Educaci¨®n
Telara?as en el cerebro, ga?anes pontificando, sue?o de la raz¨®n.Cronistas con vocaci¨®n de porteras; revistas y diarios, radios y televisiones, viradas simult¨¢neamente del rosa al amarillo; usureros saliendo de su cloaca peinados con brillantina y dictando doctrina; semianalfabetos con cargo pretendiendo enmendar la plana al pr¨®jimo; diputados dequeando, periodistas preveyendo, farfollas posicionando; trabajadores exigiendo la luna sin m¨¦rito; pol¨ªticos y funcionarios selectos, entrando a saco en el dinero com¨²n; vivendas canijas a precios de mareo; la Iglesia, volviendo a empu?ar la espada; los coches, m¨¢s grandes que las plazas de aparcamiento; el inter¨¦s popular, pendiente de los an¨¢lisis de Jes¨²s Gil. Y gentes hist¨¦ricas -algunas, dispuestasa matar- por un feto, por una naci¨®n, por un club de f¨²tbol.
Tiene cura. Se llama educaci¨®n. (Perd¨®neseme el farfollas, ?es tan descriptivo!)-
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