La UE ofrece cooperaci¨®n al Mediterraneo a cambio de reformas y estabilidad
Cooperaci¨®n a cambio de estabilidad. Esta es, en resumen, la oferta que la Uni¨®n Europea (UE) har¨¢ a finales de noviembre en la Conferencia Euromediterr¨¢nea de Barcelona a sus 12 socios ribere?os del Mare Nostrum. A cambio de 750.000 millones de pesetas en cooperaci¨®n en el pr¨®ximo lustro, a repartir en la pr¨¢ctica entre ocho pa¨ªses, y de un monto equivalente en cr¨¦ditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), los Quince pretenden nada menos que los pa¨ªses ¨¢rabes liberalicen sus econom¨ªas e introduzcan ciertas dosis de democracia para lograr as¨ª una mayor estabilidad pol¨ªtica.
La Conferencia Euromediterr¨¢nea es, probablemente, el acontecimiento m¨¢s llamativo del semestre espa?ol al frente de la UE, pero no es una idea nueva surgida en los ¨²ltimos meses. El proyecto empez¨® a esbozarse a finales de la d¨¦cada pasada. Se inspir¨® entonces en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), que, a partir de 1975, foment¨® la distensi¨®n en el Viejo Continente. En esa CSCE, trabajaban para el Mediterr¨¢neo un diplom¨¢tico espa?ol, Miguel ?ngel Moratinos, y otros hom¨®logos suyos de Francia, Italia y Portugal. En septiembre de 1990, el entonces ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, anunci¨® el proyecto en p¨²blico en Mallorca junto con su hom¨®logo italiano, Gianni de Michelis, pero despu¨¦s se archiv¨®.El Mediterr¨¢neo viv¨ªa entonces de lleno la crisis provocada por la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait y a nadie le pareci¨® oportuno el momento. Habr¨ªa que esperar a que se pusiera en marcha el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo para que resurgiera con fuerza la idea, aunque redise?ada geogr¨¢fica y pol¨ªticamente.
A la cita barcelonesa s¨®lo han sido convocados por la Uni¨®n sus socios mediterr¨¢neos, los que tienen vocaci¨®n de ingresar alg¨²n d¨ªa en ella (Chipre, Malta y Turqu¨ªa), e Israel y los pa¨ªses ¨¢rabes ribere?os (Marruecos, Argelia, T¨²nez, Egipto, Jordania, Siria y L¨ªbano), as¨ª como la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Invitaciones restringidas
Numerosos pa¨ªses terceros han solicitado estar presentes al menos como convidados. En la lista de aspirantes a sentarse en segunda fila figuran desde Estados Unidos y Rusia hasta Sur¨¢frica, pasando por Arabia Saud¨ª, Albania y todos los pa¨ªses del Este de Europa y los b¨¢lticos. Felipe Gonz¨¢lez sostuvo el martes en Cannes que, para garantizar la eficacia de la reuni¨®n, ser¨ªa preferible ser muy restrictivo con las invitaciones.
Gonz¨¢lez clausurar¨¢, probablemente, el 28 de noviembre la conferencia ministerial que habr¨¢ inagurado el Rey la v¨ªspera. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, desempe?ar¨¢ tambi¨¦n un papel protocolario, aunque tendr¨¢ m¨¢s oportunidad de lucirse en el foro paralelo sobre el Mediterr¨¢neo que animar¨¢n organizaciones no gubernamentales, universidades y centros de investigaci¨®n ¨¢rabes, europeos e israel¨ªes en la Ciudad Condal.
Al igual que la CSCE ten¨ªa tres cestos, el documento que los emisarios de la Uni¨®n han ido presentando hasta mediados de mayo en las capitales de sus socios mediterr¨¢neos se divide en tres grandes cap¨ªtulos. El primero est¨¢ dedicado a la democracia, la estabilidad y la seguridad. En ¨¦l los Estados firmantes se comprometer¨ªan "al desarrollo del Estado de derecho, de la democracia" y de los derechos-humanos, algo que en cierta medida ya hicieron al suscribir, por ejemplo, la Carta de Naciones Unidas, pero que, despu¨¦s, la mayor¨ªa de los pa¨ªses ¨¢rabes no pone en pr¨¢ctica.
El documento tambi¨¦n incluye una renuncia al uso de la fuerza para solucionar los litigios, al tiempo que hace un llamamiento para que todos se adhieran al Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear, que Israel se niega a acatar, y a los convenios sobre armas biol¨®gicas y qu¨ªmicas que los ¨¢rabes no quieren suscribir mientras su vecino jud¨ªo no renuncie al arma at¨®mica.
Bajo el ep¨ªgrafe Construir una zona de prosperidad compartida, el segundo cap¨ªtulo es, a largo plazo, el que tiene m¨¢s visos de aplicarse. Propone la creaci¨®n de una zona de libre comercio entre la UE y sus socios y, para sentar las bases, insta a adoptar normas de origen y de competencias similares, normas ¨®ptimas de protecci¨®n de la propiedad intelectual y a mejorar los sistemas de certificaci¨®n.
El tercer cap¨ªtulo, titulado Asociaci¨®n en los ¨¢mbitos social y humano, es el que mejor ilustra las preocupaciones de la Uni¨®n con relaci¨®n a los pa¨ªses ¨¢rabes. En ¨¦l los vecinos meridionales se comprometen a "multiplicar sus esfuerzos para reducir las presiones migratorias", a readmitir a sus nacionales que hayan salido de su pa¨ªs y a incrementar su cooperaci¨®n en los controles fronterizos. En materia de drogas se les solicita adem¨¢s una "erradicaci¨®n de los cultivos" y un "fortalecimiento del arsenal judicial de represi¨®n del tr¨¢fico".
?ste es el apartado que m¨¢s reticencias ha suscitado en las capitales ¨¢rabes, que consideran desmesurada la preocupaci¨®n europea por la seguridad. Cada una, sin embargo, alberga temores espec¨ªficos. El Cairo, por ejemplo, no desea adquirir grandes compromisos en materia de derechos humanos cuando est¨¢ enfrascado en una lucha sin cuartel contra los islamistas, y Damasco y Beirut recelan de un foro del que sospechan que pueda ser utilizado por Israel para discutir de cooperaci¨®n regional.
Argelia, el pa¨ªs ¨¢rabe en el que el Estado tiene m¨¢s peso en la econom¨ªa, est¨¢ inquieta por verse obligada a avanzar a un ritmo demasiado r¨¢pido hacia el libre comercio. Marruecos, por fin, teme que la relaci¨®n espec¨ªfica que busca con la UE quede diluida en el revoltijo de Barcelona. Al final, sin embargo, todos acudir¨¢n a la cita, aunque es probable que intenten aguar el documento de la Uni¨®n.
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