨¦ste plantean dudas sobre los criterios de conformaci¨®n de mayor¨ªas. Quiz¨¢ fuera m¨¢s l¨®gico el desistimiento en favor de la candidatura ganadora, aun sin mayor¨ªa absoluta, cuando es evidente la falta de sinton¨ªa entre los componentes de la coalici¨®n alternativa.
Tambi¨¦n en C¨®rdoba una posible alianza PSOE-IU favorecer¨ªa a IU, pero all¨ª la distancia entre la suma de los votos de los dos partidos de izquierda y los del PP es considerable y, por otra parte, el alcalde saliente ya pertenec¨ªa a IU y hab¨ªa sido elegido con el apoyo del PSOE. No es il¨®gica la propuesta socialista de relacionar la repetici¨®n de ese apoyo con el que ellos necesitan para mantener la alcald¨ªa de Huelva. All¨ª el PP fue la fuerza m¨¢s votada, pero por un solo esca?o de distancia; por lo que el apoyo de cuatro concejales de IU a los 11 del PSOE no constituir¨ªa una mayor distorsi¨®n de la voluntad popular.
El equivalente catal¨¢n de IU, Iniciativa per Catalunya, s¨ª intercambiar¨¢ apoyos con los socialistas del PSC en unos 80 municipios, incluyendo el de Barcelona. Lo mismo ocurrir¨¢ en Galicia, en este caso con el a?adido de los nacionalistas del BNG. Tambi¨¦n habr¨¢ acuerdo PSOE-IU en unos 50 pueblos de Valencia y en los mayores de la periferia de Madrid. En el resto, la decisi¨®n se conocer¨¢ hoy. La excepci¨®n es el Pa¨ªs Vasco, donde la traslaci¨®n a los ayuntamientos del pacto tripartito que respalda al Gobierno Vasco (PNV-PSOE-EA) permitir¨¢ a esos partidos conservar los principales municipios. En alg¨²n caso, como Bilbao, sin mayor¨ªa absoluta. En otros, arrebatando Poder municipal a HB. En cualquier caso, y pase lo que pase en estas horas previas a la constituci¨®n de las nuevas corporaciones, el PP emerge como el primer partido en el conjunto del pa¨ªs.
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