Coste excesivo

LA MEDIACI?N en el ya cr¨®nico conflicto m¨¦dico de los 105 hospitales del Insalud ha tenido unos efectos inmediatos que no dejar¨¢n de agradecer sus desatendidos pacientes: la desconvocatoria, al menos provisional, de la huelga iniciadael pasado 8 de mayo. Una huelga que ha dejado tras s¨ª casi un mill¨®n de consultas aplazadas y varias decenas de miles de operaciones quir¨²rgicas suspendidas.De momento, lo convenido exactamente es una tregua entretanto se perfila el acuerdo definitivo con la ayuda de los buenos oficios del mediador Abril Martorell. Pero ser¨ªa poco serio, adem¨¢s de una tomadura de pelo a los pacientes, que la huelga volviera de nuevo a los hospitales p¨²blicos tras haberse normalizado la actividad asistencial. Es una hip¨®tesis sencillamente descabellada. No se concibe que los m¨¦dicos, ni sus sindicatos, puedan contemplarla.

En todo caso, la reivindicaci¨®n econ¨®mica -la m¨¢s controvertida y pr¨¢cticamente ¨²nica del conflicto- parece estar encarrilada definitivamente. La aceptaci¨®n por parte de los huelguistas de la f¨®rmula propuesta por el mediador Abril Martorell as¨ª lo hace prever. En el corto plazo no se diferencia sustancialmente de otras manejadas con anterioridad: aumento de 30.000 pesetas mensuales en concepto de productividad fija en 1995 y compromiso por parte de la Administraci¨®n de ir reduciendo en los a?os siguientes diferencias salariales con recursos liberados por la mejora de la gesti¨®n hospitalaria. Echando la vista atr¨¢s, apenas si se diferencian estos acuerdos de las propuestas efectuadas por el ministerio y que los m¨¦dicos, o al menos la CESM, su adalid en la huelga, consideraban poco menos que un insulto. Ahora, tras la mediaci¨®n, la propuesta es suficientemente digna para ser aceptada. Alegr¨¦monos por el fin del conflicto, pero ser¨¢ dif¨ªcil que los pacientes que han aguantado retrasos y esperas entiendan el porqu¨¦ del empecinamiento.

A largo plazo, la propuesta de Abril Martorell contempla unos compromisos de armonizaci¨®n salarial en el ¨¢mbito hospitalario p¨²blico que no podr¨¢n dejar de satisfacer a los huelguistas. No hay que olvidar que el desencadenante de la huelga fue el agravio comparativo con los m¨¦dicos mejor pagados de otras comunidades. Es cierto que algunas de esas diferencias est¨¢n justificadas por una mayor dedicaci¨®n al paciente mediante la pr¨®rroga de la jornada, pero, en general, la desigualdad salarial, seg¨²n el territorio es consecuencia de la imprevisi¨®n legislativa de no regular arm¨®nicamente el sistema retributivo del Sistema Nacional de Salud (el transferido y el del Insalud). La Ley General de Sanidad de 1986 prev¨¦ esa armonizaci¨®n, pero nadie se ha preocupado de desarrollarla. No est¨¢ mal, pues, que la Administraci¨®n se comprometa a poner fin a la espiral del agravio comparativo en la sanidad p¨²blica. Y tambi¨¦n debe parecernos bien que los m¨¦dicos, por fin, hayan entrado por la v¨ªa del di¨¢logo y el acuerdo, con olvido de los maximalismos de muchos de sus l¨ªderes sindicales.