Mucho estajanovista y poco l¨ªder en Espa?a
Los corredores espa?oles son m¨¢s fuertes que nunca, son la base de los mejores equipos del mundo, pero, parad¨®jicamente y exceptuando a Indur¨¢in, tienen menos aspiraciones que nunca. El Tour lo viven m¨¢s como una amenaza a su bienestar que como una oportunidad de dar sentido a su carrera. M¨¢s capacidad f¨ªsica se acompa?a de menos iniciativa; el sentido deportivo se sustituye por aspiraciones de tipo laboral. Cumplir la jornada -de forma estajanovista- y a descansar. Es e: peaje de un sistema de grandes equipos, que reproduce en Espa?a el viejo modelo italiano. Salvo alguna excepci¨®n, como k del Kelme, el ¨²nico equipo medio.Laudelino Cubino tiene mentalidad laboral, pero menos. Le cabe el honor de ser el otro espa?ol que sale al Tour con algo m¨¢s en cabeza que cumplir consignas. El bejarano del Kelme es obrero, pero con el rango de especialista. Lo suyo son los triunfos de etapa Cuando ha intentado luchar por la clasificaci¨®n general de las grande vueltas se ha quedado con las ganas y sin nig¨²n triunfo parcial, su elemento vi tal. La soluci¨®n: coger un mapa y se?alar la etapa ideal, a ser posible con algunos puertos y no muy tard¨ªa; llegar al Tour. y perder unos cuantos minutos entre la contrarreloj y en el llano, tanto para no malgastar fuerzas como para pasar inadvertido. El d¨ªa d tendr¨¢ todo el equipo a su disposici¨®n. Los kelmes empezar¨¢n con guerras de guerrillas, desanimar¨¢n a posibles competidores y, idealmente en el pen¨²ltimo puerto -en el ¨²ltimo los marcajes son mayores-, dejar¨¢n el camino expedito ara el ataque del bejarano. Todo un plan cuyo ¨¦xito depende luego de intangibles.
Los estajanovistas se reparten en tres equipos. Los del Banesto son los m¨¢s alienados. Trabajan para un compatriota y se sienten m¨¢s part¨ªcipes. El ¨¦xito de Indur¨¢in les revertir¨¢ no s¨®lo en una recompensa econ¨®mica sino en la generosidad del navarro. Los Aparicio, Arrieta, Miranda, Marino Alonso, Davy, Garendia y Uriarte -llaneadores y todoterreno-, saben que s¨®lo deben rendir cuentas a Indur¨¢in durante el Tour.
M¨¢s duro lo tienen los del Mapei, devotos de Rominger a tiempo completo. El suizo se vanagloria de su guardia de corps espa?ola. Su mentalidad es la del gregario a la antigua usanza. El ciclismo es un oficio. Unzaga, Arsenio y Maule¨®n funcionan como aut¨®matas ante las ¨®rdenes. La presencia en el Tour de tanto espa?ol, extenuado por un duro Giro y machacado por las ca¨ªdas, es sin embargo dudosa.
En el ONCE, los Herminio y Leanizbarrutia -dos maestros del trabajo a destajo- saben que ni siquiera van a luchar por un candidato a la victoria. Su trabajo para tanto extranjero se reducir¨¢ a labores de intendencia. Mauri ser¨¢ libre para brillar en las contrarreloj y para empujar en el gran objetivo: la contrarreloj colectiva.
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