El mercado negro de informaciones
De la Rosa amenaz¨® a Conde en 1988 con "el tema de las dos mujeres"
Aunque la informaci¨®n es siempre un elemento de poder, durante los periodos de crisis pol¨ªtica o de bruscos virajes econ¨®micos su utilizaci¨®n como tal es a¨²n m¨¢s extrema. Al comp¨¢s de esa crisis, el proceso de fabricaci¨®n de la informaci¨®n en Espa?a ha experimentado en los ¨²ltimos a?os un cambio en las personas que participan en su producci¨®n. Los profesionales de la comunicaci¨®n -gabinetes de prensa, asesores externos, relaciones p¨²blicas-, los polic¨ªas, agentes secretos, abogados y jueces se han venido a unir a pol¨ªticos, banqueros y diplom¨¢ticos en el proceso de fabricaci¨®n.La degeneraci¨®n del Cesid no s¨®lo ha consistido en poner en marcha un sistema ilegal de escuchas generalizado, cosa que ha podido ocurrir en otros pa¨ªses (sistemas de escuchas de funcionarios y otros ciudadanos en Estados Unidos durante el primer mandato presidencial de Richard Nixon; escuchas en Francia, al servicio del presidente de la Rep¨²blica, durante la ¨¦poca de Fran?ois Mitterrand), sino en convertirse en una cantera de informaci¨®n de los servicios privados o de particulares.
Entre agentes del Cesid, polic¨ªas especializados y los circuitos pol¨ªticos. y empresariales se ha generado, pues, un mercado negro de informaci¨®n, paralelo al funcionamiento cl¨¢sico de la actividad period¨ªstica, esto es, la b¨²squeda de noticias por parte de los periodistas. Poco a poco, ese mercado negro ha copado la escena. Por dos razones: primera, porque a medida que los clientes particulares o privados iban disponiendo de informaci¨®n sensible (susceptible de ser"ytilizada con ¨¦xito con ¨¦xito contra un rival) comenzaron a trasvasarla a los medios de comunicaci¨®n; segunda, porque los propios medios comenzaron a ser clientes de ese mercado. Por su despliegue p¨²blico, Javier de la Rosa, ya desde los primeros ochenta en el Banco Garriga Nogu¨¦s, fue conocido en el mercado como un glot¨®n de informaciones sensibles, sea bajo la forma de grabaciones telef¨®nicas, noticias y fotografias. y, a medida que la t¨¦cnica se ha ido perfeccionando, v¨ªdeos. Hace un par a?os fue ¨¦l quien advirti¨® a La Zarzuela, por ejemplo, que hab¨ªa pagado 60 millones de pesetas para adquirir un conjunto de fotografias que un grupo oordinado de paparazzi hab¨ªa captado del rey Juan Carlos tomando el sol desnudo a bordo de su yate en Mallorca. Mucho m¨¢s tarde, hace ahora dos meses, una copia de esas fotos ha aparecido en una revista italiana.
De la Rosa tambi¨¦n jug¨® fuerte contra Mario Conde en. 1988, cuando ¨¦ste acababa de llegar a Banesto. No llevaba Conde m¨¢s de un mes en el banco cuando solicit¨® un informe interno sobre la situaci¨®n del Banco Garriga Nogu¨¦s, entidad filial de Banesto que hab¨ªa sufrido un quebranto patrimonial de 98.326 millones.
Por aquellas fechas, JR, como ya se le llamaba, ten¨ªa varios frentes abiertos como jefe m¨¢ximo de Kuwait Investment Office (KIO) en Espa?a. Estaba en plena batalla por el control de la sociedad Explosivos R¨ªo Tinto (ERT) para intentar "hacer un favor" al Gobierno (la empresa se deslizaba entonces hacia la suspensi¨®n de pagos). En el Ejecutivo hab¨ªa ciertas diferencias que no terminaban de aflorar sobre el asunto. Mientras los ministerios de Industria y Hacienda apoyaban la entrada de KIO en ERT, el Ministerio de Defensa tuvo reticencias, aunque sin presentar una batalla frontal. JR encargo un informe confidencial, un dossier, vaya, sobre Mario Conde por aquellas fechas, primeros meses de 1988, para chantajear a Conde si ¨¦ste intentaba utilizar el asunto de la quiebra del Garriga Nogu¨¦s contra ¨¦l. Conde, a su vez, utiliz¨® la informaci¨®n elaborada en su propio banco para exigir a JR alg¨²n tipo de compensaci¨®n, antes de llegar al terreno de la acci¨®n penal. La idea era que JR se quedara con una de las sociedades que hab¨ªa originado fuertes p¨¦rdidas en Garriga Nogu¨¦s -Quash -Tierras de Almer¨ªa- y que, a cambio, entregara a Banesto la participaci¨®n que KIO-Torras ha b¨ªa tomado en ERT. Por aquel entonces, el equipo de Conde elabor¨® un informe en el que ve¨ªan con ojos interesantes que Banesto se introdujera en el nego cio de los armamentos, entre otros.
Conde intent¨® ganarse a Serra, de quien conoc¨ªa su animadversi¨®n contra Javier de la Rosa. La antipat¨ªa ven¨ªa desde la etapa de Serra como alcalde de Barcelona, a finales de los setenta, cuando estall¨® el esc¨¢ndalo de la Zona Franca, un asunto tras el cual el padre de JR, el abogado del Estado Antonio de la Rosa, se fug¨® de Espa?a con m¨¢s de 1.000 millones de pesetas y permaneci¨® largos a?os en Panam¨¢ bien protegido por el poder. El entonces presidente de Banesto invit¨® al ministro de Defensa a comer en el banco. ?e habl¨® de su inter¨¦s por ERT e intent¨® explotar la animad versi¨®n de Serra por JR.
Pero la cosa no prosper¨®. Finalmente, JR, con el dinero de los kuwait¨ªes, se hizo con ERT. Pero Conde sigui¨® presionando a De la Rosa, utilizando como arma el asunto Garriga Nogu¨¦s en la batallapor el control del Banco de Central. JR representaba la participaci¨®n de KIO y los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer en la sociedad Cartera Central, un 12,25% del Banco Central. Para ir a una fusi¨®n con el Central, Conde quer¨ªa que fuera a Cartera Central. Para ello utiliz¨® la amenaza de una querella contra JR para que ¨¦ste rompiera la sociedad con los Albertos y vendiera sus acciones. A fin de contrarrestar este chantaje, JR exhibi¨® su propio dossier y se lo entreg¨® a sus socios, los Albertos.
Hay varios testigos presenciales, seg¨²n los cuales, en la v¨ªspera de la junta de accionistas de Banesto, en junio de 1988, donde pod¨ªa: tratarse el asunto Garriga Nogu¨¦s, JR llam¨® por tel¨¦fono desde su despacho a Conde y le amena z¨® sin ambages, invocando que est¨¢ este tema de las dos mujeres" (el dossier habla de presuntas relaciones amorosas de Conde) y "qu¨¦ hacemos, Mario". La citada junta no procedi¨® contra JR. Hace algu nas semanas, en un programa de radio, De la Rosa, que ahora mantiene una relaci¨®n de amistad intensa con Conde, admiti¨® que hab¨ªa encargado el citado dossier. Tambi¨¦n los Albertos sufrieron la presi¨®n en esta guerra al ser publicadas fotograf¨ªas, sobre su vida ¨ªntima que provocaron sus respectivos divorcios y un deterioro de su imagen en aquellos a?os. Los aviones privados, que tanto Hachuel como JR, por ejemplo, pose¨ªan, eran alquilados o prestados para viajes "discretos", proporcionando v¨ªa azafatas o pilotos informaci¨®n deliciosa a sus propietarios. Durante aquellos a?os, Conde fue asesorado por Jacques Ha chuel, que pose¨ªa una empresa llamada H. Seguridad. ?sta daba cobertura a los agentes secretos israel¨ªes expertos en la materia que ten¨ªan su propia empresa, International Consultants on Targeted Security (ICTS), que carec¨ªa de licencia para operar en Espa?a. Los israel¨ªes se ocuparon de rastrear informaci¨®n para Conde, de su seguridad personal y de entrenar gente para futuras empresas que m¨¢s tarde se crear¨ªan. Hachuel tuvo problemas por aquellos a?os, 1988, con el entonces director general de la Polic¨ªa, Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Colorado. Ambos se conoc¨ªan y ten¨ªan cierta amistad. Pero, al parecer, Hachuel manipul¨® esa amistad para que sus empresas actuasen en asuntos de se guridad (pinchazos telef¨®nicos in cluidos) como si Madrid fuese una ciudad sin ley. Rodr¨ªguez Colorado y Hachuel se pelearon un d¨ªa a gritos por estos asuntos.
Pinchazos, asaltos...
Y Conde tambi¨¦n fue objeto de reprimendas por parte del ministro de Defensa. Narc¨ªs Serra le advirti¨® que sus actividades eran ilegales y que ser¨ªan sancionadas. Tanto JR como Conde, y otros empresarios en menor escala o de forma puntual, utilizaron gente procedente de la polic¨ªa, especialmente de la Brigada de Interior, o compraron informaci¨®n a empresas especializadas. En el caso de Checking, compa?¨ªa formada por Francisco Alvarez o Paco G¨¢lvarez, como se le llamaba en 1988, en Bilbao, implicado en los GAL y hoy en libertad bajo fianza.Otros agentes trabajaron por su propia cuenta. Es el caso de Jos¨¦ Pepe Villarejo, que fue contratado en el asunto Ibercorp, cuando sus propietarios intentaron defenderse, en 1992, de lo que calificaron como un "ataque desestabilizador". Pinchazos telef¨®nicos a periodistas, asaltos a oficinas con robo de ordenadores, seguimientos, trasvase de la informaci¨®n obtenida al Cesid. Todo esto ocurri¨® durante aquellos d¨ªas, en lo que fue uno de los primeros esc¨¢ndalos financieros con intervenci¨®n de agentes, informes y servicios de seguridad privados.
El s¨ªmbolo de la virtual conexi¨®n entre el Cesid y el mercado negro de informaci¨®n surgi¨® como resultado de una crisis entre la polic¨ªa y los servicios secretos en Barcelona. La polic¨ªa descubri¨® una red de escuchas telef¨®nicas montada por el ex agente Miguel Legarza Egia, El Lobo, para el editor de La Vanguardia, Javier God¨®, a fin de descubrir la actitud presuntamente desleal de un grupo de directivos, en octubre de 1991. M¨¢s tarde God¨® acudi¨®, tras una recomendaci¨®n del Gobierno, al Cesid, ante el propio Emilio Alonso Manglano, para contratar al coronel Francisco Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez, quien dej¨® el servicio para integrarse en el grupo de God¨®.
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