El legado oculto del poeta
El autor recuerda la trayectoria ideol¨®gica y personal de Dionisio Ridruejo y afirma que el poeta vivo, cuando pocos cre¨ªan en ella, que la democracia era un proyecto viable
Quiso el destino que Ridruejo muriese el 29 de junio de 1975, un poco antes de que la historia le diera la raz¨®n. El poeta no era un amante de las causas perdidas, como qued¨® demostrado. ?Somos conscientes de lo que le debemos por haber vivido en funci¨®n de lo posible? Ridruejo, con mucho adelanto, cuando pocos cre¨ªan en ella, que la democracia era un proyecto viable, inevitable y bueno y por este proyecto colectivo luch¨® hasta el final; con abnegaci¨®n -renunciando a las vitalicias prebendas que en su condici¨®n de falangista de la primera hora ten¨ªa en el bolsillo, arriesgando sus medios de subsistencia, perdiendo el sosiego necesario para escribir-; con valent¨ªa cruzando, la frontera a pie, como un contrabandista, de ida y vuelta, exponi¨¦ndose a todo tipo de represalias, a seguimientos, a oscurecimientos carcelarios y a campa?as de desprestigio-; conpaciencia -una y otravez-, ante interlocutores duros de pelar, tuvo que dar pruebas de sinceridad, de, buena fe; y con cierto optimismo que s¨®lo los sabios se pueden permitir cuando toca predicar en el desierto. Todo ello bien merece ser recordado, como, parte de su legado, a veces oculto. Muchos espa?oles, al o¨ªr hablar de Ridruejo, s¨®lo recuerdan al joven falangista. ?Se ha salido con la suya la censura del r¨¦gimen, an terior? El joven falangista tuvo audiencia; el dem¨®crata vivi¨® en la zona de oscuridad a donde iban a parar las personas desafectas. Su argumento vital dej¨® pocas huellas a la vista de todos, hasta el punto de que todav¨ªa hoy, 20 a?os despu¨¦s de su muerte es imprescindible esbozarlo, si no queremos malversar su me moiia ante quienes no le conocieron. Vale la pena: expresa buena parte de nuestra historia. No es toy recordando a un, exc¨¦ntrico.Para entender la conversi¨®n de un chico de pueblo en un joven fascista, pueden servirnos los instruentos de c¨¢lculo de Marx, despu¨¦s de ver a qu¨¦ clase social pertenec¨ªa (la falta, de provincia), en qu¨¦ internados estudi¨® (jesuitas, agustinos), qu¨¦ elementos de juicio le fueron negados (los errores modernos) y por qu¨¦ van guardia literaria se vio inspirado el muchacho (la de Genio de Espa?a). A ello habr¨ªa que sumar el azar (a los 22 a?os de edad cono ci¨® a Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera; descabezada la Falange original en el mismo comienzo de la guerra civil, se encontr¨®, de s¨²bito, a los 24 a?os, en primer plano). Para entender la transmutaci¨®n del falangista en el dem¨®crata, nos har¨ªa falta no s¨®lo sentir, de alguna manera, la amargura que sufri¨® el joven Ridruejo ante la, evidencia de que su peculiar, manera de entender la revoluci¨®n igualitaria era ajena a la realidad, sino tambi¨¦n acompa?arle, desde ese punto de partida, en su camino hacia las fuentes del pensamiento ilustrado y liberal, mirar a: Espa?a desde fuera, desde la Europa de la posguerra, y dejar aflorar ante nuestros ojos los valores humanos que le fueron inculcados en su casa, cu¨¢ndo era un ni?o (entre los cuales destacaron la tolerancia y la g¨¦nerosidad).
En 1942 Ridruejo rompi¨® frontalmente con el r¨¦gimen de Franco, todav¨ªa desde su ideal falangista. Gracias a esa ruptura el poeta pudo encontrarse a s¨ª mismo, estar agusto con la conciencia, guardar fidelidad a lo que a¨²n la merec¨ªa y pensar el mundo por cuenta propia Luego, tras cinco a?os deconfinamiento y una temporada en Italia, tras rechazar vanas oportunidades de reengancharse al carro de los vencedores, se embarc¨® en la. empresa aperturista de principiosde la d¨¦cada del cincuenta. Por apurarla al m¨¢ximo, puso de manifiesto sus l¨ªmites, con lo que qued¨® claro que ciertas cosas no se pueden hacer a medias. En efecto, ya en 1956 fue encerrado en la c¨¢rcel de Carabanchel. El confinado de 1942 hab¨ªa sido un fascista; el presidiario de 1956 era un dem¨®crata.
Como vemos, Ridruejo se neg¨® a ser un simple reh¨¦n de su pasado para lo cual hizo uso de cierta libertad esencial que Kierkegaard nos atribuy¨® a todos, la ¨²nica que, aunque limitada, permite explicar algunas manifestaciones humanas que escapan al f¨¦rreo determinismo hist¨®rico y a las miserias psicol¨®gicas propias de nuestra condici¨®n. Quisiera subrayar que los actos heroicos de Dionisio Ridruejo tuvieron siempre un trasfondo compartido, raz¨®n por la cual s¨®lo en la superficie se pudieron confundir con actos de extempor¨¢nea rebeld¨ªa individual. Por eso, si bien. realiz¨® actos ins¨®litos -cambiar, por razones morales, una participaci¨®n en el poder por la c¨¢rcel-, podemos estar seguros de que lo que ¨¦l hizo bastantes m¨¢s lo meditaban sin llegar a decidirse.
Pasando por las mazmorras del mismo r¨¦gimen que hab¨ªa ayudado a instaurar, Ridruejo se convirti¨® en una conciencia comunicante, capaz de descubnir los puntos de encuentro entre hombres de distinta filiaci¨®n pol¨ªtica, de ambos lados de las trincheras de 1936, y as¨ª pudo. servir de referencia a la generaci¨®n que venia despu¨¦s (la cual todav¨ªa corr¨ªa el riesgo de permanecer sujeta a la l¨®gica fatal de aquellos). En definitiva, tras alistarse voluntaria mente entre los vencidos, se encontr¨® en condiciones de allanar el camino hacia la democracia que hoy. disfrutamos, en la que, como ¨¦l dec¨ªa, siempre estaremos llamados a perfeccionamos.
Ser¨ªa propio de despistados recordar exclusivamente al falangista o declarar que fue un, hombre contradictorio y nada m¨¢s. Aqu¨ª todos hemos tenido que contradecimos en nuestro interno y a veces p¨²blicamente para ganar el presente y el futuro, para soltar ciertos lastres ideol¨®gicos y fragmentos del pasado que habr¨ªan hecho imposible el gran acuerdo democr¨¢tico... con la diferencia de que ¨¦l se adelant¨® unos cuantos a?os. Yo creo que, como m¨ªnimo, Ridruejo bien podr¨ªa permanecer en la memoria de sus contempor¨¢neos como una prueba de que la renuncia a los ideales absolutos y excluyentes no implica necesariamente un descalabro ¨¦tico, una precipitaci¨®n la rapacidad o el cinismo, un pasarse de rosca, porque bien puede, implicar, como, en su caso, el descubrimiento de nuevas energ¨ªas morales en la fuente misma. del humanismo que tanto necesitamos.
es escritor. Ha sido secretario de Dionisio Ridruejo.
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