"Yo he dado a Madrid el baile que no ten¨ªa"
Cuenta Alberto (Sig¨¹enza, 1950) que desde hace cuatro a?os est¨¢ haciendo m¨¦ritos con su novia, "la cl¨¢sica bailarina con lesi¨®n". Tanto uno como otro son amantes (adem¨¢s) del baile, pero se diferencian en que mientras ella es capaz de bailar con suced¨¢neos, a Alberto le resulta imposible, por eso ¨¦l la toma a ella y, en casa, le canta ritmos en seco. Y bailan. Tambi¨¦n se di ferencian en que ella puede bailar en el Swing, los mi¨¦rcoles; ¨¦l, no mucho, est¨¢ demasiado ocupado all¨ª mismo atizando al personal. Y es que, por mucho que cante temas compuestos, arreglados, dirigidos e interpretados por ¨¦l, ante todo, lo que se considera es un animador de baile. Y esto tambi¨¦n tiene sus ventajas, porque mientras ¨¦l se regocija a ritmos de cha ?chach¨¢, calipso, guaracha, cumbia, merengue, bolero, y a¨²n m¨¢s que se omiten, tiene frente a s¨ª a los noct¨¢mbulos entregados al baile. Desde, gente ilustrada, mujeres que bailan el pasodoble unas con otras, mirones de esos que escurren los hielos de la copa, y... "hasta la mujer de los sue?os de uno en brazos de cualquiera". El otro d¨ªa, una vecina del inmueble, al bajar la basura se encontr¨® con todo esto a los pies de su casa y no quiso perderse semejante algarab¨ªa. Y bail¨® en zapatillas. El baile, dice Alberto, es el espect¨¢culo m¨¢s completo despu¨¦s del circo. Pregunta. ?Y qu¨¦ pueden tener en com¨²n ?ngel Cristo y usted?
Respuesta. En el circo y en el baile se trabaja para sacar la fantas¨ªa a la gente.
P.?Hay poca fantas¨ªa en esta ciudad?
R. S¨ª, pero los ¨²ltimos que tienen la culpa son los propios madrile?os. En Madrid hay muchas cosas, ?y ad¨®nde va la gente?, adonde dicen las grandes campa?as publicitarias.
P. No se queje, que con sus bailes los mi¨¦rcoles no descansa nadie.
R. He dado a Madrid el baile que no ten¨ªa. Aqu¨ª s¨®lo hab¨ªa salsa para los latinos, salas para la gente que baila contando los pasos y no bebe; despu¨¦s, las bo?tes tipo a?os cincuenta, donde va el se?or con el aplique de peluqu¨ªn y, por ¨²ltimo, las orquestas con sintetizadores, algo horrible. Pero no me quejar¨¦.
P. ?Ha cambiado mucho esta ciudad desde que actuaba en La Mandr¨¢gora con Sabina y Krahe en el 81?
R. La guerra del Golfo marc¨® mucho, la gente ahora sale menos.
P. Despu¨¦s de recorrer toda Espa?a durante 10 a?os, por fin vuelve a casa.
R. Despu¨¦s de cantar la m¨²sica de siempre por tugurios infames, pueblos que no est¨¢n ni en los mapas y. palacios de los que no me est¨¢ permitido hablar, me detengo ahora para coger el pr¨®ximo curso con m¨¢s fuerza.
Alberto P¨¦rez. Caf¨¦ Swing (San Vicente Ferrer, 23). Mi¨¦rcoles, a las 23.30.
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